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Por Eliezer Marom

Los acontecimientos de los últimos días en la frontera norte de Israel ilustran la sensibilidad de la región y demostrar los patrones de acción de las partes involucradas.

Si el ejército israelí efectivamente realizó el ataque aéreo que se le atribuye, se puede decir que Israel está actuando de acuerdo a su política declarada y continúa evitando el envío de armas de calidad a Hezbolá. Por su parte, la organización está tratando de cambiar las reglas del juego, y a pesar de encontrarse involucrada en la guerra civil de Siria, respondió relativamente rápido, e intentó colocar artefactos explosivos en el frente del Golán, la frontera norte de Israel. La preparación táctica del ejército israelí para la respuesta de Hezbolá es digna de alabanza. Un esquema de inteligencia eficaz, combinado con uno operativo – en este caso aéreo – fácilmente disponible y eficaz, frustró la actividad cuando aún era una amenaza y evitó bajas para las FDI.

Cabe suponer que un ataque como el que se le atribuyó a Israel el fin de semana se llevó a cabo tras una evaluación de las posibles represalias. Esto es en realidad un sistema de evaluación de riesgos que la defensa utiliza para medir las consecuencias de sus actos. En este tipo de evaluación, Israel estudia primero la situación estratégica y los intereses esenciales de Irán, representados en las acciones de Hezbolá, y después analiza las posiciones de Siria y de Hezbolá. Por lo general, después de haber examinado las consecuencias, el alto mando militar presenta sus recomendaciones y pide a la jerarquía política autorizar la operación.

El análisis estratégico demuestra que Irán actualmente está involucrado en una batalla de varios frentes – Yemen, Irak, Siria y el Líbano – con fuerzas y recursos “extendidoscasi a su límite. Además, el régimen iraní, encabezado por el Presidente Hassan Rouhani, fue elegido con la promesa de que eliminaría las sanciones contra Irán y ahora se encuentra en medio de negociaciones para un acuerdo sobre su programa nuclear con las potencias occidentales, en el que probablemente se levanten las sanciones. Bajo estas circunstancias, es difícil que Irán abra un nuevo frente contra Israel y ponga en peligro el acuerdo con las potencias mundiales.

Al analizar la posición estratégica de las otras fuerzas en la zona, se llega a conclusiones similares. Hezbolá está ocupado en los combates que conduce en Siria e Irak, y al parecer no está interesado en abrir un frente en contra de Israel. Las fuerzas de Assad están saturadas por la guerra civil en Siria y no desean añadir a Israel a su lista de enemigos.

Las evaluaciones estratégicas muestran que el riesgo de que las cosas en la zona salgan de control no es alto. Por lo tanto, Israel debe hacer lo posible por evitar que Hezbolá obtenga armas de calidad que podrían obstaculizar la libertad de acción de las FDI en un futuro conflicto y permitir que el grupo ataque objetivos en el interior de Israel con gran precisión. Cabe señalar que a pesar de la evaluación estratégica, los acontecimientos en el norte podrían salirse de control, como por ejemplo, si un ataque sin éxito conduce a múltiples víctimas en uno de los lados. Por lo tanto, un alto nivel de alerta por parte del ejército israelí en la frontera donde es probable que Hezbolá intente responder nuevamente, y una inteligente evaluación de riesgos antes de cada acción, puede ayudar a reducir los peligros.

La conclusión es que Israel debe evitar el contrabando de armas de calidad a Hezbolá. El manejo adecuado de la situación para evitar una represalia por parte de Hezbolá ayudará a que las FDI puedan seguir actuando de acuerdo con sus objetivos, sin inflamar la zona.

Eliezer Marom fue comandante de la marina israelí de 2007 a 2011.

Fuente: The Jerusalem Post