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ZVI MAZEL

En la inauguración del 70º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, los ojos del mundo se centran en Siria y la presencia militar rusa en el país; Estados Unidos se dispone a implementar el acuerdo nuclear con Irán, convirtiendo a ese país en el poder dominante del Medio Oriente; mientras tanto, el Papa exalta los valores humanos e ignora la difícil situación de las comunidades cristianas erradicadas y masacradas.

Sin embargo, el presidente egipcio ha logrado hacer oír su voz, aunque sea en breve. En una larga entrevista a Associated Press de este viernes, Abdel Fattah al-Sisi destacó una vez más la necesidad de una amplia cooperación entre los países árabes y el occidente a fin de combatir la creciente amenaza terrorista que ya ha destruido varios países y pone en peligro a la tierra del Nilo.

El Estado Islámico está avanzando casi sin oposición en Siria e Irak, pese a los débiles esfuerzos de una coalición destartalada de los países árabes y occidentales que realizan algunas incursiones aéreas ineficaces. Tres regiones semi-autónomas y dos gobiernos rivales pelean por lo que solía ser Libia, mientras feudo milicias desgarran al país – y se envían armas y terroristas a Egipto y los países vecinos; un desafortunado representante de la ONU está inútilmente tratando de alcanzar algún tipo de arreglo.

En Yemen, los rebeldes Al-Houthi pro-iraníes están desafiando a la coalición de países del Golfo liderados por Arabia Saudita con el apoyo de Egipto, y aún no se prevé el final.

La tan necesaria cooperación que Egipto ha pedido no será inmediata.

Aunque todos sabemos cuán grave es la situación, los países del Medio Oriente y las grandes potencias se guían por sus propios intereses. Estados Unidos ha abandonado la región a merced de Irán; y la semana pasada, Francia por fin accedió enviar su avión de combate para bombardear al Estado islámico, sólo en Siria. Irán está haciendo valer su posición, Hezbolá se fortalece, Rusia es envía armas y aviones de combate a Siria, poniendo en peligro lo que queda de la estabilidad de la región.

El occidente está luchando para adaptarse a la nueva realidad.

Bashar Assad, quien es responsable de la muerte de cientos de miles de su propio pueblo, ahora es “parte de la solución” y occidente, que había estado pidiendo a gritos su derrota, está dispuesto a negociar. Y por supuesto, la guerra civil está impulsando a millones de sirios a buscar un mejor futuro en Europa…

Un Egipto fuerte es vital para los intereses de occidente, afirma el Presidente Sisi, indicando una mejoría en las relaciones “estratégicas y estables” con Washington. Esta es una manera diplomática de mostrar su decepción con la política de la Casa Blanca: la ayuda militar a Egipto fue restaurada sólo hace unas semanas, luego de haberse suspendido durante varios meses, pese a que es elemental para ayudar al país contra los ataques de terroristas islámicos en la península del Sinaí que han jurado lealtad al Estado islámico. Los ejercicios militares con Egipto y otros países árabes aún no se han reanudado. Y Egipto aún está en espera de equipos e instructores que entrenarían a las tropas egipcias para combatir a los militantes. Por otra parte, la Casa Blanca todavía mantiene estrechos vínculos con los Hermanos Musulmanes, enemigos acérrimos de Sisi desde que fueron derrocados del poder por una insurrección popular respaldada por el ejército.

La Hermandad Musulmana aún se empeña en sumir al país en el caos.

El presidente egipcio reiteró que debe hacerse un mayor esfuerzo para resolver la cuestión palestina. Tal solución, según él, sería un elemento de cambio en la región y daría lugar a que el tratado de paz con Israel se extienda a otros países. Estas palabras seguramente fueron dirigidas a los países árabes pragmáticos: Arabia Saudita, los Estados del Golfo e incluso Marruecos, aliados tradicionales de Egipto – y quizás aliados silenciosos de Israel en su lucha contra un Irán nuclear; Sisi desea que estos países presionen a los palestinos para reanudar las negociaciones con Israel sin condiciones previas inútiles, a fin de lograr un acuerdo razonable. Una visión muy positiva, afirmó el primer ministro israelí.

Sisi puso sobre la mesa los conflictos que enfrenta Oriente Medio desde la perspectiva de su país. Posiblemente desea destacar que Egipto sigue siendo el principal país árabe de la región, lo que implica que en el caso de que sea invadido por el Islam radical, los resultados serían desastrosos no sólo para la región sino para Europa, que de pronto ha descubierto la frágil barrera del mar Mediterráneo, incluso para Estados Unidos.

¿Acaso alguien escucha esta seria advertencia? Lamentablemente dudo que así sea. Las llamadas grandes potencias se adhieren a sus estrechos intereses y puntos de vista, decididos a no ver el elefante en la habitación.

Fuente: The Jerusalem Post

Traducido por Esti Peled

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