En su primera entrevista concedida a un medio mexicano, el recientemente nombrado embajador de la República Armenia para México, Ará Aivazian, le abrió las puertas de la embajada de Armenia a Enlace Judío. En la charla, el embajador habló sobre la historia compartida de dolor y exilio que hermanan a los pueblos armenio y judío, además de la resurrección que ambas naciones han experimentado en las últimas décadas, forjando un futuro como Estados-nación independientes.

MAY SAMRA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO -El año pasado, los armenios de todo el mundo se unieron para conmemorar el centenario del genocidio armenio, relata el embajador, y los temas que estuvieron en el centro de la solemne conmemoración fueron, en primer lugar, el reconocimiento a los países y pueblos que acogieron a los armenios y que han reconocido el genocidio a pesar de factores políticos, la importancia de la memoria histórica para evitar que se repita la tragedia; y la resurrección o el resurgimiento de Armenia, un país pequeño y con una diáspora considerable en todo el mundo, pero que ve hacia el futuro con optimismo.

Sobre Israel, dice que con Armenia existe una relación muy especial, más que con cualquier otro país, ya que ambos pueblos experimentaron historias paralelas de intento de exterminio y posterior resurrección, por lo que ambos países pueden aprender y enriquecerse entre sí.

Sobre la importancia que tiene el reconocimiento por parte de la comunidad internacional al genocidio armenio, recuerda que tres intelectuales judíos son parte fundamental de la historia de Armenia: “Fue Raphael Lemkin, quien creó el concepto del genocidio. A su vez, Franz Werfel, escritor y Henry Morgenthau, Embajador de EE.UU. en el desaparecido Imperio Otomano, externaron que lo sucedido con los armenios debía ser condenado y castigado por la comunidad internacional, para que no pudiera inspirar a otros crímenes similares. La historia demuestra que la lección que dejó fue de impunidad, y sirvió de inspiración de otros crímenes de lesa humanidad“.

“Lo peor que le puede pasar a las víctimas es que se les niegue el reconocimiento. El historiador del Holocausto y del genocidio, el recientemente fallecido Ellie Wiesel decía que la negación es la última etapa del genocidio, y que quienes lo niegan continúan cometiendo el genocidio”.

Uno de los temas que surgen al hablar sobre genocidios es el tema de las reparaciones, al respecto, dice:

“Para Armenia es muy importante vivir en un ambiente positivo: desde hace 25 años tenemos un Estado, pero ninguna autoridad había presentado reclamo de recompensa por el tema del genocidio, lo más importante es establecer lazos normales con pueblo turco, a quién no consideramos involucrado en el crimen del genocidio, pero no podemos ignorar el hecho de que las autoridades turcas niegan el crimen y siguen las líneas de xenofobia contra Armenia desde hace 23 años. Tienen una posición agresiva contra Armenia, por el tema de Nagorno Karabagh, un tema en disputa; pero el problema de Nagorno Karabagh fue creado por Stalin en la Unión Soviética. Algunas decisiones de la Unión Soviética siguen teniendo consecuencias negativas hasta hoy. Y nosotros tenemos que luchar por nuestros valores, aspiraciones y protección de derechos humanos; es lo que hacemos en Armenia“.

Armenia comparte con Turquía, además de una historia turbulenta, una frontera, por lo que es muy importante para este país transcaucásico restablecer las relaciones con su vecino, y que dicho vecino disfrute un ambiente de seguridad y estabilidad democráticas. Por ello,  el embajador lamenta que Turquía no haya ratificado los protocolos firmados en 2009 para el restablecimiento de relaciones diplomáticas y agrega, “a pesar de ser vecinos, la distancia es la misma desde 1915, cuando el imperio Turco Otomano mató a tantos armenios, pero estamos interesados en restablecer las relaciones diplomáticas. Estamos atentos, aunque ellos son agresivos, nos interesa tener a un vecino estable, porque la región a nuestro alrededor se está volviendo inestable y turbulenta”.

“Hay señales que nos preocupan, no sólo a nosotros: la Unión Europea y Estados Unidos ya han dicho algunas cosas y se preocupan de que no se pase la línea roja”, en materia de Derechos Humanos, dice el embajador, refiriéndose probablemente a las recientes purgas en Turquía- y agrega “aparentemente Erdogan salió más fuerte que antes”.

Al embajador le preocupan algunas señales del estilo agresivo que ha demostrado la administración con base en Ankara, “hace unos 15 años, cuando llegó al poder el actual partido, el lema era “cero problemas con los vecinos”, pero lo que ocurrió en la ultima decada fueron problemas con todos los vecinos, y ellos tienen problemas dentro de su sociedad, especialmente con la minoría kurda; Turquía quiere posicionarse como un país democrático dentro del mundo islámico, pero lo que hemos visto indica que hay un problema grave, cuanto mas se siente aislada Turquía del mundo, se pone más agresiva, y esta agresividad toca a las minorías, lo que hace recordar los acontecimientos de hace 100 años”.

En cuanto a la relación de Armenia con Israel, recientemente una delegación israelí estuvo de visita a Armenia y volvió entusiasmada a Israel, con la iniciativa de que se acepte el tema de genocidio, sobre esto, apunta, “es muy importante estrechar lazos con Israel y el pueblo judío, actualmente no tenemos embajada residente en nuestros respectivos países, pero estamos en buen camino. El tema del Holocausto no es el único que nos une; para los armenios, Israel es uno de los modelos a seguir para desarrollar un país moderno con recursos limitados, pero usando el capital humano. Yo he trabajado en varias regiones del mundo, y siempre gocé del apoyo de las comunidades judías en estas regiones, las relaciones no se pueden limitar a las relaciones interestatales:  hace mucho que nuestros pueblos llevan una amistad y cooperación en foros internacionales y regionales, con el tiempo seguiremos estrechando esa amistad. El primer campo donde podemos juntar esfuerzos es la educación, la ventaja que tenemos no son los recursos naturales, pero tenemos una ventaja en conocimiento y creatividad. El año pasado en un foro internacional, Simon Peres dijo que el pueblo judío tenía en su país desierto y piedras, pero tenían sueños; ahora somos testigos de que los sueños se vuelven realidad, esto gracias a la creatividad y nivel intelectual, tan destacado entre el pueblo israelita como entre los armenios, que brillan en el mundo por su potencial académico y artístico. Ahí es donde podemos aprovechar, aprender y enriquecernos. Armenia está interesada en forjar lazos científicos y educativos con el Estado de Israel“.

Sobre la reciente reconciliación con Turquía, rechaza que esto afecte de modo alguno las relaciones con Armenia. “Sabemos que Israel vive un ambiente complicado, no estamos celosos de que tenga relaciones con un país potencia regional como Turquía. Creemos que los lazos bilaterales no tienen que afectar temas como la justicia histórica, memoria colectiva, derecho a la verdad, sabemos que es un tema delicado. Pero a la vez sabemos que países como Francia y Alemania, a pesar de tener buenas relaciones bilaterales, no evitaron tomar una posición sobre el genocidio armenio. No es un gesto de enemistad, sino que con el reconocimiento quieren contribuir a que Turquía se enfrente con su pasado trágico y establecer relaciones normales, como deben tener los países vecinos, con Armenia. El acercamiento no afectará de forma negativa el tema del genocidio armenio.

El pueblo armenio espera que pronto Israel reconozca el genocidio armenio, ya que desde el punto de vista histórico los representantes del pueblo judío fueron los primeros que levantaron la voz contra esta tragedia-  y les estamos agradecidos“.

La máxima autoridad del estudio del genocidio armenio,el escritor Vahak Dadrian, menciona a tres intelectuales judíos por su contribución al reconocimiento; de hecho,  se interesó en el tema gracias al libro del judío Franz Werfel, escrito a principios de los 30, “Los 40 días de Musa Dagh”.

Este libro, prohibido en la Alemania nazi y en la Unión Soviética, era un libro muy popular en los ghettos judíos en la Segunda Guerra, y le daba esperanza a los judíos que vivían en condiciones terribles. El libro fue importante para dar a conocer la tragedia de los armenios y además como una lección práctica para los judíos que vivieron la Segunda Guerra Mundial.

Para el pueblo armenio, los nombres de Werfel, Morgenthau y Lemkin son sagrados: en el museo de víctimas del genocidio armenio están sus nombres grabados en la pared, y dentro del monumento hay un puño de tierra de la tumba de los tres, en honor de lo que hicieron por los armenios.

“Lamentablemente”, dice, “la comunidad judía en armenia es chiquita, pero lo más importante no es la cantidad”, dice, para los armenios, “el pueblo judio es una inspiración, porque Armenia se ha enfrentado a muchos retos y desfios, pero comparando con lo que ha enfrentado, superado el estado de Israel y el pueblo judío, son un modelo a seguir. Tenemos mucha esperanza de que la paz, bienestar y seguridad siempre reinen sobre el pueblo judío y el Estado de Israel“.

Sobre las correspondencias entre los genocidios judío y armenio, anota que algunos elementos a destacar son: la predeterminación, planificación, implementación y que los resultados estuvieron ocultos durante mucho tiempo, y fueron un éxito para los autores; en el caso del pueblo armenio eliminaron a 1.5 millones de un pueblo que había vivido por tres mil años en la tierra histórica armenias, todas las familias armenias tienen sobrevivientes del genocidio. “Los abuelos de mi mujer”, relata, “fueron sobrevivientes del genocidio, vinieron de la provincia de Van, que era la capital histórica armenia, y que ahora esta en Turquía”.

Y esa misma lógica de exterminio se aplicó en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.

“Se sabe que Adolf Hitler” cuenta, “en una reunión con la cúpula militar de su ejército dijo, ‘después de todo, ¿quién se acuerda ahora de los armenios?, cuando presentó a sus colegas su plan de aniquilación del pueblo judío en Alemania y luego Europa”.