113202013

 

DALIA STOFENMACHER

 

Estoy sentada en un café en la esquina,

Ella me mira desde la acera,

Negra como un diamante de carbón,

Diminuta como una lágrima de D-os,

Indomable, dueña de sus cuatro esquinas,

Reina del pavimento y del asfalto,

Observando su dominio con una mirada triunfal,

Mi perra, no es mía, no es de nadie, tampoco suya,

No es parte de las estadísticas,

No es un número ni una letra,

No está controlada por un nombre inservible,

Por horarios de la comida ni salidas a pasear,

La fanfarrería de un diccionario no la describe,

Es un perro con las cinco letras, nada más,

El humo de los coches es parte de su paisaje cotidiano,

Las groserías que escucha a diario escandalizarían a cualquier mercenario,

Cariños no recibe la vagabunda insufrible

Croquetas no son parte de su alimento diario,

Ya ningún gato pasa por ahí,

La verdadera soberana está para regir,

Pero a pesar de eso su corazón late con fuerza,

Con la velocidad de la belleza,

Con la lentitud de la tristeza,

Mi perra olvidada por la vida,

No es dueña más que de cuatro esquinas.