En su discurso frente a la ONU, el Presidente persa Rouhani olvidó la realidad de su país al pedir que se luche contra “la ignorancia, el terrorismo, los dictadores”, tres características que su régimen islámico usa para mantenerse en el poder y sostener su teocracia.

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MAY SAMRA PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO-Fue un discurso absolutamente ridículo, plagado de mentiras vergonzosas. Aún así, el Presidente iraní fue el elegido de la ONU para dar su discurso al inicio de la Asamblea General, después del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama (inaugurando: Dilma Roussef), por ser su “pareja” en el reciente “acuerdo nuclear”.

Y no pareciera que fuera el Presidente de un país que patrocina el terrorismo a nivel mundial y desde hace décadas quien dijo: “Quiero invitar a todo el mundo para lograr un plan de acción y lograr un frente unido contra el extremismo y la violencia“Los muertos de la AMIA argentina o los marines asesinados en sus bases en Líbano han de estarse volteando en su tumba.

Según este lobo con piel de oveja, Israel (en sus palabras “el régimen sionista”) es el único obstáculo para u Medio Oriente libre de armas nucleares. Exigió que los Estados con capacidad nuclear, y específicamente, Israel, desarmen por completo sus arsenales; se le olvidó que, sin su fuerza militar, no habría Estado judío sobre el mapa.

Según él, los disturbios en el Medio Oriente no se deben al extremismo islámico, sino a la actuación de la comunidad internacional “que les ha fallado”. La culpabilidad es de los “recién llegados a la región(????) y la “ingenuidad” de los actores transregionales”.

“Si no tuviéramos la invasión militar estadounidense de Afganistán e Irak, y el apoyo injustificada de los EE.UU. a las acciones del régimen sionista contra la nación oprimida de Palestina, hoy los terroristas no tendrían una excusa para la justificación de sus crímenes”, concluyó en su lastimosa perorata.

En resumen, perdimos nuestro tiempo escuchando un discurso de quinta. La ONU es, cada vez más, causa de vergüenza y lástima. No por nada el Papa Francisco Bergoglio dijo, hace dos días, que los 70 años de existencia de Naciones Unidas –y en especial sus últimos 15 años— demuestran “tanto la eficacia de las normas internacionales como la ineficacia de su incumplimiento”.