Una sublevación popular es casi imposible en un país cuyo gobierno ya les dispara a sus propios ciudadanos.

PANAM POST

Algunos analistas han pronosticado una revuelta popular en Venezuela y, como un resultado potencial, el derrocamiento del régimen corrupto del caudillo Nicolás Maduro.

Alrededor del país, muchos ciudadanos, en su desesperación por encontrar comida y medicamentos, han protestado contra el gobierno ya que la escasez es peor cada día. Naturalmente, muchos comentaristas políticos piensan que la situación actual es insostenible.

Según muchos analistas, si el régimen chavista no logra encontrar una solución al problema de la escasez, la población se sublevará eventualmente. Pero quienes así piensan no entienden que los problemas de Venezuela no son causados por el colapso del precio del petróleo y, por consiguiente, por la falta de fondos para proveer las necesidades básicas de la población.

Inclusive con los precios actuales del petróleo, Venezuela tiene mayores ingresos que los de Perú, un país con un número de habitantes (30.4 millones) casi idéntico al de Venezuela (29.3 millones). Los analistas no han percibido que, detrás de una fachada electoral, Maduro lidera a un régimen militar que ejerce un control totalitario sobre la población.

Los “colectivos” chavistas — el equivalente de los “camisas pardas” de la SA Nazi , así su nombre sea un eufemismo — y la Guardia Nacional Bolivariana, una fuerza paramilitar, atacan violentamente cualquier reunión o protesta en contra del gobierno. Las calles principales de todo barrio importante del país están, como en la Alemania Nazi, bajo el control de estos “camisas pardas” modernos.

Por otro lado, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) controlan el acceso a los productos básicos de comida y a los medicamentos. La función de los supermercados privados ha sido limitada a la venta de productos no esenciales.

Estos son los sóviets locales, diseñados para someter a la población. Si su hijo adolescente le tira una piedra en una protesta a un miembro de la Guardia Nacional Bolivariana, le quitan su ración de leche para su bebé de un año.

Bajo estas condiciones, es casi imposible que la población se organice, se subleve y derroque a un gobierno que ya ha demostrado su disposición de dispararles a sus propios ciudadanos.

¿Cuándo caerán en cuenta los líderes regionales e internacionales, incluyendo a la administración del Presidente Barack Obama, que la inacción frente a Venezuela solo desembocará en más muertes?

Eventualmente, a los vecinos de Venezuela les saldrá cara su actitud complaciente. La crisis humanitaria en el país de Simón Bolívar empeora cada día, y pronto empezará a desestabilizar a la región entera, empezando por Colombia.

Una buena porción de los problemas que surgen del colapso de Venezuela aterrizará en las costas de Estados Unidos. La ciudad de Nueva York es más cercana a Caracas que a Denver.

Fuente:es.panampost.com