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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

El significativo descenso de los precios internacionales del petróleo desde la segunda parte del 2014 hasta mediados de enero del 2015, que supera el 50.0%, tomando como referencia el crudo WTI y el Brent, respectivamente, que los colocó en menos de 49 dólares por barril, el nivel más bajo en casi 6 años, ha afectado negativamente los ingresos de los países productores de petróleo con incidencia directa en las finanzas de sus gobiernos, así como en el desempeño de los mercados financieros, bursátiles y cambiarios globales.

La caída de las cotizaciones tiene un origen multifactorial, empero, el mayor peso se debe a la sobreoferta en los mercados mundiales, derivada en buena medida del substancial aumento de la producción de petróleo de esquisto por parte de EUA y en menor proporción la reactivación de la producción petrolera de Irak y Libia, entre otros países; al mismo tiempo se ha frenado la demanda de petróleo de Europa y China, principalmente, por una menor actividad productiva. A pesar de la sobreoferta petrolera en los mercados, el Ministro del Petróleo de Arabia Saudita, el principal exportador del crudo del mundo, Ali al-Naimi, ha expresado que la OPEP, que genera 30 millones de barriles de petróleo diario, no recortará su producción a fin de mantener su cuota en el mercado mundial. Naimi considera que la disminución del precio del petróleo es temporal, empero, no tiene certeza de cuándo volverá a subir; incluso piensa que la baja continuará en el corto plazo. En este ámbito, el Banco de Inversión Goldman Sachs ha señalado que el WTI y el Brent podrían llegar a cotizar en 30 dólares el barril y que los precios del crudo podrían mantenerse bajos este año y parte del próximo, quizá pudieran subir en el segundo o tercer trimestre del 2016 cuando promediarían 70 dólares por barril para el tipo Brent y 65 dólares para el WTI.

En el contexto petrolero global los importadores de crudo experimentan “alivio” en sus cuentas con el exterior, y en general, tienen menores presiones inflacionarias; no obstante, las empresas de energía que han invertido en la producción de petróleo de elevados costos (aguas profundas o en la explotación de esquistos) con apoyo de bancos, están enfrentando dificultades financieras. La sobreoferta de petróleo está propiciando que muchas empresas petroleras renegocien sus contratos con gobiernos, e incluso, estos están cancelando el uso de plataformas rentadas; destaca que más de 100 de ellas en EUA se han desocupado. Consultores internacionales del sector petrolero estiman que una buena parte de la producción de esquisto en EUA está en el límite de su rentabilidad o por debajo. Muchas de las empresas pequeñas y medianas están operando con déficits en sus flujos de efectivo y “si agotan los fondos para perforación, la producción podría caer rápidamente, arrastrando a los bancos que las han apoyado y el auge del petróleo estadounidense terminaría, aunque los precios del crudo subirían”.

En el entorno petrolero México ya resiente los efectos de los precios bajos; Pemex ha empezado a instrumentar algunas medidas para atenuar la reducción de los petroprecios; entre otras el despido de más de 10,000 personas contratadas bajo el esquema de Outsurcing en la región marina noroeste de Campeche; los ajustes podrían llegar a 50,000 trabajadores. En este sentido, es importante destacar que las coberturas contratadas por el Gobierno Federal para amortiguar la baja de los ingresos petroleros sólo cubren a este último; empero, no a Pemex; de aquí que de cara al entorno petrolero adverso Pemex se verá precisado a recortar su gasto en inversión. Así ya se contempla cancelar el alquiler de plataformas; igualmente están en riesgo, por lo menos en corto plazo, las inversiones en fuentes no convencionales de petróleo (esquisto y en arenas bituminosas en aguas profundas) y las inversiones en energías alternativas.

En este marco, el gobernador del Banco de México indicó que de mantenerse las actuales cotizaciones del crudo podría continuar la depreciación del tipo de cambio con impacto en la inflación; también prevé que la economía de México enfrente las repercusiones del cambio en la política monetaria de EUA, las cuales significan un alza en las tasas de interés. Por su parte, el Secretario de Hacienda mencionó que ante la baja de los ingresos petroleros el gobierno podría verse obligado a recortar su gasto; analistas consideran que esta posibilidad podría observarse en el segundo o tercer trimestre del año; una alternativa a la disminución del gasto gubernamental sería el aumento de la deuda pública que finalmente redundaría en un mayor déficit presupuestal, el cual las autoridades se habían comprometido a reducir a partir del 2015.