Expertos y ciudadanos de a pie discuten si los horrores cometidos por ISIS (el Estado Islámico) y otros islamistas radicales, son un reflejo de las auténticas enseñanzas de la religión de Mahoma o una interpretación extrema y tergiversada de las mismas. Es indudable que estos fanáticos, que salen a degollar, queman, acuchillan, violan y esclavizan, lo hacen en nombre del Islam. Pero también está claro que imponen una agenda fanática e irracional a los propios musulmanes que no consideran esa su felicidad.

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ANA JEROZOLIMSKI

Esta semana se reveló una nueva demostración de salvajismo por parte de ISIS. Si bien sería un error creer que todo el que se opone a dicho grupo es liberal, demócrata, respetuoso de la dignidad humana (Irán se opone y continúa ejecutando opositores y homosexuales) , ISIS ha adoptado métodos no sólo en sus acciones sino en la publicitación de las mismas, que pocos han sabido imitar. Pues este domingo se reveló un video en el que un padre conduce a su hijo de 15 años a cometer un atentado suicida en un coche lleno de explosivos, que detona junto al blanco elegido, matando seguramente a otros musulmanes.

ISIS muestra a ambos viajando juntos, el diálogo entre padre e hijo, la convicción absoluta del joven a raíz del lavado de cerebro que le hicieron, que está por encontrarse con Alá en el paraíso, el aliento del padre que lo besa deseándole éxito. Y el hijo que le augura una muerte igual.

La verdad….lo describimos y se nos hace un nudo en la garganta.

Al ver ese horror , recordamos un libro que leímos tiempo atrás, del escritor israelí Meir Shalev. Su título es “Reshit”, que significa “comienzo” o “inicio” en hebreo, una palabra a la que si se antecede una letra, queda convertida en “Bereshit”, que significa , traducido literamente, “al comienzo”, pero que además, es el nombre del primer libro de la Biblia, Génesis: la creación del mundo.

En este libro tan singular, Shalev describe los lugares y circunstancias en los que aparecen en la Biblia por primera vez (de aquí el tema de “inicio”), diferentes situaciones , conceptos o sentimientos: el primer amor, el primer sueño, el primer rey, el primer llanto , los primeros espías, el primer animal, el primer profeta, la primera risa , el primer odio y la primera ley.

En el capítulo que abre el libro, dedicado al primer amor, describe un paseo que realizó años atrás a una aldea de pescadores en la zona de Malaya, cuyos habitantes, cuenta, eran musulmanes.

” Caminé entre las casas flotantes hasta que vi una puerta medianamente abierta y un hombre menudo sentado detrás de ella. Intercambiamos miradas, el hombre sonrió y con un movimiento de una mano me invitó a entrar. Tomamos té. Sobre la pared había una foto y un dibujo. En la foto se veía algún paisaje europeo, valles verdes, vacas marrones rojizas, cascadas y cimas nevadas. El dibujo me resultaba más conocido: un joven acostado sobre un altar, un anciano levantando un cuchillo sobre él, un ángel en el aire y por detrás también el carnero, con sus cuernos entre los arbustos”.

Para quien no leyó nunca la Biblia o simplemente no recuerda ese pasaje del primero de sus 24 libros, la escena es la del sacrificio de Isac (Itzjak en hebreo), por parte de su padre , Abraham. Así lo aprendimos nosotros en la escuela judía desde pequeños y así lo conocen también los cristianos. Pero evidentemente, hay otra versión.

Así continúa Shalev:

“Le pregunté qué está descrito en el dibujo. Mi anfitrión señaló con su dedo al anciano y con un acento extraño dijo : ´Ibrahim´. Luego mostró al niño y dijo: ´Ismail´. No discutí, pero al volver a Jerusalem revisé  y constaté que en efecto, así está escrito en el Corán. Ismael, y no Itzjak, es el hijo que Dios pidió a Abraham en sacrificio. Lo cuento con cierta verguenza. Lo debería haber sabido antes.

En lugar del estupor que debería haber sentido, lo que sentí fue pesar. El conflicto, así lo entendí, no es solamente por la tierra y ni siquiera por los santuarios que hay en ella. Es una pelea por un tema más difícil: el amor. Y para ser más exactos: por el amor paterno”.

Hasta aquí, la cita de Meir Shalev.

Lo recordamos al ver el video de ISIS, en el que no se ve sangre, pero en el que se hiere mucho más profundamente que en un degollamiento ante las cámaras: un padre alentando a su hijo a matarse “por Alá”.

Y nos preguntamos cuánto más bajo se puede llegar.

No está claro de dónde eran originalmente ese padre y ese hijo, aunque sí se sabe que el video fue filmado en Siria.  Pero personifican a nuestro criterio, la peor expresión que puede tener la fe, manipulada en manos de asesinos que dicen representar a Dios y de hecho lo insultan con cada paso.

Son ya demasiados los reclutados a las filas de ISIS, provenientes de más de cien países, según informes de Inteligencia, también de comunidades musulmanas en Occidente . No está claro cómo se los puede detener, especialmente dado que ya están en el corazón de Europa y no solamente allí.

Pero ante el horror que imponen y lo desenfrenado de sus acciones, quisiera optar por recordar algo más de aquella escena bíblica: el hijo no fue sacrificado. El judaísmo no “mató” a Itzjak a manos de Abraham y el Islam no mató a Ismael a manos de Ibrahim. Aunque no faltan en la Biblia escenas de odio, locura y muerte, allí, en el capítulo 22 de Génesis en el que se pone a prueba el amor del padre, la decisión final de Dios fue un mensaje de salvación y vida.

Todo aquel que alienta a sus hijos-y ahora lo decimos no sólo en el sentido filial de la palabra sino general, nacional a morir matando a otros, está pecando. Eso no es amor a Dios  sino herejía.

Fuente:uypress.net