LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

La guerra civil en Siria se inició en marzo del 2011, cuando las huestes del Ejército Libre de Siria iniciaron una rebelión abierta contra el régimen autocrático del Presidente Bashar al Assad (BA), quien ha ejercido el poder en ese país desde hace tres lustros.

A los 36 años BA heredó “el trono” de su padre, Hafes al Asaad (HA), quien sometió y oprimió a su pueblo durante 30 años; se declaró así mismo Presidente, en marzo de 1971, posición que mantendría hasta su muerte en el 2000. Desde entonces, la Rama Regional Siria secular del Partido Baath ha sido la autoridad política dominante en un Estado virtualmente unipartidista; cabe mencionar que la familia Asaad pertenece a la minoritaria secta alauí, una rama del Islam chií que comprende solo un 12.6% de la población de Siria. Los alauíes han tenido mayoría en los altos cargos del Ejército y han establecido un férreo control sobre la población a través de los servicios de seguridad de Siria, que ha generado descontento entre los sectores suníes que constituyen tres cuartas partes de la población de ese país.

En 1982, en un clima de insurgencia islámica en todo el territorio sirio que duró seis años, HA ordenó una operación militar de gran escala que fue dirigida por su hijo Rifaat para sofocar un intento de golpe de Estado protagonizado por los hermanos musulmanes que estaban en conflicto con HA desde 1979; la ciudad de Hama fue el núcleo rebelde más importante donde fueron masacradas entre 10 mil y 40 mil personas, acción que fue descrita como la más mortífera de un gobierno árabe contra su propio pueblo en el Medio Oriente. Aparentemente HA le transmitió el gen genocida a su hijo. De acuerdo al Center For Policy Research establecido en India en 1973 como un thinktank (laboratorio de ideas) en 5 años de guerra en Siria, se han contabilizado 470 mil muertos y más de 2.2 millones de heridos. Más de 3 millones de personas se han refugiado en las naciones vecinas de Siria y en Europa, principalmente, y 6 millones se han desplazado internamente. La población de Siria pasó de 21.8 millones en el 2010 a 20.2 millones al final del 2015 y la esperanza de vida se redujo a 55.4 años, comparado con 70.2 años en el periodo indicado.

Los efectos económicos y sociales de la guerra han sido devastadores: 14 millones de personas han perdido su trabajo; la tasa de desempleo se sitúa en alrededor de 53.0%; 85.2% de la población se encontraba en situación de pobreza al final del 2015, mientras que el 63.2% en pobreza extrema. El Center For Policy Research considera que las pérdidas económicas que ha experimentado Siria por la guerra totalizaron 255 mil millones de dólares al final del año pasado, casi la mitad del valor del PIB registrado en el 2010.

La ciudad de Alepo, la más importante de Siria con 2.3 millones de habitantes, entre ellos del 20.0% y 30.0% son cristianos, situada en el noroeste del país con una posición estratégica a mitad del camino en la ruta comercial que une a la costa mediterránea y el Éufrates, ha sido una de las áreas más afectadas por el conflicto bélico. Hoy día vive la peor crisis humanitaria en el territorio sirio. Con la invasión de los rebeldes en junio del 2012 se ha convertido en el principal frente de guerra. El Ejército de Siria, apoyado por la aviación rusa, ha realizado múltiples bombardeos para liberarla de la coalición de rebeldes que allí tienen concentrados 10 mil efectivos del total de los 15 mil que la integran. Gran parte de la ciudad está destruida, la población carece de electricidad, medicinas y alimentos; las morgues están saturadas de cadáveres; los hospitales han sido bombardeados y parte importante de los médicos y enfermeras que en ellos trabajaban han muerto. Se estima que Alepo registra un tercio del total de los muertos de la guerra.

En el marco bélico de Siria y de su vecino Irak, los grupos rebeldes, los de los terroristas y de los países participantes en la guerra tienen definido quienes son sus enemigos, no obstante, frecuentemente se entrelazan los intereses y “luchan todos contra todos”. El Ejército de BA enfrenta a mil grupos rebeldes que se estima suman 100 mil combatientes. EUA apoya a los rebeldes moderados y a los kurdos y se opone a BA y a los suníes del Estado Islámico (EI) que apareció en el espacio de la guerra en agosto del 2014 y es evaluada como la principal fuerza de oposición al gobierno de Siria; el EI controla aproximadamente 40 mil km2 de Siria e Irak en los que controla a 8 millones de habitantes, cuenta entre 30 mil y 50 mil combatientes, de los cuales 12 mil son extranjeros, entre los que están 2,500 que provienen de Arabia Saudita y 2,500 de naciones de Occidente. El financiamiento del EI depende en buena medida de la venta del petróleo que extrae de las instalaciones que se apropió de Irak y vende clandestinamente, sobre todo a Turquía, nación que formó parte de la coalición internacional de más de 40 países, liderado por EUA, que desde agosto del 2014 bombardea al EI, este último lucha contra todos los bandos que operan en Siria. Turquía forma parte de la Coalición Internacional; el gobierno suní de Turquía se opone a BA y a los separistas kurdos, ayuda al Ejército Libre de Siria y ha acogido en su territorio a un gran número de activistas que se oponen a BA. Turquía rompió relaciones con Siria en el 2012 cuando este último país derribó un avión caza turco.

Diferentes grupos radicales islámicos combaten tanto contra el gobierno de Siria como contra el EI, uno de los grandes y más activos es el Frente Al-Nusra que anunció su creación en el 2012; es considerado como la rama de los yihadistas (extremistas islámicos) de Al Qaeda en Siria y, también opera en el Líbano. El Frente está integrado por 6 mil soldados. En julio del 2016 se separó de Al Qaeda y cambió su nombre por el Frente Fatah al Shan; la separación es de índole organizativo y no ideológico; el Frente es financiado por donantes privados del Golfo Pérsico y recibe armas de los terroristas de Hamas de la Franja de Gaza, quienes a su vez reciben ayuda de Irán.

El Irán chií está contra el EI y los grupos rebeldes suníes. Tradicionalmente ha proporcionado armas y apoyo financiero a BA, y durante la guerra le ha enviado tropas de elite. Para Irán es fundamental la sobrevivencia de BA para frenar a su rival por la hegemonía regional, Arabia Saudita, país que se opone a BA; es el proveedor clave de armas de los grupos suníes que enfrentan a BA.

Asimismo, Irán por medio del grupo terrorista Hezbolá, Partido de Dios, con sede en Líbano, que cuenta con 7 mil paramilitares y 20 mil reservistas, combate a BA. El 75.0% de sus fuerzas luchan en Siria. El 70.0% del financiamiento de Hezbolá proviene de Irán y el resto de fondos de donaciones privadas chiíes de países del Golfo Pérsico. Los líderes de Hezbolá se jactan de que tienen más de 100 mil misiles apuntando a Israel a quien enfrentó en una guerra en el 2006 en la que acabó con el “mito” de la invencibilidad de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Rusia es el principal aliado de BA, la relación data desde los tiempos de la URSS, Siria es importante comprador de armas de Rusia y ésta tiene una base militar en Tartus en el Mediterráneo de Siria. La integración de Rusia a la Coalición Internacional contra el EI, en septiembre del año pasado, ha sido un factor que ha ayudado a fortalecer a BA, porque una parte importante de los bombardeos de la aviación Rusa están dirigidos contra los insurgentes sirios.

Los diferentes bandos beligerantes en Siria han sido acusados repetidamente de haber incurrido en violaciones de los derechos humanos por diferentes gobiernos y organizaciones no gubernamentales. Desde 1963 se mantiene en vigor el estado de emergencia en Siria que otorga a las fuerzas de seguridad capacidad plena para el arresto y detención de los ciudadanos. Las autoridades acosan y encarcelan a activistas de derechos humanos, quienes han denunciado que en las cárceles de Siria se ejecutan a prisioneros de guerra. Los derechos de expresión y asociación están estrictamente controlados. Las mujeres y las minorías étnicas son sujetos de discriminación y graves agravios.

La organización local Centro de Damasco para Estudios de los Derechos Humanos ha anunciado que civiles desarmados están siendo masacrados por francotiradores y ametralladoras de defensa antiaérea. Soldados de BA han asesinado no solo a rebeldes y opositores, sino también a civiles inocentes, muchos de ellos niños y mujeres. Los rebeldes, particularmente los radicales, han sido acusados de realizar masacres contra civiles y militares de BA. El EI se ha caracterizado por su brutalidad sin parangón. Las armas químicas son prohibidas en el mundo, su uso es calificado de crimen de guerra, sin embargo, tanto el Ejército de BA como los terroristas del EI han sido acusados de haberlas empleado durante la guerra en Siria. Los inspectores de la ONU confirmaron en cuatro casos el uso de gas sarín.

El futuro de Siria es incierto; las diferentes treguas auspiciadas por EUA y la UE han sido violadas. Rusia aumentó la tensión en Siria, al inicio de octubre confirmó que instaló sistemas de misiles antiaéreos S300 en su base naval de Tartus; los misiles se suman a otros más potentes, los S400 con los que Moscú apuntaló su despliegue bélico en Siria. Medios militares consideran que la instalación de los sistemas S300 son “una advertencia destinada a proteger a las tropas de BA contra posibles ataques directos de la aviación de EUA”. Da la impresión de que Rusia está más preocupada en expandir su hegemonía en el Medio Oriente y no de terminar con la guerra en Siria, ello la lleva a un peligroso enfrentamiento con EUA con resultados impredecibles.