Patrimonio

ILONA DUKÁSZ PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

Esta novela gira alrededor de lo que Roth vivió el último año de la vida de su padre. Frente a su próxima muerte, recuerda cuando un día surge el tema del Testamento, y  le pide que deje todo su capital a su hermano mayor porque éste tenía hijos, y como él no los tenía, él no necesitaba nada.

Luego de que la muerte dejara de ser una posibilidad para ser inminente, se pregunta porqué se auto-eliminó de la herencia, y lo miserable que se siente a pesar de haber sido el promotor de que “él no necesitaba nada”.   Su parte de la herencia representaba el esfuerzo del padre por salir adelante.   Además,  porque era su padre,  y él su hijo.  Pensó si su  renuncia era por no sentirse a la altura del hermano mayor, por no tener descendencia.  Y si se estaba castigando por esto.

Amargado, en medio de pensamientos tortuosos por sentir que había quedado fuera del grupo familiar, un día, caminando con su padre,  le pregunta por el cuenco de afeitar del abuelo, de cómo llegó a sus manos.   Su padre le responde que cree que es lo único que le han dejado  en herencia,  pero ni siquiera me lo habían dejado a mí,  lo tomé yo, desde pequeño quería tenerlo.

-A mí me pasa lo mismo.

“Me sonrió con la mitad de la boca que aún podía mover.”

“Cuando me marchaba me dio un pequeño paquete  con una dedicatoria, su escritura, grabada en el primer pliegue del envoltorio: “De un Padre para un Hijo”. El precio de quedarse fuera, como exiliado de la relación familiar sin nada qué decir es el precio de haber luchado para dar a los hijos una vida de mejor calidad.   El éxito se paga con un desgarrador abismo generacional.

Viéndolo dormido profundamente, después de una incontinencia severa en la cual él atendió a su padre con un enorme amor y respeto, se percató que uno limpia las evacuaciones de un padre porque así es, pero después uno es habitado por una creciente intimidad.

Y aquí es dónde él visualiza que esto es el PATRIMONIO.  Y no porque limpiarlo simbolizara alguna otra cosa, sino porque  es parte de la vida.

“Este era mi patrimonio: no el dinero, ni los tefilines, ni el cuenco de afeitar, sino la mierda.”   Él tomó este resto que caía del cuerpo del padre y con amor lo limpió.