Iran-enlace-judio-mexico JAMES A. BAKER III

Si Irán exige la remoción de todas las sanciones una vez que sea firmado un acuerdo final, no debe haber un acuerdo final.

A los pocos días del anuncio del acuerdo tentativo para impedir el programa de armas nucleares de Irán, fue evidente que hay desentendimientos sustanciales sobre un acuerdo que la administración ha aclamado como “un entendimiento histórico.” Claramente, debe hacerse mucho trabajo si va a haber un acuerdo final para la fecha límite del 30 de junio.

Los líderes iraníes han discutido rápidamente puntos cruciales sobre la descripción de los términos del acuerdo por parte de la Casa Blanca. Entre ellos estuvo la demanda de Irán que todas las sanciones sean quitadas una vez que sea firmado un acuerdo final. Eso está bastante lejos del entendimiento estadounidense  de que las sanciones sólo serán quitadas con el tiempo, a medida que Irán cumpla con sus obligaciones. Esta posición iraní diferente puede haber estado destinada al público local de Irán. Pero si Irán se aferra a ella, no debe haber ningún acuerdo final.

Las negociaciones de control de armas raramente son fáciles, y quedan serias preguntas sobre la eliminación por fases de las sanciones. Estas incluyen los mecanismos de verificación (incluido el acceso a las bases militares de Irán para inspecciones); las disposiciones de “resorte” para volver a aplicar las sanciones; y el rechazo de Irán hasta ahora a proporcionar información histórica sobre su programa de enriquecimiento nuclear para que haya una línea de base contra la cual medir cualquier enriquecimiento futuro. Las disposiciones propuestas de resorte y verificación, aunque todavía están siendo negociadas, parece que serán especialmente burocráticas y engorrosas.

La experiencia muestra que no se puede confiar en Irán, y entonces esas cuatro debilidades tienen que ser abordadas y arregladas. Si, sería bueno si pudiésemos tener un acuerdo verificable extendiendo el actual período de “fuga” para que Irán adquiera armas nucleares a un año de los actuales dos o tres meses. Y que esa extensión dure al menos 10 años.

Como están ahora las cosas, sin embargo, si al final no hay acuerdo —y si EE.UU. es visto siendo el motivo—podríamos estar en una posición peor que la que estamos hoy, porque las sanciones de las Naciones Unidas y la Unión Europea probablemente serían aliviadas o dadas de baja. Estados Unidos entonces quedaría con la opción de las sanciones unilaterales solamente, las que son mucho menos eficaces. Entonces es crucial que la posición estadounidense sobre estas cuestiones sea apoyada por la mayoría, si no por todos, los otros miembros del grupo P5+1, como son llamados los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania.

Aún falta gran cantidad de negociación. Eso ofrece una oportunidad al Secretario de Estado John Kerry, quien ha hecho una tarea hercúlea para lograr las conversaciones hasta aquí. En las semanas próximas, él y otros diplomáticos estadounidenses deben viajar a las capitales del P5+1 y convencer a sus homólogos allí para que apoyen las posiciones no negociables en las cuatro cuestiones salientes, posiciones que Irán debe aceptar si quiere comenzar a cosechar los beneficios económicos sustanciales que puede traerle un acuerdo final.

Irán no debe ser recompensado por parlotear y renegociar. Aún antes que comenzara a quejarse por el principio de acuerdo, Irán ha renegado de los acuerdos previos. Dos días antes de una fecha límite, el 31 de marzo, por ejemplo, Irán dio marcha atrás en su promesa de enviar una gran parte de su reserva de uranio a Rusia, donde no podría ser utilizado para hacer armas. Nuestros socios del P5+1 deben entender que si no podemos confiar en que Irán se apegue a sus promesas durante las negociaciones, no podemos confiar en que no reanudará su programa de armas nucleares después que sea alcanzado un acuerdo final.

Sólo después que tengamos el apoyo necesario del P5+1 debemos reanudar nuestras discusiones con Irán. Y luego, sólo después que a los iraníes se les haya dicho en términos inequívocos que tenemos demandas específicas razonables que ellos deben cumplir. Dejen que Irán y el mundo sepan cuáles son esas demandas. Si Irán se resiste a tal acuerdo, entonces será culpa de ese país si se rompen las conversaciones.

Por otra parte, si Estados Unidos es visto como destrozando el acuerdo debido a apoyo local insuficiente, será mucho más fácil para nuestros socios del P5+1 disminuir o dar de baja las sanciones contra Irán. Debemos reconocer que algunos de esos países están ansiosos por reanudar sus relaciones de negocios allí, así como ha hecho Rusia de hecho en los últimos días al aceptar la venta de un sofisticado sistema de defensa aérea a Irán.

Felicito al presidente y a su equipo de seguridad nacional por tratar de resolver este problema difícil lejos de la acción militar. Un Irán armado nuclearmente amenaza la seguridad del Medio Oriente y del mundo. Una carrera de armas nucleares en esa parte volátil del globo sería desastrosa. La acción militar contra las plantas nucleares de Irán debe seguir siendo nuestro último recurso, ya que fortalecería a los intransigentes en Teherán y podría tener otras consecuencias desafortunadas y serias.

Espero que el gobierno use la actual dispepsia en Teherán como un punto de apoyo para convencer a nuestros socios negociadores de exigir un acuerdo de Irán que resuelva en forma satisfactoria las debilidades del marco del 2 de abril con respecto al levantamiento en fases de las sanciones, los mecanismos de verificación, la vuelta de inmediato a su lugar de las sanciones en el caso de una violación iraní del acuerdo, y el historial de actividades de enriquecimiento nuclear de Irán.

*El Sr. Baker fue el 61º secretario de estado de Estados Unidos.

Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México