Kadurim es una organización fundada hace siete años por un grupo de señoras jóvenes preocupadas por la salud de muchos miembros de la comunidad que por su situación económica no podían comprar sus medicamentos.

 

ELENA BIALOSTOCKY PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO –Este grupo de mujeres preocupadas se acercó al Rabino Jacob Nakach para expresarle su idea, y el rabino aceptó de buen grado la idea. Poco a poco la intención se fue haciendo realidad. A la fecha ya tienen muchas familias que mensualmente pasan a las oficinas de Kadurim por su medicamento. Otras pasan cuando necesitan alguna medicina, a cambio dan una tzedaká (donativo).
El 7 de diciembre, Kadurim organizó una Fiesta de Janucá, aun cuando faltan más de dos semanas para que comience la fiesta. La idea fue reunir a amigas, familiares y a la comunidad en general para platicar acerca de Janucá. Al entrar al salón a todas nos fue entregada una bolsa con unas pantuflas, una vela y agua, al mismo tiempo que nos invitaban a prender una vela.
El evento comenzó con la plática del rabino Jacob Nakach, guía espiritual de Kadurim: “Este año la fiesta de Janucá comienza el veinticinco de diciembre. El pueblo de Israel siempre se ha destacado en algo, que en términos generales no hay ningún pueblo como nosotros, que siempre estamos despiertos con un espíritu. Durante la fiesta, cuando encendemos cada vela, cada llamita que se enciende representa el espíritu de Am Israel. No hay nada más espiritual que una flama, que no es algo sólido, no es tangible, sólo si te acercas demasiado te quemas. Las llamas representan el crecimiento que debemos de tener y nunca frenarnos”.
Liz Schmuelov, presidenta de Kadima, dijo: “Mi mejor reconocimiento y mi más profundo agradecimiento a toda la gente que fue parte de la organización del evento que hoy se concreta. Dicen que las grandes ideas nacen de sueños, algunos son muy inspiradores y casi imposibles de alcanzar. Una vez que se piensan, se riegan con perseverancia, disciplina y corazón se pueden hacer realidad”.
Entre las asistentes se encontraban personas que hicieron alguna donación para esta causa y fueron las que subieron a prender las velas de la Janukia.
Liz Laniado de Harari, especialista en Meditación, al subir al estrado explicó lo que es una meditación. “Hay una conexión entre el cuerpo y el alma. Tenemos esta chispa divina dentro de nosotros. El cuerpo es una vasija que contiene una chispa de D-os.
Cada una de las personas del universo somos vasijas del universo, depende de nosotras cuál es la luz que vamos a manifestar. Tenemos que preguntarnos ¿Qué estamos haciendo con nuestra luz? Cuando enfermamos quiere decir que nos estamos llenando de obscuridad, no tendríamos que estar viendo la luz del otro. Cuando estamos viendo todo lo que los demás tienen, dejamos de vernos a nosotros mismos”
Después de sus palabras, compartió con todas una meditación que duró aproximadamente veinte minutos, todas estaban atentas a sus palabras y no se oía ni el vuelo de una mosca. Al terminar, subió Yosef Harari Laniado para interpretar  “Shir Hamaalot”.
Después, el Rabino Sali Zaed, de la Comunidad Maguén David, dijo: “La esencia de la fiesta de Janucá es alabar y agradecer a Hashem. El juicio final de Rosh Hashaná y Yom Kipur se puede revertir algún decreto en Janucá. Realmente el milagro del aceite era en realidad innecesario. La guerra que pelearon los Macabeos fue muy significativa al ser doce los Macabeos contra miles de los Jashmonaim. La duración del aceite fue un regalo para todos, es una forma de festejar Janucá. Cuando damos un regalo que nos ha sido pedido tiene mucho más valor que cuando lo damos porque nos lo pidieron. Esto hace que a la fiesta de Janucá se le llame la Fiesta de las Luminarias”.
Para finalizar el evento tomó la palabra el Rabino Raúl Ezquenazi, de la comunidad Monte Sinaí: “El milagro de doce contra un ejército llevó al segundo milagro del aceite. Lo que nos lleva a pensar que no hay pretextos para no realizar lo que queremos. Cuando luchamos por nuestras creencias llegamos al camino que queremos. Es importante que estudiemos Torá. Siempre encontraremos algún pretexto para no ir a las clases, ya sea que eres muy rico, muy pobre o muy ocupado, siempre encontraras un pretexto. No alcanzaremos nuestros objetivos si no nos dedicamos a ellos, sin pretextos”.
Fue una mañana con mucha espiritualidad y silencio, además de palabras inspiradoras.