AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

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Los dibujantes Cabu, Tignous, Charb y Wolinski fueron víctimas de la masacre perpetrada esta mañana en la sede del periódico Charlie Hebdo .

Georges Wolinski fue un artista nacido en Túnez 28 de junio 1934 de una madre franco-italiano y un padre judío polaco. Antes de enviar sus primeros dibujos en la revista Rustica en 1958, empezó a trabajar en el negocio de tejido de su padre. Durante los acontecimientos de mayo del 68, Wolinski – que comenzó a dibujar en Acción, fundó con Sine el periódico L’Enragé. El periódico desaparece rápidamente, pero el tono de Hara-Kiri Hebdo (entonces Charlie Hebdo) comienza a definirse.

Así inició la carrera de uno de los más traviesos de los rebeldes al sistema. Encontramos su línea y su ingenio en L’Humanité, JDD, Le Nouvel Observateur y Paris Match, donde todavía estaba trabajando antes de ser asesinado. Amante de las mujeres, tierno maniático sexual, gran amante de los puros, fue su amigo Serge Lentz que lo describió una especie de Janus. “A pesar de su apariencia de bestia, es modesto, amable y leal”, confesó el escritor del Nouvel Economiste hace diez años.

“Soy un idiota, pero cuando veo lo que las personas inteligentes han hecho del mundo …” era una de las máximas favoritas del dibujante.

El artista dijo que quería ser incinerado. Incluso le comentó a su esposa: “Echa mis cenizas por el inodoro, así veré tu trasero todos los días.” Ésa fue la mente Wolinski.

Aunque no era amante de los honores, Wolinsky aceptó la Legión de Honor que Jacques Chirac le había dado.

De la muerte, hablaba a menudo, “No tengo muchas soluciones a este problema. Un cómico no puede creer en la religión, porque es un hombre que está solo y tiene miedo”. Para él, nada podía curar el miedo a la muerte: “Los caricaturistas trabajan por desesperación. Muchos de mis amigos están muertos, y no veo a mucha gente, a excepción de Cabu “. George tenía un gran temor: que su amigo Cabu falleciera antes que él, dejándolo solo, el último de la banda.

La locura islámica asesina se llevó finalmente a los dos, en una de esas salas de redacción que tanto amaban. Wolinsky acababa de celebrar su cumpleaños número 80.