Near the Iraqi/Jordanian border, key leaders from Coalition Forces, the Iraqi Government and the United Nations met to figure out the fate of a growing number of Iraqis of Palestinian heritage who fled their homes in Baghdad in recent weeks, seeking asylum from the violence there. More than 150 men, women and children tried to cross into Jordan to escape violence and persecution in their home of Baghdad, but were thwarted by Jordanian border officials who refused their passage across, according to Shihab Ahmed Taha, a refugee at the camp with his wife and three children.  With help from the Iraqi Red Crescent, a group similar to the American Red Cross, a camp was set up for the refugees, complete with tents, food, water and medical supplies. Here, an Iraqi family – refugees – takes a moment to pose for the camera while watching key leaders from Coalition Forces and the United Nations survey the refugees’ camp of tents April 17, 2006, near the Iraqi-Jordanian border.  (Photo by Cpl. Graham A. Paulsgrove)

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – El siguiente es un ensayo escrito por “Mohammed”, una refugiado de guerra sirio.

Por G. Had

Siento que haya tomando tanto tiempo en publicar mi indignación por Cecil el León. Mi pueblo se ha quedado sin electricidad esta última semana luego de que los americanos bombardearon nuestra central eléctrica. Tuve que caminar durante dos días – escondiéndome de ISIS en el camino – para encontrar este café Internet. Pero la rabia hervía en mi interior por la muerte de Cecil como la arena del desierto.

Recuerdo exactamente lo que hacía cuando escuché lo que había sucedido.

El día había comenzado habi tualmente, cuando varios barrios y una escuela local fueron bombardeados por la Fuerza Aérea de Siria. Mientras enterraba los cuerpos de las mujeres entre los escombros, uno de los miembros del personal de rescate preguntó si sabía que Cecil el León había sido asesinado.

Quedé congelado, dejando caer parte de lo que alguna vez fue un brazo humano. “¡No, Cecil el león!”, exclamé. “¡No él! En verdad, ¿acaso ya no hay piedad en este mundo?” Lloré más que cuando descubrimos que mi hermano era homosexual e ISIS nos obligó a arrojarlo desde un edificio.

El resto del día transcurrió como de costumbre: observando como uno de mis vecinos era decapitado por funcionarios que hacían cumplir la ley islámica, en busca de alimento en edificios bombardeados, enterrando a mi hija que murió de cólera, indignado por los estadounidenses adinerados que pueden volar a cualquier parte del mundo y matar a todo el que les viene en gana.

Toda mi familia – los que aún no han muerto a causa de los gases – están en shock al igual que yo. Mi hermana estaba acongojada, dejando caer lágrimas de ácido que fue arrojado a su rostro, pero estoy seguro de que lloraba por el pobre y majestuoso Cecil.

En momentos como este agradezco a Alá que mi esposa haya sido secuestrada y sometida a esclavitud sexual el año pasado, pues se salvó de observar el horror ocasionado a esta hermosa y majestuosa criatura.

A menudo me pregunto qué pasa con Estados Unidos. En Siria no se oyen historias como esta, en parte porque ya matamos a todos nuestros leones y dentistas.

Lo más difícil ha sido explicarle a mi hijo mayor por qué Cecil fue asesinado. Él preguntó si Cecil era kurdo o cristiano, y yo respondí que a veces la gente y los animales son asesinados por razones totalmente injustificadas.

Debo irme ahora. Los Shabiha han rodeado el edificio con el objetivo de reclutarnos al ejercito o ejecutarnos. Da igual. Si morimos, lo hacemos sabiendo que el dentista infiel ha sido debidamente castigado en Facebook.

Espero encontrarme con Cecil después de la muete, junto con mis abuelos que fueron asesinados en la masacre de Hama.

¡Hail Cecil!

Fuente: Duffel Blog

Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico