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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

En el discurso del Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu (BN),  en la sesión conjunta del Congreso de EUA el pasado 3 de marzo, invitado por líderes del partido Republicano, reafirmó el peligro existente de concretar un mal acuerdo en las negociaciones que realiza Irán con el Grupo 5+1 (Alemania, Gran Bretaña, Francia, Rusia, China y EUA), en virtud de que no bloqueará el proceso que desarrollo de Irán para obtener armas nucleares, sino por el contrario, considera que lo allanaría para producirlas; además, BN pidió en el Congreso que se apliquen más sanciones a Irán para persuadirlo de su programa nuclear. Respecto a esto último, funcionarios estadounidenses comentaron que más sanciones podrían alentar a Irán a abandonar las negociaciones porque su propósito fundamental es que se eliminen las sanciones que han debilitado sensiblemente a su economía.

Previo al discurso, BN había señalado que Israel tenía información secreta sobre el acuerdo provisional que se había logrado, empero, se abstuvo de mencionarlo, quizá porque fue advertido, por parte de funcionarios de EUA, de no hacerlo. Cabe destacar que el discurso causó irritación en el Presidente Barack Obama (BO) por que no fue informado de la visita de BN con antelación; BO desestimó el discurso acentuando los conflictos que recientemente han surgido entre BN y la administración de BO.

En este contexto, un grupo de 47 senadores republicanos escribieron una carta abierta a los líderes de Irán advirtiéndoles que cualquier acuerdo nuclear que firmen con el Presidente BO, no será válido después de que éste deje el cargo en el 2016, indicando “que un asunto que no esté aprobado por el Congreso, es solo un mero Acuerdo Ejecutivo, y futuros Congresos podrían modificarlo”. Por su parte, BO ha consignado que Irán ha tomado acciones específicas para detener su programa nuclear que hacen retroceder los elementos clave del mismo; a su vez, los negociadores del Grupo 5+1 han fijado una fecha límite para alcanzar un acuerdo final: 01 de julio del 2015, por ello BO podría suspender algunas sanciones a Irán que se le impusieron desde el Presidente Bill Clinton en 1995; sin embargo, para que esto suceda, se precisaría la aprobación del Congreso de EUA.

Paralelamente a las negociaciones, Irán instrumenta una intensa campaña para convencer a los medios de comunicación y a la opinión pública de que su programa nuclear “es exclusivamente pacífico y que Irán es víctima de una hegemónica intimidación occidental”. Sin embargo, en la práctica la Organización Internacional de Energía Atómica, OIEA, por sus siglas en inglés, tiene evidencias sobre el trabajo de Irán  en un programa nuclear con fines militares, incluso en su último informe publicado en febrero pasado, señala claramente la falta de cooperación con la OIEA, además de que manifestó que Irán le ha puesto permanentemente trabas a sus investigadores para la entrada a la instalación militar de Pachin.

Analistas políticos piensan que si el Acuerdo entre el Grupo 5+1 llega o no a un buen término, tarde o temprano será inevitable una confrontación militar entre Irán e Israel que desataría las hostilidades a nivel regional con la participación de EUA. La guerra no se limitaría a acciones militares convencionales como bombardeos aéreos y marítimos y la invasión de territorios, también se extendería al ámbito cibernético, que de hecho ya se ha iniciado. En este sentido, Israel se ha infiltrado en la infraestructura de Irán con capacidades latentes disruptivas que podrían activarse en cualquier momento.

En el 2006 EUA e Israel lanzaron una campaña cibernética con intención de irrumpir las instalaciones nucleares de Irán que culminó en el 2010 y que logró destruir una quinta parte de las centrifugadoras nucleares de Irán.

Asimismo, Israel está preparando en el presente a grupos de elite que trabajan para desmantelar las restricciones de internet de Irán y permitir el flujo de información a los disidentes iraníes, quienes podrían ser aliados potenciales de Israel.

A su vez, Irán realiza esfuerzos cibernéticos; entre otros, que habrían comprometido la infraestructura de varios países accediendo a material de agencias gubernamentales y grandes empresas de infraestructura crítica de EUA, Gran Bretaña, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Israel, Kuwait, México, Paquistán, Arabia Saudita, Corea del Sur, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. Los hackers de Irán actúan desde Teherán con la ayuda de terceros ubicados en los Países Bajos, Canadá y Gran Bretaña. La infiltración a las redes de gobierno y a las empresas está vinculada a las áreas de defensa, petróleo, gas, energía, servicios públicos, transportes, aerolíneas, aeropuertos, hospitales, telecomunicaciones, tecnología, educación e industria espacial, principalmente.

Así, las capacidades de guerra cibernética de Irán se están transformando continuamente, de manera que la probabilidad de un ataque con impacto en el mundo físico a nivel nacional o mundial también está como una posibilidad.