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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El medio hermano de Abdalá ha asumido algunas de las funciones del rey en este último año.

El nuevo rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdul-Aziz Al Saud, es un veterano de los principales líderes del país, luego de fungir casi 50 años como gobernador de Riad, y servir como mediador de los conflictos en la extensa familia real.

Salman tomó el cargo de ministro de defensa en 2011 y dirigió las fuerzas armadas cuando Arabia Saudita se unió a Estados Unidos y otros países árabes en la lucha contra el Estado Islámico en Siria, el grupo militante suníe que el reino comenzó a ver como una amenaza para su propia estabilidad.

El sucesor de Abdalá toma el poder en un momento en que el reino musulmán ultraconservador y líder petrolero impone presiones sociales a la creciente población joven – más de la mitad de la población de 20 millones es menor de 25 años de edad – en busca de empleo, desafiando los límites de expresión en Internet, donde aparece una crítica rampante contra la familia real.

La salud de Salman ha sido un factor de preocupación, luego de haber sufrido al menos un derrame cerebral que lo ha dejado con movimiento limitado en su brazo izquierdo.

Por décadas, el trono saudí se ha conservado entre los hijos de Al Saud. El príncipe Muqrin, conocido como el menor de los hijos, fue nombrado príncipe heredero a los 69 años en la declaración de la corte real que proclamó a Salman como rey.

En cada sucesión, el reino se aproxima al momento en que la próxima generación – los nietos de Al Saud – tendrá que hacerse cargo. Aunque la familia ha logrado cerrar filas a través de los años, un cambio generacional elevaría el espectro de una lucha por el poder colocando el trono en manos de una parte determinada a expensas de las demás.

El rey Abdalá había llevado a cabo reformas lentas pero importantes para modernizar al país, incluyendo el incremento de la educación y nuevos márgenes con respecto a los derechos de las mujeres. Salman parece respaldar esas reformas, pero también ha expresado su preocupación por avanzar demasiado rápido.

En una reunión de 2007, comentó a un embajador saliente de Estados Unidos que “los factores socio-culturales”, son un indicio de que el cambio debe introducirse lentamente y con sensibilidad, teniendo en cuenta el poder de las múltiples tribus del reino, según un memorándum de la reunión celebrada en la embajada de Estados Unidos y filtrado por el sitio WikiLeaks.

El mismo tema salió a la luz en una entrevista de 2010 con Karen Elliot House, autora de “Sobre Arabia Saudita: Su Gente, su Pasado y su Religión”. Salman mencionó que mientras los estadounidenses se unen a través de la democracia, Arabia Saudita se une en torno a la familia real, los Al Saud. “En Arabia Saudita no puede haber democracia porque en dado caso cada tribu sería un partido y tendríamos un caos parecido al de Irak.

Salman es uno de los llamados “Siete Sudeiri” – siete hijos nacidos de una de las esposas más favorecidas de Abdul-Aziz, Hussa bint Ahmad Sudeiri. Los siete son considerados el centro de poder de la familia. El antecesor de Abdalá, el rey Fahd, fue uno de los siete, al igual que los primeros dos príncipes herederos del trono, Sultán y Nayef, quienes murieron en 2011 y 2012 respectivamente, antes de llegar al trono.

Salman parece haber desempeñado un papel importante en la unión de la familia Al Saud, requiriendo de su intervención frecuentemente. El memorándum de la embajada de Estados Unidos señala un incidente ocurrido luego que el rey Abdullah formalizó el Consejo Lealtad, un cuerpo de los principales miembros de la realeza que se encarga de la votación sobre cuestiones de sucesión en base al mérito y no sólo en la edad. El hermano mayor de Salman, Abdul-Rahman, criticó las nuevas disposiciones hasta que Salman le contestó tajantemente que guardara silencio y regresara a su trabajo.

Salman también es conocido por tener amplios contactos entre las tribus del país y su influencia se extendió aún más a través de una red de empresas familiares, incluyendo una participación en el diario panárabe Asharq Al-Awsat.

En 1963, se convirtió en gobernador de Riad y en 48 años transformó al pueblo aislado y desértico en una ciudad con rascacielos, universidades y cadenas occidentales de comida rápida. Supervisó a la capital de Arabia Saudita en la lucha por mantenerse al día con la demanda de vivienda asequible y suficiente transporte público para sus 4 millones de habitantes. El puesto le otorgó reconocimiento a nivel internacional, alojando a personalidades y enviados internacionales y ayudando a incrementar la inversión extranjera.

En sus conversaciones de 2007 con diplomáticos estadounidenses Salman se expresó en contra de la militancia, pero agregó que el extremismo judío y cristiano ha alimentado el extremismo islámico – aun advirtiendo que los algún día Estados Unidos se verá amenazado por radicales judíos y cristianos. Salman afirmó que la clave para la estabilidad de Oriente Medio es resolver el conflicto palestino-israelí, y puntualizó que Israel es “una carga para los EE.UU.”

Traducido desde Haaretz para Agencia de Noticias Enlace Judío México