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AARON GOLDSTEIN

Al-Shabaab, el afiliado de Al Qaeda en Somalia ha estado atacando a los cristianos en la vecina Kenya. Su ataque más salvaje llegó en marzo cuando fueron asesinadas 147 personas, en su mayoría estudiantes cristianos en la Universidad de Garissa. Muchos de ellos fueron masacrados mientras estaban rezando. 

En noviembre del 2014, al-Shabaab detuvo un autobús que se dirigía desde Mandera a Nairobi  y ordenó a los pasajeros que bajaran. Los pasajeros que no pudieron recitar un pasaje del Corán fueron obligados a recostarse en un campo y fueron abatidos a tiros mientras a los pasajeros musulmanes se les permitió volver a abordar el autobús. En total, fueron masacrados 28 cristianos.

Pareció que iba a tener lugar otro de tales ataques ayer, esta vez el autobús estaba yendo desde Nairobi a Mandera. Pero a diferencia del año pasado, los pasajeros musulmanes se negaron a ser separados de los pasajeros cristianos diciendo a al-Shabaab  que “los mate juntos o los deje en paz”. Al-Shabaab los dejó en paz.

El Señor sabe que hay una masa crítica de musulmanes cuya razón de ser es matar cristianos. Entonces, que algún grupo de musulmanes haga frente, arriesgue sus vidas y te diga que si quieres matar a mi vecino, debes matarme a mí también, es verdaderamente destacable. Si este no es un acto de bravura, entonces no sé qué lo es. No sería sorprendente si estos musulmanes de Kenia fueran honrados por esta valentía más allá de sus fronteras.

No sería una sorpresa para mí si una iglesia en este país invitara a estos musulmanes de Kenia para contar a su congregación por qué ellos no permitieron que murieran los cristianos. Pienso que es una historia digna de ser escuchada.

Todo lo cual me lleva a esta pregunta. Si Donald Trump es electo Presidente, ¿se rehusaría a permitir que estos valientes kenianos entren a este país para contar su historia?

Fuente: The American Spectator

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México