La Asociación Histórica Estadounidense reconoció que su propia credibilidad estaba en juego en una votación reciente.  

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En su reunión anual en Atlanta a principios de este mes, los miembros de la Asociación Histórica Estadounidense (AHA) votaron contra una resolución fácticamente deficiente condenando a Israel. Fue una victoria que puede marcar también el camino para que los campos académicos en las humanidades recuperen su credibilidad y posición perdida en el campus universitario.  


La AHA consiste de profesores y estudiantes de posgrado que enseñan y estudian historia a lo largo del país. Para el debate hubo una votación en la reunión en Enero, en la cual había una resolución condenando a Israel por su conducta ya que supuestamente afecta a la educación superior en Gaza, la misma Israel, y la Margen Occidental. Por ejemplo, la resolución afirmaba que Israel se rehusa a “permitir que estudiantes de Gaza viajen a fin de seguir la educación superior en el exterior.”

Los opositores presentaron evidencia para probar que esto era falso. Egipto, no Israel, controla el “Cruce de Rafah” que han utilizado durante décadas los estudiantes y profesores de Gaza que se dirigen hacia universidades en el exterior. A diferencia de los ignorantes miembros del profesorado del departamento de inglés de las universidades de Columbia y Wesleyan que propusieron una resolución similar hace dos años, los historiadores de la AHA estaban interesados en los hechos. Ellos probablemente sabían que después que Egipto cerró el cruce de Rafah en octubre del 2014, Israel aumentó el flujo de estudiantes que parten de Gaza a través del cruce Erez dentro de Israel hacia el norte, y a Jordania para vuelos al exterior.

Pero Jordania, la cual una vez emitía visas de tránsito en 10 días, ahora se toma muchos meses o más tiempo debido a las crecientes preocupaciones de seguridad acerca de los estudiantes de Gaza. La Autoridad Palestina no aprueba las solicitudes de permisos para Israel sin la visa de Jordania. Como resultado, las becas y otras oportunidades expiran. 


La resolución también condenaba a Israel por un ataque aéreo contra la Universidad Islámica de Gaza durante Operación Margen Protector en el año 2014. Pero dejó de mencionar que el campus universitario albergaba una planta de desarrollo y prueba de armas, un blanco válido en virtud de las leyes de la guerra. 


Todo esto fue demasiado matiz y complicación para los Historiadores Contra la Guerra, el grupo que estaba proponiendo la resolución. Sin embargo, una disciplina académica que es supuestamente un foro para la erudición desinteresada y el debate abierto estuvo en riesgo de abandonar sus tradiciones e integridad intelectual. Al final una mayoría contundente de historiadores no quiso ver su campo convertido en una maquinaria de propaganda (aunque es seguro que retorne finalmente una resolución similar).


Menos estuvo en juego para algunas organizaciones académicas —tal como la Asociación Nacional de Estudios Femeninos—que han respaldado resoluciones anti-Israel. Nacidas de movimientos políticos y forjadas con agendas políticas, sacrificaron poco en términos de erudición desinteresada. 

Pero la historia es uno de los campos venerables de las humanidades, y su pérdida ante la política ideológica habría tenido consecuencias amplias y más profundas. Las humanidades han sido desprovistas lentamente de financiación a lo largo de décadas. Si los campos clave de las humanidades y las ciencias sociales interpretativas—desde la literatura e idiomas a la historia y antropología—se vuelven centros de adoctrinamiento anti-Israel, no sólo serán económicamente marginales; serán desacreditados. ¿Los padres, legisladores estatales y, más importante, las universidades sentirán alguna razón para reabastecer los recursos de las humanidades?

El 15 de abril, la Asociación Antropológica Estadounidense de 10000 miembros comenzará a votar sobre una resolución anti-Israel respaldada en su reunión anual en noviembre. Aunque esa reunión estuvo dominada por los fanáticos, la votación de abril puede enfocarse en cambio en pruebas concretas y en el daño que haría la resolución a la antropología como campo. Este año se desarrollará una batalla sobre si boicotear o no las universidades israelíes en la Asociación de Lengua Moderna de 25000 miembros que representa a profesores y estudiantes de posgrado de Inglés e idiomas extranjeros.


Los activistas en estas disciplinas se han convencido que tienen sus manos sobre las palancas de la historia y pueden deslegitimar al Estado de Israel. Pero es más probable que ellos desacrediten a sus disciplinas académicas. Pronto lograremos ver si las humanidades quedarán en pie cuando se asiente el polvo de las votaciones. No hay garantías. 

Fuente: The Wall Street Journal-Cary Nelson / Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México


El Sr. Nelson es un profesor de Inglés en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign y un profesor afiliado a la Universidad de Haifa en Israel.