THE WALL STREET JOURNAL

Estados Unidos hace más concesiones a Irán en un preludio a un acuerdo nuclear.

El gobierno de Obama ha insistido hace mucho en que cualquier acuerdo nuclear no tendrá ningún impacto sobre la determinación estadounidense de detener las ambiciones regionales o apoyo al terrorismo por parte de Irán. Sin embargo, a medida que el deseo político de un acuerdo se vuelve más urgente, esta afirmación está probando ser falsa.

Consideren a Hayya Bina, o “Vamos,” una iniciativa libanesa de la sociedad civil fundada en el 2005 por el editor y productor Lokman Slim. Hayya Bina trabaja en gran medida con los chiitas de Líbano en una variedad de cuestiones de salud, ambiental y ciudadana, en gran parte como una forma de ofrecer una alternativa moderada a los intentos de Hezbolá de dominar a esa comunidad. El grupo ha recibido financiación  modesta del Departamento de Estado y de grupos como el Instituto Internacional Republicano.

Como informó la semana pasada Jay Solomon del Journal, el Departamento de Estado envió una carta fechada el 10 de abril a Hayya Bina, la cual “solicita que todas las actividades con el propósito de fomentar una voz chiita moderada sean cesadas de inmediato y en forma indefinida.” Para subrayar el punto, la carta agregaba que Hayya Bina “debe eliminar la financiación a cualquier actividad referenciada más arriba.”

¿Por qué cortar la financiación? El Departamento de Estado dijo que los programas no estaban cumpliendo las expectativas. Pero en Líbano difícilmente pasó inadvertido que los cortes llegaron apenas una semana después de que Estados Unidos e Irán llegaron a su acuerdo marco nuclear en Suiza el 2 de abril.

Hezbolá es la subsidiaria libanesa de Irán y ha hecho una práctica del hecho de ir tras sus opositores internos, incluido el Sr. Slim. El retiro de la financiación estadounidense “es otro intento desesperado de Relaciones Públicas por parte de la administración Obama para apaciguar al régimen iraní a fin de alcanzar un acuerdo nuclear,” dice Ahmad El Assaad, un prominente chiita libanés opositor de Hezbolá.

Luego está el curioso caso de Buhary Seyed Abu Tahir, un empresario de Sri-Lanka radicado en Dubai que en el año 2004 fue citado personalmente por el Presidente George W. Bush como el “principal funcionario financiero y lavador de dinero” para la red de proliferación nuclear del científico pakistaní A.Q. Khan. Según una investigación del año 2004 por parte de las autoridades malayas, en 1994 o 1995 el Sr. Khan pidió al Sr. Tahir enviar centrifugadoras de uranio a Irán.

“BSA Tahir organizó el transbordo de dos contenedores de DUBAI a IRAN usando un buque mercante de propiedad de una empresa en Irán,” según un informe malayo. “BSA Tahir dijo que el pago para los dos contenedores de unidades de centrifugadoras, sumando unos u$s 3 millones fue pagado en la moneda dirham de los Emiratos Árabes Unidos por parte de los iraníes. El dinero en efectivo fue llevando en dos maletines.”

El gobierno de Bush puso al Sr. Tahir en la lista de personas sancionadas de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos. Pero el Departamento del Tesoro quitó su nombre de esa lista el 3 de abril, exactamente un día después que fuera anunciado el acuerdo marco.

Preguntamos a una portavoz del Tesoro por qué fue quitado el nombre del Sr. Tahir y si hubo alguna conexión con el acuerdo con Irán, y ella dijo que “la modificación de la lista estuvo basada en una determinación por parte de la OFAC y que las circunstancias ya no justifican el bloqueo de Tahir en virtud de la Orden Ejecutiva 13382.” Esa orden, firmada por el Presidente Bush en  el 2005, está “destinada a congelar los activos de los proliferadores de armas de destrucción masiva.”

La exclusión del Sr. Tahir de la lista nos toca como el equivalente a un cheque posdatado con la intención de encubrir la adquisición ilícita de centrifugadoras por parte de Irán como no teniendo nada que ver con un programa de armas nucleares. Si el gobierno quiere negar esto, sugerimos que explique públicamente la sincronización del tiempo.

Luego está el programa de misiles balísticos de Irán. Los misiles balísticos han sido considerados durante mucho tiempo una parte integral de su programa nuclear,  como la forma más eficaz de enviar un arma, y el gobierno impulsó las sanciones de la ONU sobre los misiles de Irán en el año 2010. Cuando llegó el tiempo de negociar, sin embargo, el gobierno cedió ante la insistencia de Teherán de que no aceptaría ninguna limitación a los misiles, separando así los programas de misiles y nuclear. Pero ahora que ese acuerdo está cerca, la administración está volviendo nuevamente sobre sus pasos, afirmando que para los propósitos de las sanciones el programa de misiles de Irán está “relacionado con lo nuclear,” dando a entender que Estados Unidos está preparado para levantar las sanciones sobre los misiles.

Y hay más. “De los 24 bancos iraníes actualmente bajo sanciones estadounidenses”, destacó la Associated Press en una historia la semana pasada, “sólo uno—Banco Saderat, citado por vínculos con el terrorismo—está sujeto a despejar las sanciones no nucleares.” En otras palabras, una vez que se vayan las sanciones “relacionadas con lo nuclear”, también se irán todo el resto, a pesar de las promesas del gobierno.

Puede ser muy tarde para impedir que el Presidente Obama llegue a este acuerdo. Pero a medida que sus contornos se vuelven más claros, se ve cada vez más como una traición a nuestros amigos, un encubrimiento de la historia—y un regalo para una dictadura.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México