SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El Ministerio de Economía promociona centros que ayudan a las mujeres a luchar contra desafíos únicos para entrar en la fuerza laboral.

Trabajadoras beduinas en el centro de empleo Rayan Sur en Rahat  (Foto: MARC ISRAEL SELLEM / LA POSTE JERUSALÉN)
Trabajadoras beduinas en el centro de empleo Rayan Sur en Rahat (Foto: MARC ISRAEL SELLEM / LA POSTE JERUSALÉN)

El ciclo frustrante al que muchos graduados se enfrentan en el sector beduino quien mejor lo resume es Ella Eyal Bar David, gerente del proyecto de empleo e infraestructura en el Ministerio de Economía, que trabaja con clientes beduinos. 

“La gente se gradúa y no encuentra trabajo, [buscarlo es] muy frustrante, porque invirtieron miles de shekels en sus estudios, y al acabar su grado trabajan en una gasolinera o algo así, y no en su profesión”, dijo Bar David, la semana pasada mientras mostraba a un grupo de visitantes el centro de empleo Rayan Sur en Rahat, al sur de Beerseba. 

Mahmud Alamour, director del centro respalda la declaración de Bar David, “Vivimos en la periferia con recursos limitados, especialmente en transporte público, infraestructura y también oportunidades de trabajo”.

El centro es uno de los 21 que el Ministerio de Economía estableció para el sector árabe en los últimos años, en colaboración con la Iniciativa de Empleo Tevet del Joint Distribution Committee y la Oficina del Primer Ministro. Los centros sirven como tiendas OneStop para desempleados, formándolos y orientándolos respecto a un empleo adecuado.

Alamour, en declaraciones a los periodistas en una gira de prensa la semana pasada organizada por el Ministerio de Economía, expresó su preocupación en relación con la integración de las mujeres beduinas en el mercado laboral.

La mayoría de los beduinos tienen infraestructura limitada sin áreas industriales ni medios para el desarrollo económico”, dijo Alamour. Se enfrentan a una barrera formidable para conseguir puestos de trabajo, agregó. 

“El sistema educativo en la comunidad beduina es muy débil, por ejemplo, la mayoría de los alumnos que terminan la escuela secundaria no saben hablar hebreo y es muy difícil que luego se incorporen a la fuerza de trabajo israelí”, dijo Alamour. 

Bar David ahondó en el punto de Alamour, explicando que esta división lingüística crea una brecha entre el nivel de educación de los beduinos y su empleo. “Las demandas del mercado de trabajo hoy en día requieren muy altas habilidades técnicas, es necesario saber hebreo muy bien, hablar inglés muy bien, saber matemáticas”, dijo. 

“Con las mujeres árabes esta barrera es aún mayor”. Un objetivo importante del Ministerio de Economía es aumentar la tasa de empleo, sobre todo entre los grupos con baja participación en el mercado laboral. 

Bar David explicó que no sólo los que tienen formación baja encuentran dificultades para conseguir empleo, y existe la posibilidad de que se desarrollen rupturas sociales allí donde las oportunidades no están presentes. 

“Este es uno de los temas en los que el centro Rayan está trabajando – ayudarles a encontrar trabajo en su profesión”, dijo. Ayudar a los beduinos a encontrar empleo requiere un enfoque de base, Bar David enfatizó”.

Si hay verdadera voluntad de trabajar con la comunidad es importante contar con líderes propios entre el personal. Todos [el personal] tienen título de grados, educación y conocen a las familias, a los jefes de familias y organizan ferias de la comunidad para hablar de empleo”, dijo. 

El centro de Rahat, que abrió sus puertas a finales de 2012, tiene una pesada carga de trabajo con los clientes. Es un trabajo arduo tanto para el personal como para la comunidad buscar empleo a los solicitantes. 

“La situación actual es que la gente no tiene esperanza ni futuro. No creen en sí mismos y se requiere mucha energía para convencerlos de que pueden mejorar su situación y que el gobierno realmente quiere ayudar”, dijo. 

En el centro de servicio al cliente Bezeq en Hura, un pueblo beduino noreste de Beersheba, las mujeres de la comunidad han entrado en la fuerza de trabajo gracias a una solución creativa a las barreras culturales que impiden los viajes hacia y desde el trabajo. 

El centro de servicio se ha instalado en una mezquita durante los últimos cuatro años; el director del centro, Motti Vaknin, dijo que esto era clave para conseguir que las mujeres trabajen allí. 

“Hay que conocer la cultura de los beduinos. Las mujeres ahora se sienten seguras para llegar a un lugar que les ofrece el ambiente que requieren para obtener el permiso de sus maridos u otros miembros en la casa para venir a trabajar”, dijo. 

La cooperación entre el gobierno y la comunidad ha permitido a las mujeres de Hura una oportunidad de trabajo, dijo Vaknin. El centro cuenta ya con treinta mujeres y se están reclutando más.

“Este lugar es único, no hay otro en el mundo donde se pueda poner un centro de llamadas en el interior de una mezquita”, dijo. “Le da a las mujeres la oportunidad de tener éxito y ser las primeras [en sus familias] en involucrarse en el mundo moderno”. 

El líder del equipo Wafa ha estado trabajando en el centro Bezeq tres años y medio y dijo: “ubicar el empleo en una mezquita les ha hecho posible trabajar y así aumentar el nivel de vida de toda su familia”. 

“Al venir el lugar de trabajo a mí, fue completamente diferente y mucho más fácil. La gente me acepta mucho mejor y ve mi empleo con bueno ojos”, dijo. “Incluso cuando quise trabajar en otros lugares, mi familia me recomendó trabajar aquí, en nuestra comunidad. Si lo hiciera en otro lugar no tendría las mismas condiciones que aquí en Bezeq”.

Las barreras que encontró Wafa, incluidas las dificultades de transporte y los déficits educativos son similares a los que enfrentan sus contrapartes en otras comunidades y regiones del país. Hoy ella ofrece asesoramiento a empresas y entidades gubernamentales que deseen facilitar la incorporación de las mujeres beduinas a la fuerza laboral.

Lleven el trabajo a la gente y no esperen que la gente lo vaya a buscar en las grandes ciudades. Esto es importante para las mujeres beduinas”, dijo Wafa. 

Sareem Abu Asat es un joven de 18 años de edad, cliente del centro de empleo Rayan Sur y un faro para la próxima generación de jóvenes beduinas. 

Mediante la legitimidad del centro y la confianza de su comunidad, Abu Asat ha obtenido el apoyo de su familia para comenzar a estudiar en un programa de ingeniería especial. Aspira a convertirse en ingeniero médico. “Es mi sueño, porque quiero ayudar”, dijo.

Fuente: The Jerusalem Post

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