La máxima autoridad religiosa de Arabia Saudita dijo que los líderes de Irán no eran musulmanes, provocando el reproche de Teherán en un intercambio inusualmente duro entre los rivales regionales sobre la gestión de la peregrinación anual del Haj.

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – La guerra de palabras en la víspera del masivo peregrinaje profundizará las divisiones entre el reino sunita y la potencia revolucionaria chií. Ambos apoyan a bandos opuestos en la guerra civil de Siria y en otros conflictos de Oriente Medio.

En un mensaje publicado el lunes, el líder supremo iraní, ayatolá Ali Jameneí, criticó a Arabia Saudita por la organización del Haj tras la muerte de cientos de peregrinos el año pasado. Jameneí dijo que las autoridades saudíes habían “asesinado” a algunos de ellos, describiendo a sus gobernantes como ateos y profanos.

En respuesta a una pregunta del diario saudí Makkah, el Gran Mufti de Arabia Saudita, Abdulaziz Al al-Sheikh dijo que no le sorprendían los comentarios de Jamenei.

“Debemos entender que no son musulmanes… sus principales enemigos son los seguidores de Sunnah (los sunitas),” según fue citado por el Arab News.

Al al-Sheikh describió a los líderes iraníes como hijos de “magus”, en referencia al zoroastrismo, la creencia dominante en Persia hasta la invasión árabe musulmana de lo que hoy es Irán hace 13 siglos.

Las declaraciones de al Al-Sheikh provocaron la fuerte reacción del canciller de Irán, Mohammad Javad Zarif, quien acusó a los líderes de Arabia Saudita de intolerancia.

“De hecho, no hay ningún parecido entre el Islam de los iraníes, la mayoría de los musulmanes y el extremismo intolerante que predican el principal clérigo Wahabí y los maestros del terrorismo saudita,” escribió Zarif en su cuenta de Twitter.

Las autoridades saudíes normalmente tratan de evitar la discusión pública de si los chiítas son musulmanes, pero implícitamente los reconocen como tales, recibiéndolos en el Haj, y aceptando visitas de iraníes a la Organización para la Cooperación Islámica con sede en Arabia Saudita.

Las tensiones entre ambos países han aumentado desde que Riad rompió relaciones con Teherán en enero tras la toma de su embajada en Teherán, en respuesta a la ejecución del clérigo disidente chií Nimr al-Nimr.

Como custodio de los lugares más venerados por el Islam en La Meca y Medina, la reputación de Arabia Saudita está en juego mediante la organización del Haj, uno de los cinco pilares del Islam, en el que todo musulmán apto está obligado a participar al menos una vez.

Riad dijo que 769 peregrinos habían muerto en el desastre de 2015, el más alto índice de víctimas en el Haj desde el agolpamiento en 1990.

La división entre las principales sectas del Islam se remonta a una disputa entre los musulmanes sobre quién gobernaría su comunidad después de la muerte del profeta Mahoma, mientras que los chiítas creen que descienden de una línea de imanes bendecidos por la guía divina.

Hoy en día este tipo de desacuerdos sobre la historia siguen siendo puntos de tensión entre las sectas, divididas sobre asuntos cotidianos, así como por las diferentes interpretaciones de la ley islámica, la función y organización del clero.

Según las enseñanzas del Islam wahabita, adoptadas por el clero y el gobierno de Arabia Saudita, la doctrina chií sobre los imanes es incompatible con el concepto de un Dios monoteísta.

Fuente: The Jerusalem Post / Reuters

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