LOURDES BAEZ

El lugar más sagrado para los judíos ha habilitado lugares de oración comunes para hombres y mujeres.

Hombres y mujeres han tenido que rezar durante décadas en zonas separadas ante el Muro de las Lamentaciones, en Jerusalem. La presión de grupos de mujeres de la rama reformista del judaísmo ha logrado que las autoridades de Israel asignaran nuevos lugares, mixtos, para el rezo. Así se distribuyen estos espacios en los escasos 60 metros que mide la parte exenta de edificios del Muro.

Ya no se puede hablar solo de dos zonas de rezo separadas, una para hombres y otra para mujeres, en la plaza del Kotel (nombre en hebreo del Muro de las Lamentaciones). El pasado mes de febrero el Gobierno israelí aprobó una tercera, mixta, en respuesta a una reclamación de las mujeres reformistas judías. Según el plan Mandelblit quedará definitivamente ubicada al pie del Arco de Robinson, pero su acceso actual queda fuera de la plaza y las mujeres del grupo feminista y reformista judío Nasot Ha Kotel (Mujeres del Muro de las Lamentaciones) reclaman una entrada desde el mismo lugar donde rezan hombres y mujeres separados, para que la zona mixta no quede marginada. Esa no es, con todo, la única novedad en el lugar sagrado.

Desde hace poco más de tres años, las mujeres también han recuperado su espacio en la sinagoga conocida como “La Cueva”, dentro del Arco de Robinson. Pero, desde la plaza, solo pueden acceder los hombres. Las mujeres solo pueden pasar desde una entrada exterior a la plaza que comparten con los turistas que contratan el tour de los túneles. Además, no pueden tocar el muro, solo rezar en una plataforma elevada y separada por cristales y cortinillas de la zona masculina.

Dentro también del recorrido turístico de los túneles se acondicionó hace cuatro años otro lugar para el rezo. Es una minúscula sala, ubicada en el muro subterráneo, a 90 metros en línea recta de la Cúpula de la Roca (o Cúpula Dorada), que para los judíos supone el lugar de rezo más cercano a donde estaba ubicado su Templo en la época romana. Un arco sencillamente iluminado con el muro de frente, un candelabro judío (menorah) a la espalda y varias estanterías con libros sagrados marcan el lugar, donde abundan las mujeres ultraortodoxas, y que los turistas atraviesan en silencio a diario, excepto en Shabat. Es el lugar de rezo más pequeño, de apenas seis metros cuadrados, pero donde, paradójicamente, mujeres, hombres, familias y turistas pueden acceder por igual, sin segregación alguna.

Fuente:elpais.com