MORRIS STRAUCH PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MEXICO
España llamó a Sally Avigdor y ella dio a luz un libro allá: La Llama Negra, novela de un triángulo amoroso a ritmo flamenco. Sally dice que las letras y el baile flamenco son sus grandes pasiones.
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Entrando a Facebook la semana pasada me encontré con una invitación a la presentación de su libro, el lugar: Bajo Circuito, Cto. Interior entre Condesa y San Miguel Chapultepec, 10 de nov a las 8pm. Llegué por Periférico, Alencastre, Parque Lira, y crucé la San Miguel Chapultepec hasta Circuito Interior, ya cerca me estacioné en Montes de Oca y cené unos sopes muy decentes en dicha calle. A las ocho encontré el lugar a una cuadra de ahí, bajo el paso a desnivel de Circuito Interior. Amigos de Sally y sus tíos ya estaban esperando. De repente salió Sally a la recepción – ¡Hace cuánto tiempo! Dijimos los dos; adentro un conocido más con quien platiqué mientras comenzaba la presentación, en lo que en el estrado un grupo de flamenco estaba ensayando con su cantaor y dos bailarinas.
Entre Julio Patán, Mariana H. y Sally presentaron el libro, ella iba contestando las preguntas de la mesa con su nuevo acento entre mexicano y español, Julio con su humor característico iba desmenuzando el drama pasional de la novela. Recuerdo a Sally decir como: No es algo tan lejos de la realidad de cada uno de nosotros. Y en efecto, cada vida tiene su carga de drama, tragedia, comedia, amor, felicidad, etc.
Podemos leer en un fragmento de la contraportada: “La Llama Negra es la noche madrileña, el flamenco y su embrujo, el toro y la sangre, la vida y la muerte. Entre la Tani, Carmen y Diego se ha tejido un triángulo de fuego. Todo pende de un hilo muy delgado, que quema y puede romperse en cualquier momento.”
El flamenco comenzó justo después de desmenuzar el libro, Sally y los conductores bajaron del estrado y subió el grupo de flamenco, dos bailaoras, un cantaor y una guitarra. El aullar del canto jondo se iba propagando en el aire como el dolor de la Llorona y los pasos de las mujeres iban subiendo de intensidad, taconeando y arremolinándose cada vez más, arrastrando tras de sí la emoción del público. Al final Sally Avigdor se incorporó al tablado para cerrar el baile en trio,… efectivamente.
La Llama Negra nos dio un flamazo, abrazos, felicitaciones, fotos, videos, flashes, todo el rito del dar a conocer una obra en un recinto. Cuando me despedí, Sally estaba firmando libros; prometían una borrachera memorable, pero la camita ya me llamaba y con una cerveza tuve suficiente.
