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LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

La Isla del Tesoro       

El sábado pasado volvimos a la magia del Teatro de Londres, que transmitió Cultura de la UNAM en las instalaciones del Teatro Juan Ruíz de Alarcón en la Ciudad Universitaria. Estas transmisiones ponen al alcance de todo el mundo, literalmente, obras de teatro clásicas con actores de primer nivel y extraordinarias escenografías. En el caso de México a un precio módico, para no decir irrisorio; ignoro cuánto cobran en otros teatros que presentan las obras del National Theatre of London en Inglaterra o en otros países.

En esta ocasión se dio paso a la imaginación de los concurrentes al teatro universitario con la obra “La Isla del Tesoro” del escocés Robert Louis Stevenson, nacido en Edimburgo en 1850 y fallecido en 1890 tras un ataque cerebral. Esta obra fue publicada originalmente por entregas en la revista infantil Young Folks entre 1881 y 1882 bajo el título “The Sea Cook”,  publicada como libro en 1883 y adaptada para el teatro por la dramaturga británica Bryony Lavery, quien además de su trabajo en el teatro, ha escrito para la televisión y la radio y tiene dos libros publicados. La obra cuenta con un elenco de más de veinte actores y narra la historia de Jim, una chica que es representada por un joven actor quien realiza una extraordinaria actuación.  Comienza en Bristol, Inglaterra, en un peligroso viaje en barco, “La Española”, a una isla desierta con un marinero que posee un cofre lleno de secretos; asimismo, Jim tiene un mapa para localizar un tesoro en la Isla, que obtuvo de un pirata ya fallecido. Por la forma de presentar el escenario: dos pisos que muestran las cubiertas de la embarcación y los túneles donde está el tesoro, la producción ha sido calificada como mágica, estremecedora y emocionante. El montaje, al igual que el libro de Stevenson, ha sido evaluado como “un homenaje al ingenio, el horror y la imaginación de los niños” y por eso ha sido recomendada para el público desde los 10 años. Cabe resaltar que la mayoría de los asistentes éramos adultos, y como dijera en una entrevista Bryony Lavery, “el viaje en la embarcación es el que todos llevamos en nuestro interior, el que nos permite desarrollar nuestra imaginación y la fantasía latente que poseemos los humanos a cualquier edad”.

Además de despertar la imaginación del lector y el espectador, la obra de Stevenson, contiene un tono crítico y una reflexión moral hacia el dinero y la ambición, así como al valor de la lealtad.

Cumpleaños de los Nietos

Los últimos tres fines de semana celebramos en familia los respetivos cumpleaños de mis tres nietos varones: Alan de 17, Ari de 11 y Berni de 18. En la fiesta de Alan y Ari el ambiente estuvo tenso, pienso que por la actitud, ya comentada por mí previamente, de mis hijos mayores; no muestran la atención ni el debido respeto a mi persona; su conducta se transmite también en menor proporción a mi esposa y a mis dos hijos menores. Actúan con condescendencia hacia nosotros, una especie de desprecio. Esta situación me recuerda a la serie televisiva inglesa Upstairs-Dowstairs (Los de arriba y los de abajo) presentada entre 1971 y 1975, que relata la vida de una familia de la nobleza inglesa que vive en The London Town House de la calle 165 Eaton Place; el jefe de la casa es Richard Bellamy miembro del Parlamento. El contenido de los capítulos de esta historia versa sobre la vida cotidiana de esta familia entremezclada con acontecimientos históricos reales al final del siglo XIX y principios del XX. Los Bellamy tienen una vida superficial centrada en relaciones sociales con gente de su posición; son puritanos en sus concepciones religiosas y clasistas en lo social. En su mansión viven en la parte superior y abajo, el personal de servicio, que evidentemente es una “subclase” a la que tratan con el respeto necesario, empero, guardan distancia con ellos por ser sirvientes. La relación con la servidumbre se refiere fundamentalmente a las tareas que deben realizar y eventualmente les permiten comentar sobre su vida familiar y, en las fiestas de navidad, reciben obsequios de “sus amos”, (así se les denomina a los patrones de esa época), e incluso se les celebra por la ocasión.

El paralelismo entre los de arriba y los de abajo con mi entorno familiar es quizá exagerado; no obstante es un punto de referencia de cómo las relaciones familiares pueden degradarse.

Vandalismo Patológico

En la edición del 20 de marzo de Enlace Judío se publica una información de Soeren Kern referida a la violencia sexual de pandillas de musulmanes que en los últimos tres lustros han violado a 400 niñas británicas en Oxfordshire, hecho que ha sido ignorado por los funcionarios a los que acudieron varias afectadas,  lo que la autora de la información denomina “cultura de la negación”, fenómeno que se evidencia también en otros países. La misoginia y pederastia aparece en la filosofía de los musulmanes, igualmente son prácticas comunes entre los yihadistas del Estado Islámico.

Para mantener el control sobre las niñas, los violadores y explotadores sexuales las “atiborran” de drogas y alcohol. La indignación de los padres no sólo es contra las pandillas, también están contra la policía y las organizaciones sociales que ponen trabas y pretextos para no involucrarse en combatir estos deleznables delitos.

El abuso infantil no se refiere a casos aislados en Inglaterra, sino a una tendencia en los individuos, que no necesariamente son delincuentes y que refleja una profunda descomposición de la salud mental y una inexplicable negligencia de parte de autoridades y dependencias sociales vinculadas a la protección de los niños. El abuso sexual infantil es una de las formas más graves de violencia contra la infancia y conlleva efectos devastadores en la vida de los niños y niñas que lo sufren. La protección de los niños y niñas contra este tipo de violencia debe incluir en primer término a la familia y a los ámbitos educativos, instituciones de salud y policiales, así como al legislativo y a las políticas públicas. Por lo demás, hay que tener presente que el abuso y la violencia sexual infantil no solo se observa en pandillas criminales, que además de saciar sus instintos insanos, buscan comercializar a sus víctimas; igualmente se manifiesta y con más frecuencia, en el seno familiar y de los amigos, quienes son los primeros en ocultar los hechos.

La violación sexual de la niñez es un fenómeno más generalizado de lo que se piensa; El Estudio de la Violencia de las Naciones Unidas del 2006 que se realizó en 21 países de ingreso alto y medio, donde se levantó una encuesta sobre el tema, reveló que 7.0% de las mujeres (con variación hasta 36.0%) y 3.0% de los hombres (con variación hasta 29.0%) afirmaron haber sido víctimas de la violencia sexual durante su infancia, perpetrado principalmente por parientes, padrastros o madrastras. A nueve años de distancia de la encuesta, seguramente empeoró la situación. La ONU ha establecido una Convención para combatir el abuso sexual de la infancia y los países firmantes de la misma tienen la obligación de actuar contra este fenómeno, ya es tiempo de que cumplan su compromiso.