MAURICIO MESCHOULAM

Es común que, cuando los internacionalistas somos entrevistados, se nos pregunte por qué en México deberíamos estar interesados en asuntos tan lejanos. Pareciera que nos hace falta encontrar los hilos conductores que hoy enlazan fenómenos distantes.

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Va una pista. El bajo nivel de los precios del petróleo está causando enorme daño en nuestras finanzas. Pero el petróleo barato no es exclusivamente consecuencia de factores económicos.

Hay agendas geopolíticas que se entretejen con estos. Unos ejemplos:

El petróleo comienza a bajar con fuerza después del primer semestre del 2014 de manera coincidente con la crisis ucraniana. Rusia se había anexado Crimea. Obama no podía y no quería escalar un conflicto militar. La mejor estrategia era ejercer presión económica hacia Moscú. Ahora bien, Rusia, al ser el segundo país exportador de petróleo a nivel global, es uno de los más afectados por la baja de precios del crudo. No estoy con ello queriendo decir que dicha baja hubiese sido inducida por Washington, pero a EU no solo le conviene que el petróleo esté en los niveles actuales por cuestiones de consumo interno. La Casa Blanca tiene un clarísimo interés en que las finanzas del Kremlin estén golpeadas y ninguna sanción económica iba a ocasionar el daño a Moscú que lo que el petróleo barato le ha costado. No es casualidad entonces que, en 2015, Rusia y Arabia Saudita comenzaron negociaciones. Moscú necesitaba que Riad recortase su producción petrolera para provocar un alza en los precios. A cambio, los saudíes pedían que el Kremlin limitara su respaldo al presidente sirio, Assad, y le presionara a efectuar concesiones. Dichas negociaciones no prosperaron.

Por paradójico que pueda parecer, Arabia Saudita también está interesada en mantener por un buen tiempo los precios del petróleo en niveles bajos. Esto tiene, por supuesto, componentes económicos. A los saudíes no les molesta que muchas compañías petroleras cierren pues ello le dejaría, a la larga, un mayor pedazo del pastel. Pero, además, Riad está pensando en su rivalidad con Irán. Tras el acuerdo nuclear firmado entre Teherán y varias potencias, Irán vuelve a introducirse con fuerza en el mercado petrolero global, y el rey saudí desea asegurarse que ese país reciba los menores beneficios posibles. Y si bien con esa estrategia las finanzas de Arabia Saudita resultan perjudicadas, éstas se encuentran mucho mejor preparadas para resistir precios bajos de petróleo que lo que lo están las finanzas iraníes. Además, como vimos, Arabia Saudita puede emplear el petróleo como carta para negociar otros temas que le interesan.

Como resultado, podríamos pensar que el fracaso en las negociaciones para Siria, o la persistencia del conflicto geopolítico entre EU y Rusia, no son factores que benefician al precio del petróleo. A la inversa, si se lograra que Arabia Saudita e Irán encontrasen terrenos comunes para la resolución de Siria y otros temas, o bien, si se lograse reducir la tensión entre Rusia y Estados Unidos, de pronto algunos astros, -no todos- podrían empezarse a acomodar para que el petróleo recuperara al menos una porción del valor que ha perdido. Cosa que nuestro país mucho agradecería.

 

Twitter: @maurimm

 

Fuente:vanguardia.com.mx