CAROL E. LEE Y JAY SOLOMON

Han sido sopesadas nuevas medidas que incluyen licencias para más empresas estadounidenses y el levantamiento de sanciones adicionales.

El gobierno de Obama está considerando nuevas medidas en sus meses finales en el cargo para fortalecer el histórico acuerdo nuclear con Irán, dijeron altos funcionarios de Estados Unidos, con los primeros nombramientos por parte del Presidente electo, Donald Trump, eclipsando un camino cada vez más accidentado para el controvertido acuerdo.

Las acciones bajo consideración para reforzar el pacto incluyen medidas para ofrecer licencias para que más empresas estadounidenses ingresen al mercado iraní y el levantamiento de sanciones adicionales.

El intento por apuntalar el acuerdo estaba en marcha antes de la elección y no está dirigido a atacar a Trump, quien se opone al acuerdo, dijeron los funcionarios. Ellos reconocieron también que es improbable que las propuestas hagan más difícil de revocar al acuerdo.

Las primeras dos elecciones de Trump para su equipo de seguridad nacional-el general retirado del ejército Mike Flynn como Asesor en Seguridad Nacional y el Diputado Mike Pompeo (republicano por Kansas) como Director de la Agencia Central de Inteligencia-son intransigentes con respecto a Irán y han expresado oposición al acuerdo nuclear.

Funcionarios del equipo de transición de Trump no respondieron a las preguntas sobre sus planes para el acuerdo o los intentos del gobierno actual para apuntalarlo.

Durante su campaña presidencial Trump habló a veces de aumentar las sanciones contra Irán, pero también dijo que las empresas estadounidenses no deben estar en desventaja al ingresar al mercado iraní. “Todos estos países van a hacer negocios con Irán”, dijo Trump en un evento de campaña en septiembre del 2015. “Ellos van a hacer montones de dinero y montones de otras cosas con Irán…y nosotros no vamos a obtener nada.”

Dentro de la administración Obama, los funcionarios dicen que ellos reconocen que hay poco que puedan hacer desde una perspectiva política si el próximo gobierno está decidido a desbaratar el acuerdo. Pero ellos planean plantear un caso contundente al equipo del presidente electo sobre las consecuencias sombrías que ellos creen que enfrentaría Estados Unidos si termina siendo culpado por el fracaso del acuerdo.

En virtud del acuerdo, alcanzado en julio del 2015, Teherán acordó disminuir sus capacidades nucleares a cambio del levantamiento de la mayoría de las sanciones internacionales.

“Nuestra apuesta es que cuando ellos observen esto y analicen cuáles serían las consecuencias por hacer añicos el acuerdo, no lo harán”, dijo un alto funcionario de gobierno. Pero en cuanto a lo que van a hacer en realidad, ¿quién sabe?”
Otro alto funcionario de Estados Unidos argumentó “es muy difícil acabar con el acuerdo” porque los aliados y socios de Estados Unidos, incluidos

Rusia y China, están comprometidos con él. Pero el funcionario dijo, lo “más importante que podemos hacer es mostrar que está funcionando.”
Funcionarios de la administración dijeron que aún no han iniciado conversaciones acerca del acuerdo con Irán con los funcionarios que ha desplegado Trump a lo largo del gobierno para facilitar su transición dentro del cargo. Ellos tampoco están seguros si esos funcionarios son a los que tienen que persuadir.

El cuadro que ellos planean plantear al equipo de Trump es serio: si se desmorona el acuerdo, y Estados Unidos es culpado por su colapso, Irán reanudaría su programa nuclear en forma más agresiva. En ese caso, Estados Unidos corre el riesgo de alejar a Europa, tanto como a Rusia y China, y de limitar su capacidad de usar nuevamente las sanciones para contener a Irán. Estos funcionarios argumentan que la acción militar contra las plantas nucleares de Teherán podría ser la única alternativa.

Los funcionarios de la administración no creen que Trump se retiraría abiertamente del acuerdo. Su preocupación es más sobre que éste se desmoronaría debido a intentos por parte de la próxima administración de renegociar partes de él, expandiendo las sanciones contra Irán no relacionadas con su programa nuclear.

Aaron David Miller, un experto en Medio Oriente del Wilson Center, un instituto político en Washington, dijo que el acuerdo con Irán “es singularmente vulnerable” y requiere atención constante porque no es un tratado y ha enfrentado importante oposición en los Estados Unidos e Irán.
“Con el tiempo, sin ese tipo de campaña deliberada y determinada, es difícil de mantener”, dijo Miller. “Tiene que ser constantemente atendido, defendido y racionalizado. ¿Este nuevo gobierno tiene ese tipo de voluntad? Esa es una pregunta abierta.”

El nominado de Trump para dirigir la CIA, Mike Pompeo, estuvo entre los legisladores estadounidenses más agresivos al tratar de anular el acuerdo nuclear. Él ha dicho que los términos del acuerdo no hacen lo suficiente para impedir que Irán desarrolle armas nucleares y que Estados Unidos está subsidiando esencialmente las operaciones militares de Teherán en Siria e Irak al descongelar miles de millones de dólares de sus ingresos petroleros.

Él ha propuesto una legislación para nuevas sanciones contra Irán y medidas para la capacidad de la Casa Blanca de implementar el acuerdo.
“Espero con ansia revertir este acuerdo desastroso con el mayor estado patrocinador de terrorismo del mundo”, escribió Pompeo en un tuit la semana pasada, poco antes de su nominación para el puesto en la CIA.

El General Flynn, la elección de Trump para asesor en seguridad nacional, ha descrito a Irán en textos y entrevistas como la fuente principal de terrorismo internacional del mundo. Ha acusado al gobierno de Obama de suprimir información que vincula al gobierno iraní con al Qaeda y Osama bin Laden. La Casa Blanca ha negado esta acusación.

En su libro del 2016 “El Campo de Lucha”, el general retirado describió correspondencia entre el líder de al Qaeda e Irán encontrada en el complejo luego de su muerte en el 2011. “Una carta a bin Laden revela que al Qaeda estaba trabajando en armas químicas y biológicas en Irán”, escribió.

Los Sres. Flynn y Pompeo también han pedido un manejo estadounidense mucho más agresivo para enfrentar a Teherán en la región y cortar su apoyo a grupos militantes en el Medio Oriente.

Funcionarios iraníes han acusado públicamente a la administración Obama de no haber hecho lo suficiente para promover la inversión en Irán como parte del acuerdo nuclear.

En respuesta el Secretario de Estado, John Kerry, se ha reunido con banqueros europeos para alentarlos a regresar al mercado iraní. El Departamento del Tesoro ha emitido también nuevas directrices de inversión para Irán que fueron vistas como que facilitan la capacidad de Irán de obtener acceso a los dólares estadounidenses.

“El acuerdo está bajo mucho estrés avanzando”, dijo Elizabeth Rosenberg, una ex funcionaria del Departamento del Tesoro, que trabajó en el acuerdo con Irán y quien ahora está en el Center for a New American Security, un instituto político de izquierda. “El mayor peligro llega de Estados Unidos.”

Ella dijo que tal vez el mayor control del Presidente Obama contra los opositores al acuerdo es el Congreso, donde muchos legisladores son precavidos de no revocarlo por completo.

Pero muchos legisladores también quieren aumentar las sanciones contra Irán por su programa de misiles balísticos y apoyo al terrorismo. La Casa Blanca ha amenazado con vetar uno de los proyectos de ley en el Congreso. No está claro que Trump haría lo mismo y ha expresado declaraciones en conflicto sobre la utilidad de nuevas sanciones.

“Todos estamos leyendo las hojas de té aquí”, dijo el alto funcionario del gobierno, agregando que la percepción acerca de Trump entre los funcionarios de la administración es que “él no es un belicista.”

Aun si el próximo gobierno no revoca técnica o legalmente el acuerdo, está el riesgo que Irán vea nuevas sanciones, o incluso un discurso más duro, como una razón para retirarse por su cuenta.

El Sr. Miller dijo que cualquier medida importante por parte del gobierno de Obama para tratar de impedir que Trump implemente su propia política en el acuerdo con Irán sería parecido a “agitar una bandera roja” frente a la próxima administración y podría alimentar las tensiones entre Obama y Trump.

Mark Dubowitz, director ejecutivo de la Fundación para la Defensa de las Democracias, un importante opositor al acuerdo con Irán, dijo que cualquier acción unilateral por parte del gobierno de Obama sólo aumentaría la presión política sobre el gobierno de Trump para moverse rápidamente para revertir el acuerdo.

“La percepción de que Obama apretó al Congreso y al pueblo estadounidense con un acuerdo nuclear unilateral con Irán es lo que ha debilitado la legitimidad del acuerdo en primer lugar,” dijo Dubowitz.

El gobierno de Obama ha elogiado a Teherán por acatar el acuerdo nuclear. John Kerry ha mantenido la creencia de que Irán podría surgir como un socio de Estados Unidos para estabilizar al Medio Oriente.

Sin embargo, la agencia de vigilancia nuclear de ONU, la Agencia Internacional de Energía Atómica, planteó inquietudes este mes acerca del compromiso de Irán para acatar el acuerdo nuclear.

La AIEA anunció que Irán había violado dos veces su compromiso de mantener su producción de agua pesada, un material crucial para el desarrollo de armas nucleares, por debajo de un tope de 130 toneladas métricas.

La primera vez, la administración Obama intervino para adquirir el exceso de agua pesada de Irán. La AIEA dijo que Irán ahora estaba buscando otro comprador internacional para que lo ayude a permanecer en cumplimiento.

Mike Pompeo y otros líderes republicanos han explicado que Estados Unidos bajo un Presidente Trump ya no ayudará más a Irán, sino que en su lugar, ejecutará con vigor los términos del acuerdo.

“Muchos miembros del Congreso continúan creyendo que Estados Unidos no debe soportar la carga de la falta actual de Irán en cumplir con su obligación,” escribió el Diputado Pompeo, nominado del Presidente electo Donald Trump para director de la CIA, al Secretario de Estado John Kerry y al Secretario de Energía Ernst Moniz en una carta fechada el 14 de noviembre pero que aún no ha sido enviada.

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México