SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – «Estamos orgullosos de encarnar hoy la renovación y el dinamismo de una Francia que había perdido esperanza en el porvenir de su política tradicional». Estas palabras figuran en la introducción del sitio en internet del UDMF (Unión de Demócratas Musulmanes de Francia).
El nuevo partido politico, fundado en noviembre 2012 por Najib Azergui, tiene la ambicion de participar en las elecciones departamentales en marzo y espera tener un día los medios de reunir 500 firmas para participar en unas elecciones presidenciales. En su presentación, el UDMF declara dificultades económicas, la «crisis de valores» y la «pérdida de confianza» de una cierta Francia en «Estado de emergencia». Su proyecto es permitir a los ciudadanos musulmanes aportar una «alternativa». Para justificar la existencia del UDMF y de su dimensión religiosa, su presidente, Emir Megharbi, compara su partido a los de la CDU (Unión Democrática Cristiana) alemana de Angela Merkel y del PCD francés (Partido Cristiano Demócrata) de Cristine Boutin.
«En la diversidad social y cultural de la que se compone nuestra Nación, el Islam, segunda religión del país, estaba siendo excluido a causa de toda una serie de clichés que esperamos barrer», añade. Ocho listas serán presentadas en las departamentales de Estrasburgo, Avion, Bagneux, Niza, Lyon, Marsella y Mureaux.
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La existencia del UDMF en el paisaje político francés sin embargo suscita reacciones contrastadas y a menudo hostiles. Para Jean Frederic Poisson, presidente del PCD, existe una gran diferencia entre este proyecto y su partido. «Nosotros no tenemos para nada el mismo espíritu porque la inspiración del UDMF parece salida directamente de una aplicación estricta de cierto número de principios del Corán sacados al espacio público».
«No es la aspiración de Partido Cristiano Demócrata». Porque según él, no reposa en «particularismos» sino en las raíces de la cultura occidental o el pensamiento social de la Iglesia, los valores universales, o más aun, en la dignidad de la persona humana. Jean-Frédéric Poisson constata que la irrupción en la escena política del UDMF surge en un momento de «tensiones» entre religiones. Inquieto, previene: «Si entramos en una era de conflicto abierto entre República y religión, creo que Francia no se repondrá».
Consecuencia lógica
El Frente Nacional, juzgando esta aparición como «muy emblemática», dice que es «La consecuencia lógica de todo lo que vivimos». Louis Alliot subraya que este partido, en lo que concierne al «velo» se refiere a prohibiciones. Ve también una «base comunitaria contraria, segun él, a la unidad y la indivision de la república». El vice presidente del FN estima que la decisión «debe ser del ministro del interior». Louis Alliot cree que los franceses musulmanes deben encontrar su sitio en los partidos tradicionales. Critica una deriva y una «americanización de nuestra vida política».
Para Steeve Briois, alcalde FN de Hénin-Beaumont, la presencia de 8 listas en las cantonales es «un ataque a los cimientos mismos de una republica laica», que debe combatir toda forma de comunitarismos.
Karim Ouchikh, el presidente del SIEL (partido cercano al Frente Nacional), es por su parte «hostil, por principio, a todo partido político de vocación confesional». Estima que las reivindicaciones en favor del Halal o del velo en la escuela «no tienen cabida» en la República.
Nicolas Dupont-Aignan, presidente de Debout la France (DLF) muestra su oposición. Sin contestar el derecho a este partido de existir, considera que es un riesgo de «libanización» del país.
«Una catástrofe, añade el diputado de Essonne, para los franceses musulmanes que, para mí, son franceses antes de ser musulmanes». Dupont-Aignan prosigue: «Si tienen éxito dará la razón a todos los que piensan que la asimilación es imposible y si fracasan demostrará lo mismo.
En el partido socialista, Malek Boutih, deputado de Essonne, ve primero al UDMF como una expresión democrática y estima que en Francia «todo el mundo tiene derecho a tomar la iniciativa que desee en el terreno político y ciudadano, es mejor que replegarse a la violencia».
Fuente : Le Figaro
