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Por Anshel Pfeffer

Una vez que finalice la votación a las 22:00 horas del martes, los tres principales canales de televisión transmitirán sus resultados preliminares en base a encuestas realizadas en las urnas. Estos suelen ser bastante precisos, y se actualizan rápidamente con resultados que vienen de distritos que han terminado su conteo. El panorama se esclarece posiblemente antes de la medianoche; pero si la diferencia entre los dos partidos más grandes (Likud y Unión Sionista) no es significativa, y si alguno de los partidos más pequeños se acercan al umbral electoral, puede transcurrir un par de días antes de recibir el conteo de los votos de los soldados y saber con certeza el resultado final de las elecciones. Luego, pasarán largas semanas de negociaciones de coalición en la residencia del presidente.

A continuación, ofrecemos siete posibles escenarios y tramas que podrían tener lugar a partir del martes por la noche:

Escenario 1: Kahlon se une a Netanyahu

Las últimas encuestas otorgaban a la Unión Sionista cuatro escaños más que al Likud. Sin embargo, a pesar de encontrarse a la cabeza, el partido de Isaac Herzog no ha abierto una diferencia tan grande, recibiendo un máximo de 26 escaños. El Likud de Benjamín Netanyahu tampoco ha sufrido un colapso completo y en la mayoría de las encuestas, el bloque de partidos de derecha y religiosos que apoyan a un gobierno del Likud es ligeramente mayor que el de centro-izquierda que probablemente respaldará a Herzog.

Kulanu de Moshe Kahlon, que según las encuestas recibirá 10 escaños podría inclinar la balanza después de las elecciones. En las cercanías de Netanyahu se espera que Kahlon no haya olvidado sus raíces en y luego de cobrar un alto precio a Netanyahu (el Ministerio de Finanzas para empezar) lo recomendará al presidente.

Escenario 2: Herzog forma un gobierno

La gran desventaja del escenario anterior es la evidente antipatía y la desconfianza de Kahlon hacia Netanyahu. Aunque se haya mantenido indiferente durante toda la campaña, existen evidencias de que no ha cambiado de opinión con respecto a su antiguo jefe y estará encantado de derribarlo y servir en el gabinete de Herzog. Kahlon no recomendará que se otorgue el puesto más alto a Netanyahu, pero aún así, Herzog todavía tendrá que hallar una forma creativa para formar una coalición que incluya a ambos partidos ultra-ortodoxos, Shas y Judaísmo de la Torá, además de Yesh Atid para alcanzar una mayoría en la Knesset.

Por el momento, eso parece imposible, ya que los rabinos aseguran que no se sentarán con Yair Lapid en un mismo gobierno. Sin embargo, una vez que finalicen las elecciones, todas las suposiciones desaparecerán y si alguien es capaz de formar esa coalición improbable, será Herzog, el abogado de voz baja y nieto de un rabino.

Escenario 3: Gobierno de Unidad Nacional

En lugar de unirse a otro gobierno de Netanyahu con sus viejos amigos del Likud, Kahlon bien podría optar por el camino del medio y pedir a ambos líderes de los partidos formar una coalición de unidad nacional que incluya a ambos partidos grandes, Kulanu y los ultra-ortodoxos. El Presidente Reuven Rivlin seguramente sería partidario de dicha alternativa. Netanyahu ha descartado esta posibilidad durante la campaña, pero ante la perspectiva de permanecer en la oposición y la muy probable caída política, probablemente entre en razón.

Por su parte, Herzog puede darse cuenta de que compartir con Netanyahu es la única manera de impulsar su imagen y aparecer como líder nacional. El principal obstáculo será quién tomará el cargo de primer ministro. Una rotación entre ambos líderes de los partidos, como en el caso de Shimon Peres e Yitzhak Shamir en 1984 (con el apoyo del padre de Herzog, quien entonces era presidente) es una solución factible. Pero incluso si aceptan la rotación, ¿quién sera el primero?

Escenario 4: Colapso en el Likud

Las elecciones de las últimas dos décadas se han caracterizado por votantes indecisos que suman un valor de seis escaños para uno de los partidos. En 2013, Yesh Atid fue la ¨sorpresa¨ de las elecciones, ganando el segundo lugar con 19 escaños, mucho más allá de las expectativas.

¿Quién sera beneficiado por los votantes indecisos de última hora en esta ocasión? Hay una serie de escenarios posibles. Muchos creen que podría ser Kahlon que todavía es visto como el vencedor inesperado en estas elecciones. Si ex votantes del Likud votan por Kulanu, seguramente será a expensas de Netanyahu, extendiendo así la brecha entre el Likud y la Unión Sionista, facilitando el mandato de Herzog. La formación de una coalición aún requerirá de maniobras pero en este caso, con menos de veinte escaños, el Likud y Netanyahu quedarían fuera.

Escenario 5: Netanyahu cierra la brecha

El Likud ha reflejado un declive lento pero constante en las encuestas desde hace dos meses, pero un repentino cambio de último momento para Netanyahu no es un escenario irrealista. Hay una gran cantidad de miembros del Likud que podrían cambiar de opinión, sobre todo aquellos que en 2013 votaron por Habayit Hayehudi de Naftali Bennett, otorgándole doce asientos, en gran parte, a expensas del Likud. Mientras que Bennett sólo se integrará a un gobierno de derecha, se ha transmitido un mensaje urgente a sus votantes que si no se logra cerrar la brecha entre el Likud y la Unión Sionista, no habrá una coalición de Habayit Hayehudi y el Likud.

La evidencia anecdótica hasta el momento indica que el mensaje es eficaz, ya que cuatro escaños que pasen de Habayit Hayehudi al Likud podrían ser suficientes para cerrar la brecha. La izquierda israelí y gran parte de los medios de comunicación se han mostrado eufóricos en los últimos días ante la posibilidad de despedirse de Netanyahu. El cierre de la brecha los derrumbaría y Netanyahu tendría la posibilidad de formar una coalición si casi logra la paridad con Herzog.

Escenario 6: Desaparición de pequeños partidos

Tres partidos están actualmente rondando peligrosamente cerca del umbral electoral del 3.25 por ciento de los votos. Casi todas las encuestas incluyen a Meretz, Yahad y Yisrael Beitenu en la próxima Knesset, pero el margen de error deja espacio para la duda, sobre todo ante la perspectiva del aumento esperado en el sector árabe con la Lista Árabe Unida. La desaparición de alguno de los tres partidos podría repercutir en el panorama general. Una nueva Knesset sin Meretz dejaría a la Unión Sionista de Herzog como único vestigio de lo que fuera una vez el mayor campo político de la izquierda sionista (incluso el laborismo ya no se considera a sí mismo de izquierda).

Con una gran ventaja sobre el Likud, a Herzog aún le resultaría imposible alcanzar una mayoría sin Meretz y lo mejor que podría esperar sería un gobierno de unidad nacional. En la derecha, la pérdida de Yisrael Beitenu o Yahad representaría un menor golpe para Netanyahu, ya que él cuenta con otros partidos que lo apoyan. Netanyahu incluso sería feliz si el partido de Avigdor Lieberman desapareciera, luego que él se negó a apoyarlo. Si Yahad no logra cruzar el umbral elctoral no será fatal, debido a que al menos uno de sus miembros, el kahanista Baruch Merzel, nunca llegará a ser un miembro de su coalición.

Pero, ¿qué pasará si ambos partidos fracasan? Sin Yahad y Yisrael Beitenu, el bloque de centro-izquierda, probablemente llegaría a ser el más grande desde 1992, negando a Netanyahu un cuarto mandato. El cálculo electoral se vería afectado si Meretz y uno de los partidos de derecha se eliminaran o si los tres desaparecieran, probablemente perjudicando a Herzog.

Escenario 7 – Punto muerto

La próxima semana, una vez que los resultados finales y oficiales se hayan recopilado, comenzarán las consultas con el presidente. El partido que Rivlin considere que tiene mayores oportunidades, recibirá el mandato para formar una coalición en cuatro semanas, con una posible prórroga de dos más en caso de que sea necesario. Ya sea que Herzog o Netanyahu obtengan el visto bueno, casi seguro será un proceso prolongado que arruinará las vacaciones de Pesaj y Yom Haatzmaut de los periodistas políticos y un pequeño grupo de abogados acumulará una pila de futuros favores adeudados.

¿Qué sucede si el candidato seleccionado fracasa? Netanyahu puede mantener una mayoría pero en este caso habrá agotado la confianza y buena voluntad de sus socios potenciales. Herzog podría llevar una importante ventaja, pero podría fracasar al intentar unir a los ultra-ortodoxos con Lapid. Si la primera opción falla, otro político tendrá la oportunidad formar una coalición en cuatro semanas más. Si eso aún no funciona, el mandato pasará a la Knesset recién elegida, donde cualquier miembro puede presentar una mayoría en un lapso de tres semanas.

Incluso en las elecciones más estancadas se ha logrado formar una coalición, pero en esta ocasión los obstáculos pueden resultar insuperables. Si el proceso se agota, se llevan a cabo otras elecciones 90 días después de la fecha límite. ¿Entonces volveremos a las urnas en septiembre? Este es sin duda un pensamiento insoportable pero no un escenario inverosímil.

Fuente: Haaretz

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