AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO.

Ésta es la introducción del libro “Invisibles” de Pola Salmún.

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¿Qué implica nombrar y visibilizar a las mujeres?

Cuando algo se nombra, entonces ese algo existe. Con esta frase inicio las pláticas que impartí durante el mes de marzo de 2014 a todas las Unidades de la Policía Federal con el fin de que el tema de la violencia que sufren las mujeres en México al ser nombrado, exista.

Mi nombre es Pola Salmún Smeke, y en ese tiempo trabajaba para el Comisionado Nacional de Seguridad. ¿Quién hubiera pensado que una persona de la comunidad judía estaría trabajando ahí? Aunque en mi caso la pregunta más adecuada es, ¿quién hubiera pensado que una MUJER de la comunidad judía, y en particular de la Comunidad Monte Sinaí, estaría trabajando ahí?

Sin lugar a dudas, los tiempos han cambiado. Hace apenas 30 años el que una mujer trabajara para la policía no hubiera sido posible. Pero es que de 10 años a la fecha la población mundial ha sido testigo de muchos cambios relacionados con los derechos de las mujeres a vivir una vida libre de violencia y a aspirar a una vida de igualdad entre los géneros.

Marcos legales nacionales e internacionales avalan esta noción que ya ha dejado de ser una posibilidad para convertirse en una realidad. Por todos lados es posible oír y leer acerca del empoderamiento de las mujeres y del lugar que ahora ocupamos en el ámbito laboral a nivel nacional y a nivel internacional.

Las mujeres de la comunidad también han empezado a trabajar, algunas por gusto y otras por necesidad, pero cada vez más comienzan a formar parte de ámbito laboral. Asimismo hemos podido ver cómo cada vez más mujeres de la comunidad empiezan a estudiar y a desarrollarse profesionalmente.

Hoy en día en la comunidad ya somos nombradas, por lo tanto existimos. Sin embargo, tengo la impresión de que los verdaderos cambios para las mujeres que se han suscitado en la comunidad tienen que ver más que nada con el factor de la visibilidad.

Pero, ¿qué implica la visibilidad? Implica ver y ser vistas. Implica ser visibles ante nosotras mismas y ante la gente que nos rodea. Ser visibles ante nosotras mismas implica un conocimiento interior de lo que somos y de lo que no somos, implica un ejercicio de retrospección y de honestidad, ya que no nos podemos mentir a nosotras mismas sobre lo que en realidad somos.

Hacernos visibles es conocernos y esto nos permite tomar nuestras propias decisiones y por supuesto, asumir las consecuencias que estas decisiones, tomadas libremente, conllevan.

Tomar decisiones como mujeres pertenecientes a la comunidad implicaría muchas. Entre ellas están el poder decidir querer ser madre o no, la pareja con la que te quieres casar, la edad a la que te quieres casar, si vas a divorciarte o no divorciarte, poder trabajar en lo que tú quieras, ser independiente económicamente, etc. Ser visible ante ti misma implica cuestionarte todas las posibilidades que existen para finalmente decidir por nosotras mismas.

La visibilidad también implica ser visibles para los demás, la manera de relacionarnos con la gente que nos rodea y la manera como suponemos la gente nos ve.

Tenemos que tener claro que el hecho de ser vistas contiene implícito la mirada de la otra persona, alguien más que no somos nosotras y que a esto se añade su juicio de valor. En este tenor me pregunto: ¿cómo nos ve la comunidad a las mujeres hoy en día? ¿Será como seres autónomos e independientes?

¿Será que acaso la Comunidad nos ve como abogadas, arquitectas, doctoras, ingenieras, biólogas, trabajando de tiempo completo y aportando a nuestros hogares no sólo dinero, sino una manera nueva de ser vistas? ¿Será que la comunidad nos ve de esta manera y promueve que nuestra familia nos vea de esta forma? ¿O será acaso que la comunidad se encuentra en proceso de visibilizarnos? De ser así algunos consejos para la comunidad serían de mucha utilidad:

1. La promoción de la profesionalización de los jóvenes mayores de 18 años más allá de las carreras consideradas dentro de “profesiones feminizadas”.

2. La promoción de proyectos laborales y de fondos económicos exclusivamente para inversionistas mujeres.

3. La promoción equitativa de puestos directivos y de tomas de decisión para las mujeres en el ámbito laboral, profesional y comunitario.

4. La realización de campañas de educación, sensibilización y conocimiento de los diferentes tipos de violencia de género de los que son objeto las mujeres de la comunidad desde temprana edad.

5. La promoción de campañas de educación, sensibilización y conocimiento de la importancia de que las mujeres de la comunidad sean proveedoras económicas de sus hogares para poder desarrollar el ejercicio de autosuficiencia esperado.

6. La promoción de campañas de educación, sensibilización y conocimiento de la importancia de contraer matrimonio a una edad mayor y que el hecho de elegir ser esposas y madres, sea eso, una elección, un deseo y no sea más un destino único y común para todas.

Ver, realmente ver, es una acción biológica multicausal que concentra al mismo tiempo acciones como la introspección y la relación con otras personas; requiere de aprendizaje y de tiempo para conocernos a nosotras mismas, conocer nuestro entorno. Es estar total y conscientemente en el aquí y en el ahora. ¿Será entonces que nuestra visibilidad reside en un auto- cuestionamiento y un replanteamiento de nuestro propio rol de género?

Replantearnos nuestro rol de género implica un cambio en el lugar que “deberíamos” ocupar las mujeres en nuestro hogar, familia, escuela y comunidad. Pues con los roles de género tradicionales que hemos ocupado siendo madres, esposas, cuidadoras, etc., le hemos dado seguimiento a un pasado común y hemos asegurado un futuro similar.

Replantearnos nuestro rol de género implica la conciencia de vivir plenamente en el aquí y en el ahora; implica dirigirnos hacia una vida mejor, implica ser mejores mujeres y mejores hombres.

Los cambios de roles de género enfatizados hacia la autonomía y al empoderamiento de las mujeres, dirigen nuestra mirada a un horizonte distinto y, en gran parte, un horizonte nuevo. El sacrificio y la atención en los demás ha ido dando lugar a mujeres que comienzan a dedicarse a satisfacer, también y en algunos casos únicamente, sus propias necesidades. Hoy se está generando una crítica reflexiva entre mujeres que consideraron como parte integral de sus vidas principios y valores propios de épocas pasadas en donde los roles tradicionales eran parte integral de sus vidas y no cargas en sí mismas, ya que toda la historia referente a la emancipación de las mujeres no pudo mantenerse al margen e impregnó el ámbito comunitario.

Finalmente, visibilizar a las mujeres de la comunidad implica observar la calidad de personas que formamos parte de la comunidad: cómo somos, nuestros gustos, aspiraciones y deseos; nuestras cualidades y el potencial que cada uno tenemos, por lo tanto implica visibilizar también a los hombres, visibilizarnos todos y con esto aprovechar el gran potencial del capital humano que todos representamos. Ser visibles depende de nosotras pero también depende de cómo nos ven las personas a las que queremos y las que nos quieren. También depende de cómo nos ve nuestro país México, y nuestra comunidad, en este caso Monte Sinaí, porque somos seres sociales y no podríamos vivir aisladas para visibilizarnos. Nombrar es existir, visibilizar es coexistir.

Para conseguir el libro “Invisibles”, escribir a [email protected]