El gobierno de Obama sigue estirando los límites del acuerdo nuclear con Irán para ofrecer el tipo de alivio de las sanciones que los mulás creen que deben obtener, sin importar lo que dice el convenio. ¿Entonces qué mejor forma de recompensar la generosidad de la Casa Blanca que disparando a buques de Estados Unidos?

Esa es una forma de entender el incidente del domingo fuera de la costa de Yemen, cuando el USS Mason, un destructor de misiles guiados, y el USS Ponce, un buque anfibio, fueron atacados por dos misiles crucero C-802 de fabricación china disparados desde territorio controlado por la milicia huzí respaldada por Irán. Teherán es una importante operadora de los C-80; su proxy Hezbola los utilzó en 2006 para hacer un agujero en una corbeta israelí fuera de la costa del Líbano.

El domingo ningún misil golpeó su blanco. Sin embargo, el USS Mason lanzó misiles SM-2 de defensa aérea en respuesta a la amenaza. El episodio podría haber terminado en forma diferente: La semana pasada los huzíes se anotaron un golpe directo contra el HSV Swift, un barco de transporte desarmado usado por los Emiratos Arabes Unidos para reabastecer a la coalición militar liderada por los saudíes que ha estado combatiendo a los huzíes durante 18 meses.

Estados Unidos proporciona apoyo de inteligencia limitado a esa coalición, parte de una campaña a regañadientes de la administración para tranquilizar a Riad y mostrar que la alianza entre Estados Unidos y los saudíes sobrevive al acuerdo nuclear. Teherán desea disolver esa alianza de 71 años, la cual también ha sido dañada por errores de blanco de los saudíes que han resultado en importantes bajas civiles. Probablemente no sea coincidencia que los ataques del domingo contra los buques estadounidenses se produjeron un día después del ataque aéreo saudí mató por error a más de 140 dolientes en un funeral en la capital yemení de Sana’a.

Ese ataque es una tragedia, pero la administración debe recordar que el ejército de Estados Unidos ha cometido errores similares antes de prescindir de los servicios de Arabia Saudita. Si EE.UU. está incómodo con los saudíes como amigos, estará más inconforme si el reino se convierte en enemigo.

Más importante aún, el ataque contra los buques de la Armad — con cientos de marinos estadounidenses a bordo — es otro recordatorio de que el acuerdo nuclear ha hecho más por envalentonar que para moderar las ambiciones de Teherán, a pesar de una cascada de concesiones estadounidenses.

Jay Solomon y Carole Lee del Journal informaron el mes pasado que en enero la administración acordó en secreto levantar las sanciones contra dos bancos estatales de Irán involucrados en el financiamiento de su programa de misiles balísticos siete años antes de lo programado. Más recientemente, el gobierno de Obama concedió licencias de exportación a Boeing y Airbus para vender aviones de pasajeros a Irán, y la semana pasada publicó nuevas directrices para facilitar las transacciones en dólares con empresas iraníes.

Así que aclaremos esto: el gobierno estadounidense concede concesiones sin precedentes a los mulás no solicitadas por el acuerdo nuclear, y ellos responden atacando a Estados Unidos. Tal vez el Presidente Obama considere que ésta es una paradoja de política exterior. Una mejor forma de describir la dinámica podría ser la de causa y efecto.

Fuente: The Wall Street Journal – Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

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