ISRAEL – La empresa de bebidas de orientación liberal solía emplear a cientos de locales hasta que la presión del boicot contra Israel forzó el cierre de su fábrica de Cisjordania. Ahora los últimos 75 empleados palestinos han sido despedidos. ¡Viva Palestina!

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Hace dos años, The Times of Israel informó sobre la planta de Sodastream en la zona industrial de Mishor Adumim en Samaria Judea donde la compañía de bebidas carbonatadas israelí empleaba a 1.300 trabajadores. De esa mano de obra, 350 eran judíos de Israel, 450 eran árabes israelíes y 500 eran palestinos de Cisjordania. La dirección y el personal confirmaron a nuestro reportero que los sueldos y beneficios eran idénticos a los trabajadores en puestos comparables, con independencia de su nacionalidad y origen étnico.

Encabezamos el artículo, ” En Sodastream, los palestinos esperan que su burbuja no estalle“.

El lunes, estalló.

El lunes, Sodastream a regañadientes anunció que despedía a sus últimos 75 trabajadores palestinos, no habiendo podido obtener los permisos del gobierno israelí para que puedan trabajar en su nueva fábrica en la ciudad beduina de Israel del sur Rahat. Bajo presión de los grupos de boicot contra Israel, que lanzaron una campaña feroz contra Sodastream y su portavoz Scarlett Johansson, la empresa había cerrado su planta de Mishor Adumim en octubre pasado.

Cientos de palestinos que habían sido tratados equitativamente por una empresa israelí imparcial decente están ahora sin trabajo.

Aunque Sodastream avaló apasionadamente a los últimos trabajadores palestinos, insistiendo en que no supondría ningún peligro para los israelíes, las autoridades gubernamentales no se inmutaron – lo cual no fue demasiado sorprendente en el actual clima de terror y violencia. La noche del sábado, en un centro comercial en la ciudad asentamiento de Maale Adumim, a 10 minutos en coche de la antigua planta de Sodastream, un joven palestino, Saadi Ali Abu Ahmad, atacó brutalmente a un guardia de seguridad desarmado, Tzvika Cohen, en un asalto no provocado. Cohen lucha ahora por su vida en el hospital. Abu Ahmad trabajaba en el centro comercial, con permiso. Conocía a Cohen; según algunos informes, lo conocía lo suficiente como para haber tomado café con él.

Los defensores del BDS pretenden actuar en interés de los palestinos, específicamente en su búsqueda de la independencia. Es dudoso que los cientos de ex trabajadores palestinos en paro de Sodastream lo vean así.

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Scarlett Johansson con Daniel Birnbaum de Sodastream (Mike Coppola / Getty Images for Sodastream / vía JTA)

Muchos israelíes – tal vez incluso la mayoría – en realidad desean asociarse a los palestinos en alguna versión de independencia. La mayoría de los israelíes no quiere gobernar a los palestinos. Muchos israelíes, quizás la mayoría, vea un imperativo israelí de primer orden separarse de los palestinos – con el fin de mantener tanto a Israel como Estado judío (con su actual aproximada mayoría de 3-1 judía-no-judía) y una democracia (con iguales derechos para esa minoría no judía).

Pero cada ataque como el sábado por la noche refuerza la convicción de que otra generación de palestinos ha sido educada para odiar y mostrarse hostil con Israel y los israelíes en lugar de buscar la convivencia junto a nosotros. Teniendo en cuenta la hostilidad, incluso el líder de la oposición de centro-izquierda, Isaac Herzog, heredero del una vez dominante Partido del Trabajo de Yitzhak Rabin, ha llegado a la conclusión públicamente en los últimos tiempos de que la idea de renunciar a la seguridad en Cisjordania para facilitar un estado palestino totalmente independiente simplemente no es viable por el momento. Si Israel hubiera dejado de vigilar la seguridad de los centros de población palestina, tal como exige incansablemente la comunidad internacional, estaríamos ahora en medio de un renovado ataque de atentados suicidas palestinos, en lugar de la “mera” rutina diaria con sangre de puñaladas, tiroteos, asaltos y embestidas de coches.

El camino hacia la independencia palestina, la forma de revertir la sombría y fútil nueva ola de cuchilladas, comienza no con los bien y menos bien intencionados esfuerzos internacionales de intentar de nuevo mediar en las conversaciones de paz, y ciertamente no con los mal intencionados esfuerzos, apenas disimulados de debilitar a Israel como los impulsados por los partidarios del BDS. Se inicia, en cambio, con la educación. Y no sólo en las escuelas. También con fábricas de bebidas carbonatadas.

La actual ola de terror palestino de relativamente bajo nivel no es una amenaza estratégica para Israel en términos del número de muertos. Pero es un peligro estratégico porque subraya que a una nueva generación de palestinos les han lavado el cerebro – educado mal – para detestar a los judíos como usurpadores ilegítimos, la fuente de su desgracia, los objetivos de su ira y violencia.

Israel podría hacer más para ofrecer un estímulo por los que del lado palestino predican la tolerancia y la convivencia. Se ha hablado mucho de asistencia económica. Se ha hablado demasiado poco de congelar la construcción de asentamientos en áreas que Israel no contempla retener llegado el día en que sea capaz de separarse de los palestinos. (El parque industrial de Mishor Adumim se encuentra en el interior del bloque de asentamientos de Maalé Adumim que Israel buscaría retener en virtud de un acuerdo permanente). El mecanismo conjunto palestino-israelí, supervisado por Estados Unidos, diseñado para permitir que ambas partes hagan frente a la incitación sigue estando lamentablemente sin utilizar.

Sin embargo, el verdadero enfoque estratégico debe estar en la educación, en la ruptura de estereotipos, en el fomento de la tolerancia – en las escuelas, en los lugares de culto, en los medios de comunicación, entre los líderes políticos, y en el lugar de trabajo.

Tal vez la más alentadora noticia árabe-israelí que he leído en las últimas semanas sea ésta, que un nuevo libro de texto egipcio de noveno grado enseña, por primera vez, el proceso por el cual Anwar Sadat y Menachem Begin lograron un acuerdo de paz entre Israel y Egipto. Así es como se promueve la tolerancia y la comprensión.

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Empleados trabajando en la nueva fábrica Sodastream en el desierto del Neguev en Israel, junto a la ciudad de Rahat, 2 de septiembre de 2015. (AP / Dan Balilty)

La dirección más efectiva para los que están haciendo campaña para un Estado palestino sería presionar por una revolución en la educación palestina – incluir elementos básicos de la exasperante narrativa histórica israelí en el conflicto, y por lo tanto subrayar que los dos pueblos tienen derechos y están destinados a compartir esta estrecha franja de tierra. (El Ministro de Educación de Israel, por su parte, necesita asegurarse de que nuestro plan de estudios sigue siendo sensiblemente diverso y abierto). Tal como están las cosas, la educación palestina va en dirección opuesta, hacia un creciente rechazo a la propia historia judía aquí – como se ha visto estrepitosamente en el moderno rechazo palestino de la santidad del Monte del Templo para los judíos, hasta entonces incuestionable por los musulmanes.

En la fábrica Sodastream de Mishor Adumim, día tras día sin complicaciones, los estereotipos se están descomponiendo sin que nadie se dé cuenta. Judíos y árabes trabajaban juntos, eran tratados como iguales, podían mantener a sus familias honrosamente. Una burbuja, de hecho. Pero esa fábrica cumplió la promesa de un futuro mejor para las dos partes. Quién sabe a otras cuántas empresas, de mentalidad similar podría haber inspirado.

Ahora se cerró. Y a partir del lunes, todos sus empleados palestinos están sin trabajo. Qué reto ahora, para ellos, alimentar a sus familias, proteger a sus hijos y evitar que sucumban a los odios que prevalecen.

Bravo, campaña BDS. Una gran victoria para Palestina. Un gran paso adelante en el camino a … ¿qué, exactamente?

Fuente: The Times of Israel / David Horowitz – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico