ELIE JACOBS

Estimado Jared:

En primer lugar, permítame felicitarlo por la victoria de su suegro en las elecciones presidenciales, junto con el importante papel que ha desempeñado en la campaña.

Aunque no hemos interactuado de manera significativa, yo estaba unos años por delante en la preparatoria. Así que probablemente jugamos unos cuantos partidos de basket-ball juntos. También estoy familiarizado con el rico legado de su familia y sus importantes contribuciones a la comunidad judía. Pero si me permite unos momentos, tengo algunos pensamientos que deseo compartir.

Como estadounidense, deseo arduamente que el presidente electo Trump tenga éxito. Y para ser sincero, me opuse vehementemente a su candidatura principalmente porque yo, al igual que el presidente Obama (y los cuatro ex presidentes vivientes), dudaba si realmente es la persona adecuada para ser presidente.

No dudo que el Sr. Trump sea buen padre y abuelo. Tampoco dudo que sea capaz de manejar un negocio exitoso. Sin embargo, nada de esto resta que su temperamento durante la campaña electoral, su falta de sustancia en cuestiones importantes, sus peligrosas declaraciones y sus opiniones con respecto a cuestiones vitales son muy preocupantes. Como americano. Como judío. Como pragmático inclusivo. Aún así, ruego que tenga éxito. Estados Unidos (y el mundo) es más exitoso y más seguro cuando un presidente americano tiene éxito. Esto es algo en lo que todos coincidimos.

Escribo estas líneas para suplicarle y rogarle que hable en contra del odio que la campaña del presidente electo ha desatado. Más importante aún, si él lo escucha, necesita pedirle que haga lo mismo. Puede comenzar devolviendo a Steve Bannon a las sombras de Breitbart y la “derecha alternativa”. Un hombre abierto sobre sus prejuicios fétidos no tiene lugar en el Ala Oeste.

Yo, como tantos otros en la comunidad judía, leí con gran interés su artículo del 6 de julio. Y yo, como tantos otros en la comunidad judía, quedé decepcionado.

Estoy dispuesto a confiar en su suposición que su suegro no es antisemita. Yo, personalmente, no creo que lo sea. Pero lo que realmente me importa es que en su posición como candidato presidencial, candidato del partido y presidente electo, nunca ha denunciado el odio ferviente y tóxico de la derecha alternativa. De hecho, entre el silbido de la campaña, sus mensajes en Twitter (y los de su cuñado) e imágenes generadas del odio y la intolerancia, la campaña puede ser vista como haber abrazado y alentado – e incluso impulsado – la aparición de la corriente de odio que destinada a la alcantarilla de la sociedad.

Pero usted sabe todo esto. Ciertamente no soy el primero en mencionarlo, ni tampoco seré el último.

Permítame aclarar aquí que tampoco creo que todos los partidarios de Trump (o incluso la mayoría) son racistas, intolerantes, xenófobos, misóginos, antisemitas, anti-musulmanes o están alimentados por el odio.

Más bien, creo que el Sr. Trump aprovechó la idea del cambio y la oportunidad económica que le trajo el apoyo de los sectores abandonados de este gran país. También creo que cualquiera – incluido usted mismo – que eligió apoyar a Trump observó algunas cosas realmente inquietantes en los últimos 18 meses. Cosas que contradicen la libertad, la democracia, los valores morales fundamentales. Sin embargo, aún eligieron votar por él, como es su derecho.

La falta de una denuncia inequívoca y agresiva por parte del Sr. Trump de lo dicho y hecho por sus partidarios en apoyo a su candidatura, nos ha llevado a donde estamos ahora: una posición sumamente precaria como país.

Una expresión como “Paren” durante una entrevista de 60 minutos no es suficiente – especialmente si es solicitada por el entrevistador. Y no puedo imaginar que piense diferente.

Independientemente de cualquier posición que pueda desempeñar en la Casa Blanca en un futuro, indudablemente seguirá siendo una voz decisiva que el presidente electo escucha. Y hay muchas voces de preocupación, voces que no se sienten representadas. Voces que no sienten que sus preocupaciones son apaciguadas. No es una cuestión de la “policía PC”, como sugería usted en julio. Ahora se trata de gente golpeada por su religión, de madres judías asustadas por los niños, de madres musulmanas preocupadas por enviar a sus hijas con una bufanda en la cabeza.

No cabe duda de que “sabe la diferencia entre la verdadera intolerancia peligrosa y estas etiquetas propuestas en un intento de ganar puntos políticos”. Pero estamos más allá del etiquetado desdeñoso. Esta no es una sugerencia, sino una ofensa a aquellos que aprecian su libertad civil. La libertad civil por la que tantos han luchado en este país durante tantos años.

Usted escribió en su defensa sobre la “Estrella de David” de su suegro:

“El gobierno está construido en muchas capas para evitar cometer errores. El problema con esto es que cuesta mucho y se hace poco. En los negocios, empoderamos a las personas inteligentes para que hagan su trabajo y los orientamos sobre cómo llegar allí.”

Estoy de acuerdo con ese concepto de todo corazón, pero ahora uno de esas “capas” está ocupada por Steve Bannon. Esto deber preocupar a todo aquel remotamente conocedor de la historia. No soy el único que pido su destitución, el Southern Poverty Law Center ha exigido lo mismo.

Es cierto que muchas campañas han confiado en personas poco aptas para su asesoramiento – porque así funcionan las campañas. Pero la Casa Blanca es diferente. Gobernar y liderar es diferente. Elevar a alguien tan inapropiado como Steve Bannon para que sirva como asesor principal no es sólo el mensaje equivocado para este gran país, aunque valga la pena escuchar menos de la mitad – esto no se debe hacer.

No se trata de mí o de mi esposa, o de usted o su esposa. Todos podemos analizar, debatir y reflexionar sobre cuestiones complejas. Se trata de nuestros hijos, sobrinas y sobrinos, y aquellos que, dada esta alarmante trayectoria, se verán obligados a luchar con gran intolerancia durante los próximos cuatro años, o tal vez durante las próximas cuatro décadas, si no se hace nada para detenerlo.

Le ruego que se coloque en el lado correcto de la historia. Usted está en una posición sin precedentes y única. Es hora de que nuestro presidente electo haga lo mismo. Esto puede comenzar asegurando que Steve Bannon no tenga un puesto en la Casa Blanca.

Si alguna vez tiene necesidad de contactarme directamente, si desea discutir este tema en privado, estaría más que dispuesto a hacerlo y si me lo piden, podré ayudarle a usted y al presidente electo Donald Trump a iniciar su presidencia con el pie derecho.

Atentamente,
Elie Jacobs

Fuente: The Times of Israel

Traducción: Esti Peled

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