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ELHANAN MILLER

Homosexual, convertido al cristianismo, hijo de una familia militante palestina le cuenta al Times de Israel que encontró compasión donde menos lo esperaba, y más lo necesitaba.

Un adolescente palestino fue arrestado en Tel Aviv a finales del 2006 por entrar ilegalmente a Israel. Era la tercera vez que el chico de 15 años de Nablus había cruzado hacia Israel, huyendo de su padre abusivo. Ahora con 24 años, abiertamente homosexual y converso al cristianismo, está luchando por su vida para permanecer como refugiado en Canadá.

El muchacho pertenecía a una familia aristocrática, en términos islamistas palestinos. Su abuelo materno Said Bilal, era el jefe de la Hermandad Musulmana en Nablus, quien supervisó las actividades de su rama palestina, Hamás. Su tío Muaz Bilal, fue condenado en el 2002 por un tribunal israelí a 26 cadenas perpetuas por el envío de terroristas suicidas al centro de Jerusalén a finales de los 90, matando a 21 israelíes e hiriendo a 300 en dos ataques separados. Otros dos tíos Bakr y Obada Bilal, un comandante militar de campo de Hamás y experto en explosivos, respectivamente, fueron liberados de la prisión israelí como parte del intercambio de prisioneros Gilad Shalit en octubre, 2011.

El problema en el país comenzó cuando, siendo un adolescente, cuestionó las creencias y las acciones de sus padres, ambos partidarios ardientes de Hamás.

“Acabé teniendo una gran pelea con ellos, y huí hacia Israel”, dijo el joven a El Times de Israel en una conversación telefónica el lunes desde Edmonton, Canadá, donde finalmente pidió asilo político. Una trágica experiencia en una celda de una prisión israelí esa noche desató una cadena de acontecimientos que convertirían el sistema de creencias del adolescente en su cabeza, llevándolo a convertirse al cristianismo y cambiar su nombre por el de John Calvin, en honor al teólogo francés del siglo XVI.

Un incidente horripilante que me sucedió en la cárcel. Fui violado por un musulmán, y terminé asistido por psiquiatras judíos y por la administración de la prisión, que me ayudaron a atravesar lo peor que me ha sucedido en mi vida. Eso terminó por cambiar mi vida por completo. Todo el personal trató de ayudar, incluyendo el director de la cárcel… Trataron de mantenerlo en secreto debido a la cultura en prisión e incluso me hicieron un seguimiento después de mi liberación. Esta no era la imagen con la que yo crecí sobre el pueblo judío“.

Calvin dijo que le enseñaron a creer que los judíos eran ‘monstruos cuyo objetivo en la vida es asesinar y destruirnos en cada oportunidad que consigan’

Calvin, quien pidió que su nombre verdadero fuese retenido por miedo a que su familia le persiguiera y le hiciese daño, dijo que le enseñaron a creer que los judíos eran ‘monstruos cuyo objetivo en la vida es matarnos y destruirnos en cada oportunidad que se les presente”. “Pero lejos de intentar destruirlo, los carceleros de Calvin mostraron “humanidad y compasión”, dijo.

“Perdí la fe en todo lo que sabía. Mi creencia colapsó sobre sí misma y fue totalmente destruida. A partir de ese momento, tuve que desarrollar mis propias creencias e ideologías [luego de haber sido] expuesto a la verdad – de que los judíos no son los monstruos que me enseñaron eran. En realidad eran personas normales que mostraron humanidad y compasión en mi momento de necesidad”.

Este definió su educación como “extremista”, citando de memoria una tradición oral Islámica (hadith) que le fue enseñado en la escuela secundaria indicando que “el que muere sin haber librado un ataque por el bien del Islam ha muerto como infiel”.

“En casa, memorizábamos el Corán y estudiamos la doctrina islámica. Éramos una familia con base en la fe”, dijo.

A su regreso a Nablus, Calvin se distanció de su familia, y se limitó a visitar su casa una vez a la semana. Se empleó como zapatero, comiendo y durmiendo en el taller. Alrededor de la misma época Calvin, el mayor de cuatro hermanos, comenzó a tomar interés por el cristianismo, secretamente leía la Biblia lejos de los ojos vigilantes de sus padres.

Para cuando tenía 19 años, estaba listo para convertirse formalmente. Pero cuando en marzo, 2010 su madre lo sorprendió hablando por teléfono con un sacerdote a quien había llamado para preguntarle por el bautismo, se desató el infierno. Después de confesar sus creencias cristianas a sus padres, su padre trató de apuñalarlo, y Calvin saltó por la ventana para escapar. Se escondió en otra ciudad de Cisjordania, donde se unió a una comunidad cristiana y comenzó a asistir a los servicios religiosos.

Allí conoció a un pastor canadiense que le ofreció una beca para un instituto bíblico en Toronto, que rechazó. Pero en junio de ese año en Ramala, se encontró con su padre, quien lo agredió físicamente. Calvin fue arrestado y enviado a una cárcel de la Autoridad Palestina en Nablus por “perturbar la paz pública”. Fue colocado en una celda con más de 60 presos, muchos de ellos miembros de Hamás, algunos con pena de muerte.

‘La primera vez que entré a una cárcel en la Autoridad Palestina, los internos me dieron tres días para arrepentirme y convertirme de nuevo al Islam o morir siendo apostata’.

“Por primera vez en mi vida vi que a los presos se les permite tener cuchillos en la cárcel”, dijo.

Calvin dijo que la administración en la prisión de la Autoridad Palestina estaba consciente de su situación pero sin embargo le informó a los reos peligrosos de su historial, permitiendo también a los clérigos musulmanes entrar en su celda y tratar de convertirlo de nuevo al Islam, pero fue en vano. Un mes más tarde fue liberado de la cárcel, todavía siendo un cristiano creyente. No se presentaron cargos contra él, y nunca se enfrentó a un juez.

Luego de una corta estancia con su abuela – a quien describe como “la primera dama de Hamás”, y quien también trató de convencerlo de que volviera al redil musulmán – Calvin se enteró del plan de su padre para asesinarlo. Amigos le ayudaron a huir a Jordania, donde aceptó la beca para estudiar en Canadá. A finales de diciembre, 2010 llegó a Toronto, mudándose posteriormente a Alberta para concluir sus estudios de teología en el 2012.

Calvin llegó a Canadá con una visa de estudiante, solicitando la condición de refugiado en junio, 2011. Sin embargo, en julio, 2012 su caso fue suspendido por la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá, cuando el Ministerio de Seguridad Pública decidió que la asociación de Calvin con su familia en Nablus antes de los 18 años constituía una membrecía en Hamás, que Canadá designa como una organización terrorista.

A raíz de un toma y dame legal con el CBSA en los últimos dos años, a Calvin se le informó el último día de Año Nuevo 2015 que su solicitud de refugiado le había sido negada y que podía ser deportado en 30 días, luego que un funcionario de inmigración descubrió que había ayudado a sabiendas a Hamás mediante la transferencia de mensajes codificados a través de los puestos de control israelíes e incluso disparándole a los jeeps de las FDI, mientras daba testimonio en las oficinas de inmigración canadienses. Calvin le dijo al diario canadiense Edmonton Journal el lunes que no entendía los mensajes que transmitió y nunca disparó el arma, que le dio como regalo de cumpleaños su abuelo a los 14 años.

Calvin está ahora disputando la orden de deportación en la corte federal, con la ayuda de amigos que han puesto en marcha una campaña de ayuda de fondos para él, así como también una apelación al Primer Ministro de Canadá Stephen Harper. Este está seguro de que lo van a asesinar si es deportado de vuelta a los territorios palestinos.

“Una orden de deportación es equivalente a una sentencia de muerte. Incluso si no fuera porque soy cristiano, sería porque soy homosexual”, dijo Calvin, quien les contó a sus padres en una llamada telefónica desde Canadá hace dos años. “Les dije: ‘Soy homosexual y lidien con eso. Realmente no me importa lo que piensen’”.

Todavía a veces llama a su madre – quien se separó de su padre en el 2012 – desde un número de teléfono encubierto. “Incluso en Canadá no estoy absolutamente seguro del daño que me puede hacer mi familia”, dijo.

Calvin se da cuenta de lo similares que su historia es a la del “Príncipe Verde” Mosab Hassan Yousef, el hijo del líder de Hamás Hassan Yousef, que se convirtió al cristianismo y huyó a los Estados Unidos después de servir como informante de la agencia de seguridad interna de Israel, Shin Bet.

“Nos conocimos en una fiesta de un amigo en común en Canadá. Él parece ser una persona amable, decente, aunque yo realmente no lo conozco”, señaló. “Sin embargo, en mi caso no trabajo con la inteligencia israelí”.

Recordando sus experiencias en Israel hace ocho años, el mensaje de Calvin era optimista. “No juzguen un libro por su portada”, dijo. “A veces el acto más pequeño, más simple de bondad y compasión puede cambiar la vida de alguien para siempre, como yo”.

Fuente:hatzadhasheni.com