GIULIO MEOTTI
Los errores de la élite europea actual se prolongarán hasta el colapso final

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La crisis europea surgió por dos razones y no son el Brexit. Había un plan original para crear los “Estados Unidos de Europa”, pero este proyecto fue diseñado sin un “plan B” para un cambio de dirección. La máquina no pudo hacer ajustes a la realidad. En segundo lugar, el proyecto fue confiado a una burocracia con facultades legislativas y administrativas extraordinarias.

Es la famosa pregunta del poeta latino Terencio: “Quis Custodes de Ipsos custodios?” ¿Quién controla a los guardianes? Es la cuestión de la legitimidad política y la soberanía.

Luego están las causas del fracaso. Como todo el mundo sabe, hay un terrible déficit de legitimidad con respecto a las instituciones europeas. Estas instituciones han hecho un llamamiento a las personas a través de sus representantes, pero cuando las personas tuvieron derecho al voto, Europa dijo “no” a sus proyectos. Pero los proyectos continuaron como antes, sin que se rayen en absoluto por este “no”. Así las personas sacaron sus propias conclusiones, y le retiraron poco a poco su confianza.

La integración de Europa fue concebida en términos unidimensionales con la dictadura de los burócratas y jueces no elegidos, la cancelación de las leyes aprobadas por parlamentos representativos, tratados constitucionales firmados sin participación alguna de la gente, un sistema de monedas asociado con una pesada deuda que nadie sabe cómo señalar a quien ha de asumir la responsabilidad por ello.

Esta élite ha dado la espalda a la cristiandad, aparentemente sin darse cuenta de la medida en que la población de Europa sigue dependiendo de su orientación moral y espiritual. Y la herencia de la Ilustración también está en riesgo, con la difusión de leyes en el continente que impiden a las personas expresar su afiliación religiosa o nacional. La libertad de expresión ya no está protegida de acusaciones de “islamofobia” o “xenofobia”.

Luego están las causas culturales-ideológicas. Es el fracaso total de la élite política de Bruselas para considerar la cultura de Europa, fundada en la revelación judeocristiana. Las leyes europeas, las instituciones educativas y las tradiciones son incomprensibles sin hacer referencia a las enseñanzas contenidas en la Biblia. Pero la cultura europea es también secular, basada en la lealtad territorial. Ambas fuentes religiosas y seculares de la cultura europea han sido repudiadas por la élite, que cree que la cultura no tiene ningún valor, y obedece sólo imperativos económicos.

Tome la enrevesada Constitución Europea. Durante más de un año, un comité de 105 miembros, bajo la dirección del ex presidente francés Valéry Giscard d’Estaing, trabajó en este documento histórico. La frase clave del preámbulo es la que define a Europa como una “civilización” cuyos habitantes “han venido desarrollando valores que sustentan el humanismo: la igualdad de las personas, la libertad, el respeto a la razón”.

La única absoluta mención de la religión en el preámbulo se presenta en la siguiente frase, que menciona la “herencia cultural, religiosa y humanista de Europa”, una adición de último minuto insertada por los redactores después que decidieran eliminar una referencia específica anterior al cristianismo. En el documento de 75.000 palabras no hay una sola mención del cristianismo.

No es sorprendente que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos pidiera que se quitaran los crucifijos de las aulas como una amenaza a la democracia y ha establecido una agenda de compromiso con el matrimonio homosexual, el aborto libre y una reducción dramática de la libertad de conciencia.

Algunos están dispuestos a vivir con el problema, en la creencia de que los beneficios superan los costos de la UE. Otros – particularmente los “euroescépticos” – creen que los costes superan a los beneficios. Para ellos, al igual que en el Brexit, la confiscación del poder de la toma de decisiones por una élite no elegida es un defecto fatal del proyecto europeo.

Es la historia de Bruselas repetida de nuevo. Los aliados evitan el bombardeo de la ciudad durante la guerra, ya que iba a ser el sitio del desfile de la victoria y un símbolo del renacimiento europeo. Sin embargo, las instituciones europeas han colonizado la ciudad, destruido su belleza y dignidad, desfigurando con bloques de hormigón y vidrio, símbolos del vacío moral interior.

¿Quién llenará el vacío en la atea Bruselas? Sabemos la respuesta …

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico