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NOAH POLLAK

 

En su intento de tratar de explicar a Tom Friedman el por qué su acercamiento diplomático a Irán no es amenaza para Estados Unidos o nuestros aliados, el Presidente Obama sonó por un breve momento como el tipo de belicista que es escuchado denunciando normalmente. 

Usualmente, la estratagema de atención al discurso del presidente es pintar un cuadro difícil  sobre las consecuencias de los ataques aéreos estadounidenses contra los sitios nucleares de Irán. En su anuncio de la semana pasada del acuerdo marco, por ejemplo, descartó la opción militar advirtiendo que “podemos bombardear las plantas nucleares de Irán, comenzando así otra guerra en el Medio Oriente.” Él nunca explica cómo los ataques aéreos que toman como blanco una media docena de sitios comenzaría una guerra regional, pero el objetivo aquí, por supuesto, es hacer creer que la acción militar tendría consecuencias tan terribles que ninguna persona razonable podría apoyarla posiblemente.

Al presidente le gusta argumentar que la única alternativa al acuerdo nuclear es la guerra. Pero aquellos de nosotros, a los que Obama pone en la categoría de belicistas, nos gusta señalar que este argumento exagera la capacidad de Irán de tomar represalias—que el ejército convencional anterior a la revolución de Irán está dilapidado e ineficaz, que es improbable que los líderes iraníes arriesguen una escalada contra el ejército estadounidense vastamente más poderoso, que los únicos medios posibles de represalias de Irán es  a través de travesuras terroristas, y que, aunque éste es un riesgo genuino, es uno que vale la pena asumir dada la alternativa de un Irán con armas nucleares.

Fue sorprendente escuchar a Obama plantear casi exactamente estos puntos (salvo por el de conclusión) en su entrevista con Tom Friedman:

“Lo mismo ocurre con respecto a Irán, un país más grande, un país peligroso, uno que ha participado en actividades que resultaron en la muerte de ciudadanos estadounidenses, pero la verdad de la cuestión es el presupuesto de defensa de Irán que es de u$s30 mil millones. Nuestro presupuesto de defensa está más cerca de los u$s600 mil millones. Irán comprende que ellos no pueden combatirnos.”

Obama tiene razón—Irán no puede combatirnos. Y es precisamente por esta razón que el presidente debe dejar de denigrar la acción militar y poner todas las opciones nuevamente sobre la mesa.

 

Fuente: The Weekly Standard

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México