El Secretario de Estado tiene un nuevo dulce para Vladimir Putin

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – John Kerry estuvo en Moscú esta semana, donde invocó el ataque terrorista del jueves en Niza para presionar la necesidad de negociar un fin a la guerra civil en Siria. “En ninguna parte hay un mayor semillero o incubadora para estos terroristas que en Siria”, dijo él, y en ese punto tiene razón. Muy mal que otro mal acuerdo con Rusia no es probable que logre ese objetivo.

La administración quiere que el Kremlin fuerce al dictador sirio Bashar Assad a poner en tierra su fuerza aérea, la cual continúa usando bombas barril y municiones químicas contra objetivos civiles en áreas retenidas por los rebeldes. A cambio, el Sr. Kerry está ofreciendo a Rusia cooperación realzada en inteligencia, incluidos coordenadas de objetivos para que los bombarderos rusos ataquen al Estado Islámico y al Frente Nusra vinculado a al Qaeda. En el más largo plazo, el Sr. Kerry quiere que Rusia ayude a facilite la salida del poder de Assad como parte de un acuerdo político general para Siria.

Esa podría ser una negociación razonable—si tan sólo Vladimir Putin tuviera algún historial de acatar compromisos previos. El presidente ruso desplegó su fuerza aérea en Siria el año pasado después de pasar cuatro años bloqueando todo esfuerzo en las Naciones Unidas por censurar al régimen de Assad. Desde el inicio sus aviones han bombardeado mercados, hospitales pediátricos, poblados turkmenos y otros objetivos que no son del ISIS en áreas sitiadas por fuerzas del régimen.

En junio, Estados Unidos tuvo que trepar a los F-18 después que aviones rusos bombardearon a rebeldes respaldados por Estados Unidos en un área cerca de Jordania donde se suponía estaba en vigencia un cese del fuego. Los rusos volvieron para una segunda ronda de bombardeos después que los Hornets volaron bajos en combustible y partieron. Moscú ha ignorado repetidamente los intentos de cese del fuego y sigue muy comprometido en ayudar a Assad a aplastar a sus enemigos, cuatro meses después que el Sr. Putin anunció su presunta partida inmediata del país.

No es de extrañar que el Secretario de Defensa Ash Carter sea abiertamente escéptico de la abertura del Sr. Kerry; él comprende que Rusia se guardará la información estadounidense mientras continúa presionando su ventaja. El Pentágono reconoce un adversario, aun cuando el Secretario de Estado no.

Otra pregunta es: ¿por qué Rusia ha sido lenta en asumir la propuesta estadounidense? ¿Acaso está esperando una oferta más dulce? Para el Sr. Putin, eso probablemente conllevaría un fin a la mayoría de las sanciones económicas estadounidenses y al reconocimiento estadounidense de facto de las ganancias rusas en Ucrania a cambio de mayor cooperación en Siria.

Putin tiene razones para estar esperanzado. El año pasado, la administración Obama descartó categóricamente la cooperación con Rusia por Siria. Pero eso se desvaneció cuando quedó en claro que la intervención de Moscú no era el pantano que predijo el Sr. Obama, y que Estados Unidos no tenía ninguna influencia sobre Assad, en tanto el Sr. Obama descartara utilizar la fuerza militar contra él.

También desapareciendo está la determinación de Europa de mantener en vigencia las sanciones, aunque Rusia continúa violando el llamado cese del fuego de Minsk en Ucrania oriental. Moscú tiene razones para creer que su sartén por el mango en Siria finalmente correrá a Berlín hacia una línea más complaciente.

En cuanto a Siria, Assad continuará consolidando su control sobre el poder, haya o no acuerdo, mientras Rusia e Irán extienden su influencia sobre el Mediterráneo oriental. Los refugiados seguirán derramándose fuera de Siria. Los vecinos de Siria continuarán siendo desestabilizados, como deja en claro el intento de golpe en Turquía. Y la ola de terror moviéndose hacia el Occidente no se desvanecerá pronto.

Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México