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Al principio, el prender velas en Shabat era un acto menos simbólico y más práctico. Pero con el tiempo, el objetivo cambió y prender velas en Shabat es ahora uno de los rituales más simbólicos y más representativos del judaísmo.

MARCOS GOJMAN

No hay ningún mandamiento en la Torá que nos ordene prender velas en Shabat, a pesar de que la bendición claramente dice: “vetzivanu lehadlik ner shel shabat”, “y nos ordenaste prender velas de Shabat”. El primer documento con la bendición de las velas de Shabat es el “Sidur de Rav Amram”, escrito por Amram Gaon en el siglo IX EC.

A falta de fuentes más antiguas, se cree que las mujeres prendían velas antes de Shabat sin decir ninguna bendición. La mayoría de los rabinos, antes del año 1000 EC, decían que el prender alguna luz en Shabat era una ocupación de las mujeres, por el simple hecho de que ellas se encontraban en la casa, mientras que el hombre estaba en la sinagoga. El prender esa luz no tenía ningún propósito ritual, simplemente buscaba evitar que la familia se sentara a oscuras durante la cena.

En el siglo XI, al prender una luz en Shabat, se empezó a decir una bendición, copiada de la que se decía al prender las velas de Januka. La mención más antigua del ritual se le atribuye a Hannah, la nieta de Rashi, quien describe a su mamá prendiendo las velas y bendiciéndolas. Algunos explican que con la braja se enfatizaba el hecho de tener prendida una llama en Shabat, en contraposición con los postura de los karaitas, que decían que no se podía tener ninguno fuego encendido.

Con el paso de los años, el prender velas en Shabat y en las fiestas, se convirtió en responsabilidad de las mujeres, aunque los hombres lo pueden hacer si no hay ninguna mujer en la casa. Hay Ilustraciones antiguas que enseñan a mujeres realizando el ritual de encendido de velas. También se han encontrado tumbas de mujeres en Europa del Este que tienen grabado imágenes de velas de Shabat y de manos bendiciéndolas.

Lo más común es que se prendan dos velas. Los sabios nos explican que representan las dos versiones del mandamiento bíblico relativo al Shabat: el que ordena “zajor,” el recordar el Shabat y el que ordena “shamor,” el cuidar el Shabat. Hay quienes prenden más: una vela por cada miembro de la familia, o seis velas que representan los seis días de la semana que anteceden al Shabat, o siete que corresponden a los días de la semana, o diez velas que recuerdan los diez mandamientos, o hasta 12 por las doce tribus.

La Guemará comenta en Masejet Shabat (23b), que si uno no tiene para comprar velas para Shabat o velas para Janucá, las de Shabat tienen prioridad, por shalom bait, por la paz en el hogar. Rashi lo explica diciendo que los miembros de la familia se sentirían incomodos al estar sentados en la oscuridad, ya que podría tropezarse y caer, lo que afectaría la paz en el hogar.

Al principio, el prender velas en Shabat era un acto menos simbólico y más práctico. Pero con el tiempo, el objetivo cambió y prender velas en Shabat es ahora uno de los rituales más simbólicos y más representativos del judaísmo.
Bibliografía: Artículo de Nina Amir, Jewish Encyclopedia y otras fuentes.

Fuente:alreguelajat.com