MÓNICA GARZA

Este fin de semana los casi 14 millones de judíos que hay en el mundo están celebrando la primera y más importante fiesta de su calendario: Pésaj, la Pascua judía, la liberación de los hebreos de la esclavitud de Egipto que dio como resultado el nacimiento del pueblo judío.

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Eso significa que desde este viernes gran parte de los más de 60 mil judíos mexicanos celebrarán con sus respectivos rezos, bendiciones, ceremonias y alimentos en la mesa de la gran cena familiar.

Pero para muchos de ellos, el concepto de libertad del yugo egipcio en términos contemporáneos también se traduce en la liberación de lo que encarcela interiormente.

Y vaya que el pueblo judío sabe de prisiones y discriminación, incluso entre ellos. Me explico:

En 2014 en el Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México se presentó la campaña “Yo tampoco” de la organización Guimel por la no discriminación de las personas homosexuales dentro de las comunidades judías.

Ahí escuché al líder de una de ellas decir en su discurso, “nosotros sabemos lo que es ser un pueblo discriminado, no podemos discriminarnos entre nosotros”.

Se refería al exilio al que pueden someter —aun en el siglo XXI— algunas familias judías —o de cualquier religión— a uno de sus integrantes al declararse abiertamente homosexual.

“No se trata de rechazar su condición, simplemente no pueden llevarla a la mesa, ni al templo” me dijo una vez la voluntaria de una asociación judía comunitaria.

Por eso dentro de la comunidad israelita de México la figura de un personaje como Luis Perelman es tan importante.

Sexólogo educador de profesión, librero por vocación y comunicador activo por la red de habla hispana y portuguesa de Familias por la Diversidad Sexual.

Luis ha trabajado incansablemente desde hace 22 años frente a un reto a todas luces titánico dentro de su comunidad, la total inclusión de los judíos homosexuales.

Su activismo nació inspirado en su propia historia y su profesión animada por el silencio que lo aprisionó hasta los 27 años, cuando un terapeuta consiguió hacerlo hablar.

Luis Perelman: Estuve llorando cinco horas porque por primera vez se lo pude decir a alguien. Pero luego tardé dos años en decírselo a mi familia, a mi mamá.

 Mónica Garza: ¿Cómo le dijiste?

Luis Perelman: “Decidí que con la gente que quiero y aprecio voy a ser yo mismo. Soy Gay”. Me tardé seis meses en preparar esa frase.

Mónica Garza: ¿Y ella qué respondió?

Luis Perelman: “¿En qué te ayudamos para que se te quite?… Yo simplemente le dije, ‘A donde tú quieras yo voy, si te hace sentir tranquila, y si se me quita te aviso”.

Entonces Luis aprendió a tener esa doble vida que llevan tantos, al menos frente a su madre durante los diez años que ésta tardó en entender que “eso” no se quita.

Mientras tanto, él comenzó a enfrentar la vida y a su comunidad desde otro lugar, desde la información y la provocación.

“Cuando vi que las comunidades judías en otros países trabajaban regularmente con el tema de diversidad sexual en centros comunitarios, pensé que eso también se podía hacer en México y descubrí muchos espacios donde avanzar”, recuerda.

Así creó el grupo de apoyo Shalom Amigos en 1994 y hasta 2012 Guimel, la primera organización comunitaria cuya misión es confrontar, sensibilizar y educar a la sociedad judía mexicana frente a la condición homosexual.

Gracias a esta organización hoy muchos judíos mexicanos han podido encontrarse y encontrar espacios valiosos para ellos, donde el más importante es la familia.

Si bien muchos dentro de su comunidad consideran el activismo de Luis Perelman como “temerario”, él sólo mira lo que sí se puede lograr y ha llevado su trabajo a muchos frentes.

Así, con su sonrisa serena, hace unos días en un café de Polanco y de cara a la celebración de este fin de semana en las comunidades judías del mundo, el valiente activista reflexionó conmigo en voz alta:

“El pesaj es la fiesta de la libertad. Si hablamos de la libertad de ser quien eres, amar a quien tú quieras y que eso no sea razón para que te rechace tu familia, ni tu comunidad. Que eso sea celebrado de forma en que puedas estar en la mesa con toda tu familia en estas fiestas”.

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Fuente:razon.com.mx