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AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

Hoy hace 137 años, el 8 de febrero de 1878, nació en Viena Martin Buber, uno de los más grandes intelectuales judíos de la historia.

Debido a que sus padres se habían divorciado, fue educado por su abuelo Salomon, un famoso erudito rabínico, de quien aprendió TaNa”J (Biblia hebrea), Talmud y la forma de vida tradicional judía.

A los 14 años Buber regresó con su padre y en 1896 comenzó a estudiar Filosofía e Historia del arte en la universidad local, luego continuó en Leipzig y finalmente se doctoró en Berlín, en 1904.

Era políglota: en su casa se hablaba ídish y alemán, en su infancia aprendió francés y hebreo y en la secundaria, polaco.

A partir del Primer Congreso Sionista (agosto de 1897), Buber se adhirió al sionismo y participó de varios de los siguientes encuentros.

A comienzos del siglo XX comenzó a colaborar en la Redacción de la revista del Movimiento Sionista, Die Welt (El Mundo), pero al poco tiempo se vio obligado a abandonar pues sus ideas no coincidían con las de Theodor Herzl, quien centraba los contenidos en la actividad política para el reconocimiento diplomático de las potencias mundiales de su aspiración de establecer un Estado judío.

En cambio, Buber era partidario de Ajad Haam, seudónimo de Asher Tzvi Hirsch Ginsberg, quien sostenía que Éretz (la Tierra de) Israel debía ser el centro espiritual y cultural del pueblo judío.

Por esos años conoció a Paula Winkler, de Múnich, con quien se casará y tendrá dos hijos, Rafael y Eva.

A partir de 1904 Buber se dedicó a estudiar y escribir: publicó su tesis doctoral, tradujo -con gran aceptación- varios textos y relatos jasídicos de Rabí Najman de Brezlav del ídish al alemán y también publicó sobre textos jasídicos.

A poco de declararse la Primera Guerra Mundial colaboró en el establecimiento de la Comisión Nacional Judía, cuyo objetivo era mejorar la condición de quienes vivían en Europa del Este.

En 1916, Buber fundó el mensuario Der Jude (El Judío), uno de los primeros periódicos de Alemania dedicados al pensamiento sionista, el cual se editó por ocho años.

En 1920 creó, con Franz Rosenzweig, la Academia Judía Libre, que a partir del acceso de Adolf Hitler al poder y hasta la Segunda Guerra Mundial se convirtió en el más importante centro de educación para adultos debido a la prohibición de asistencia de los judíos a las escuelas públicas y a pesar de que el partido nazi la obstruyó tanto como pudo.

En 1923, Buber escribió Yo y Tú, donde expone su concepción de la “filosofía del diálogo”, plasmando las relaciones yo-tú y yo-ello, con el propósito principal de un vínculo con la eterna fuente del mundo, representada por D’s, cuya presencia puede encontrarse a diario.

Entre 1926 y 1930 codirigió Die Kreatur (La criatura), y hasta el ascenso de Hitler al poder, en 1933, fue profesor de Teología judía e Historia de las religiones en la Universidad de Frankfurt.

Tras la expulsión de la misma por los nazis, Buber decidió emigrar con su familia a Éretz Israel, lo cual recién concretó en 1938, para ser profesor de Filosofía social en la Universidad Hebrea de Jerusalem, donde enseñó durante trece años, hasta su jubilación.

Durante todos estos años continuó con el estudio y recopilación de leyendas jasídicas.

Por otra parte, Buber consideró necesario resaltar en su obra filosófica los valores fundamentales de la vida y contribuyó a marcar claramente el origen y el destino de toda la existencia humana: la solidaridad, el respeto por el otro, la tolerancia, la no discriminación y el amor por el prójimo, todos los cuales los seres humanos deben recuperar para alcanzar su comunión con D’s.

Estas ideas las mantenía al analizar la situación en Éretz Israel, donde integró y luego lideró el movimiento Ihud, que apoyaba la cooperación entre árabes y judíos.

Martin Buber dejó este mundo el 13 de junio de 1965, en Jerusalem, tras haber publicado también “Los cuentos de Rabi Nachman” (1907), “La leyenda del Baal Shem Tov “(1908), “Sobre el judaísmo” (1923), “¿Qué es el hombre?” (1943), “Entre el hombre y el hombre” (1947), “La fe profética” (1950), “Imágenes del bien y del mal” (1952) y “El conocimiento del hombre” (1966, obra póstuma).

Fuente:prensajudia.com