LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Violencia en Acapulco, Guerrero

La primera causa de mortalidad en el Estado de Guerrero es la diabetes melitus y la segunda los homicidios. El puerto turístico de Acapulco, con más de un millón de habitantes en su área metropolitana (Acapulco de Juárez y cuatro poblaciones del municipio de Coyuca de Benítez) es considerado como la ciudad más violenta del país y la cuarta a nivel mundial por el número de homicidios registrados durante el último año de acuerdo al Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal. El primer lugar lo ocupa la ciudad de Caracas, Venezuela; le sigue San Pedro Sula en Honduras y el tercero la ciudad de San Salvador.

El secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) consignó que del 2011 al 2015 el promedio anual de personas asesinadas en Guerrero fue de 910: 76 ejecuciones al mes y tres por día. A pesar de los múltiples operativos de las Fuerzas de Seguridad desplazadas para contener a la delincuencia, prosiguen los homicidios dolosos en Guerrero, el 50.0% se cometen en Acapulco. En el primer cuatrimestre se registraron más de 300, el grueso de los homicidios se vincula a enfrentamientos entre grupos delincuenciales y estos con las fuerzas de seguridad. Existen evidencias de complicidad de las autoridades locales con las organizaciones delictivas; estas últimas no solo están relacionadas con el tráfico de drogas, también obtienen recursos a través de personas que secuestran y de extorsiones a empresas y personas. En la violencia están presentes los residuos de la guerrilla que encabezó la insurgencia en la sierra de la entidad a finales de los sesentas y en la década de los setentas, que muchas veces actúan conjuntamente con el crimen organizado.

La sociedad acapulqueña vive angustiada por la presencia de los carteles de la droga en su territorio; la paz social se ha quebrantado. Dos semanas atrás grupos armados atacaron dos hoteles ubicados en la zona costera de Acapulco, donde se hospedaba la Policía Federal, y causaron terror entre acapulqueños y turistas. Decenas de escuelas y comercios fueron cerrados para evitar ser blanco de los enfrentamientos armados.

La inseguridad que priva en Acapulco ha afectado sensiblemente la actividad turística de esa ciudad, que es su principal fuente de ingresos. La violencia se manifiesta en todo el Estado de Guerrero, de aquí que empresas de diferentes ramos, sobre todo las vinculadas a la distribución de alimentos y otros bienes, hayan cancelado o disminuido su abastecimiento a diversas poblaciones.

Con nostalgia recuerdo mis primeras vacaciones en Acapulco a mediados de los cincuentas, era un paraíso terrenal con una población de alrededor de 50 mil habitantes, un cielo claro, un panorama de selva, con montañas frente a una mar cristalina, se podía deambular por la Costera a altas horas de la noche sin ningún temor. Acapulco y Cuernavaca eran nuestros destinos vacacionales familiares con mi primera esposa y mis dos hijos mayores. Disfrutábamos buena parte del día en las playas que no estaban abarrotadas como hoy en día. En las tardes íbamos a ver a los intrépidos clavadistas locales que se lanzaban peligrosamente al mar desde una montaña, el espectáculo era gratuito, solo lo que el visitante daba de cooperación. También veíamos la bellísima puesta de sol en el mar abierto de Pie de la Cuesta o a tomar riquísimas malteadas y helados en la Vaca Negra, situada en la costera, cerca de la tranquila playa familiar de Caleta, que estaba prácticamente enfrente del Hotel Bel Mar, en donde se hospedaba frecuentemente mi hermano Pepe con su familia en sus vacaciones. En el Bel Mar se servía desayuno, comida y cena, eran deliciosos y, como éramos clientes habituales, las porciones eran más abundantes.

Asimismo, recuerdo que íbamos al mercado de dulces en el Centro de Acapulco, anexo a la estación de autobuses foráneos. Sobre todo comprábamos dulce de coco y aceite de coco para frotarse en el cuerpo y adquirir un color cobrizo asoleándonos en la playa. Creo que de esa época data mi gusto por los dulces, pasteles y cremas corporales elaboradas con base a coco.

En los setentas, ochentas y mediados de los noventas mis visitas a Acapulco no solo fueron por motivos recreativos, en buena medida estaban relacionadas con asistencia a Convenciones para dar pláticas y otras razones de trabajo. Con mi actual esposa y mis hijos menores también visitamos Acapulco. Dejamos paulatinamente de ir Acapulco, el paisaje de las verdes montañas se tornó en hacinamientos de construcciones, el mar se contaminó con las aguas negras que vertieron hoteles y residentes del Puerto y el tránsito se hizo denso, entre otros factores que transformaron paulatinamente el otrora paradisiaco Acapulco.

A partir de mediados de los setentas empezamos a vacacionar en el naciente polo de desarrollo: Cancún, igualmente fui ahí por motivo de trabajo y varias veces me hice acompañar de mi familia. A Ixtapa, Guerrero en los ochentas, iba una semana a las Juntas de Planeación de actividades anuales del área internacional del banco en el que trabajaba. En los últimos días de esa semana teníamos autorización para que nuestras familias nos acompañaran.

Asimismo, a mediados de los ochentas vacacionamos en varias ocasiones en Cozumel; un amigo mío, directivo de un lujoso hotel de ese destino turístico, nos conseguía una tarifa preferencial y disfrutábamos de un ambiente de ensueño durante una semana cada año. El Hotel tenía playas propias, el mar parecía un estanque de tranquilo; mis hijos menores lo disfrutaron con mucha intensidad y junto con mi esposa iban a bucear a las aguas de Cozumel, calificadas como de las mejores del mundo para esa actividad. Posteriormente, al menos por una década, nuestro destino principal de recreación fue Miami; mis hijos mayores me prestaban sus departamentos en esa localidad hasta que mi hija vendió su departamento y mi hijo, por diversas circunstancias, ya no nos lo prestó.

Campañas Políticas.

El próximo 5 de junio los mexicanos en edad de votar elegirán a 1,365 representantes populares entre gobernadores (Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Hidalgo, Durango, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala y Zacatecas) alcaldes y diputados locales; asimismo, en la Ciudad de México se elegirán a 60 diputados, constituyentes que teóricamente son ciudadanos notables de la capital, adicionales a los 40 designados por las autoridades que integrarán la Asamblea Constituyente que elaborará la Carta Magna de la Capital que deberá aprobarse a más tardar el 31 de enero del 2017.

Desde el inicio de las campañas electorales se detectaron candidatos vinculados al narcotráfico lo que ensombreció el entorno político, que junto a candidatos designados con evidentes antecedentes de corrupción, acentuaron la desconfianza de los electores; a ello hay que agregar la “guerra sucia” que se ha desatado entre los contendientes.

Por lo demás, los presidentes del Pan y de Morena han realizado una activa campaña presidencial anticipada con los recursos que el gobierno destina para los partidos; esta acción aparentemente no es ilegal porque los presidentes no mencionan en sus comunicados publicitarios que se vote por ellos, que es lo que prohíbe la ley, hasta que no se inicien oficialmente las campañas presidenciales del 2018; sin embargo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presidente de Morena, ha mencionado en sus comunicados “que va por la Presidencia y cuando gane venderá el nuevo avión de Enrique Peña Nieto, e implementará múltiples acciones; AMLO desde hace 10 meses ha impulsado su campaña presidencial visitando 16 entidades federativas y recorriendo mas de 72,000 km, ha aparecido al menos en 325 mil spots en radio y en televisión “difundiendo sus ofertas y compromisos de campaña rumbo al 2018”.

En este contexto, los demás partidos no han designado a sus candidatos oficiales a la Presidencia, aunque se sabe quienes podrían ser los elegidos, AMLO esta arriba en las encuestas del 2018. El gobierno y el Instituto Nacional Electoral, a sabiendas que lo que hace AMLO es ilegal, no ha tomado medidas para frenarlo.

Por lo demás, la ciudadanía estamos cansados de la saturación de mensajes que nos envían los partidos y los candidatos independientes para las próximas elecciones del 5 de junio. Promesas que sabemos no cumplirán; recursos de los causantes tirados a la basura. En particular me irritan las cantaletas de AMLO que hemos escuchado en sus dos campañas presidenciales previas; apago la radio o cambio de canal ya que me dan nauseas su voz y sus supuestos logros.

Igualmente hay que temer a los candidatos independientes, ya que los que hasta ahora han surgido tienen un pasado partidarista viciado; es el caso de Jaime Rodríguez “el Bronco”, el nuevo gobernador de Nuevo León, que se rodeó de funcionarios corruptos y tiene intenciones de lanzarse al ruedo en la contienda del 2018. En este marco, evaluaría la opción de que Denise Dresser (DD), politóloga, periodista y catedrática del ITAM, de 53 años, buscara la Presidencia en el 2018; quien en un programa televisivo manifestó que podría aspirar a ser candidato presidencial. DD no está vinculada a ningún partido político, conoce ampliamente el entorno social, político y económico del país y ha sido una acerba crítica de políticos y empresarios, entre ellos el hombre más rico de México y del presidente de Televisa; ha tenido un gran valor cívico en sus denuncias sobre la corrupción y otros asuntos espinosos del “establishment”. Aclaro, no promuevo a DD para candidata presidencial, solo hago una reflexión sobre esa posibilidad.