En el judaísmo existe la Torá oral y la Torá escrita, ambas fueron dadas a Moisés por D-os en el Monte Sinaí. Todo precepto, toda interpretación, toda filosofía judaica se desprende de esas dos fuentes. La Torá escrita permanece como siempre ha sido a través los Sifrei Torá (rollos de Torá) que se encuentran en cada sinagoga.

Sin embargo, la Torá oral consiste en enseñanzas diseñadas para ser trasmitidas de padres a hijos, se admite que podría haber llegado a sufrir algún cambio mínimo con el tiempo.

Había una prohibición explícita de escribirla, pero debido a la persecución que vivieron nuestros sabios en la diáspora se corrió el riesgo de perder toda la Torá oral y sus enseñanzas. Por eso se decidió escribirla y fijar así su significado a lo largo de los años. El resultado es lo que conocemos actualmente como Talmud.

Los midrashim (plural de midrash) son parte de la Torá oral; son enseñanzas contadas en forma de historias, que explican pasajes y leyes toraicas. Se encuentran por toda la literatura rabínica: en el Talmud, en textos previos y posteriores al mismo y en recopilaciones especiales.

Los más conocidos son los siguientes:

Midrash Hagadol: escrito en el siglo XIII por Daniel ben Amram Adani, está escrito en verso y contiene midrashim halájicos que no se encuentran en otras compilaciones.
Midrash Rabá: Es la compilación más importante que se ha hecho de midrashim se hizo a lo largo de varios siglos, contiene historias que datan desde el sigo IV e.c. hasta relatos del siglo XIII
Midrash Tanjuma: Fue compilado en el siglo XVI, es un libro meramente de análisis.

El principal objetivo de estas compilaciones es proporcionar una interpretación correcta de los midrashim.

Se dividen en dos grupos grandes:

1) Midrash Agadá:
Son los midrashim que explican partes de la Torá de forma filosófica. Muestran información que falta de la Torá escrita. Por ejemplo: lo que soñó Jacobo antes de emprender el viaje al país de su padre, lo que vio Tzipora al hacerle la circuncisión a su hijo, lo que le dijo D-os a los astros al crearlos, entre otros. Es decir, son historias que complementan a la Torá escrita y que dan un panorama más amplio de la misma; muestran cosas de las escrituras que es difícil notar sin ellos.

Funcionan de forma alegórica, lo que quiere decir que son metáforas de conceptos. Por ejemplo, en el midrash donde se cuenta que el faraón medía más de diez metros y sus pies tenían determinada longitud, se asume que el tamaño del faraón se refiere al poder que tenía y que cada parte de su cuerpo se refiere a una parte de su reinado.

Hay quienes dan una interpretación literal a estas palabras y hay quienes no; en todo caso la alegoría funciona para cada caso, ya sea que en efecto el faraón midiera diez metros y además su estatura demostrara su poder, o que midiera lo mismo que medimos todos y su estatura fuera únicamente alegórica y no real. Todo depende del comentarista al que se lea y la interpretación que haga.

2) Midrash Halajá:
Son todas las historias que explican la ley toraica y los mandatos divinos. Es decir, son historias de los momentos en que D-os dictó ciertas leyes y por qué; o historias de los rabinos que conservaron la halajá, y por qué se decidió tomar esa medida en particular; o de cómo resolvieron cierto caso en una corte.

Por ejemplo, hay un midrash que cuenta la historia de una mujer que acusa injustamente a su esposo de serle infiel. La mujer realmente había armado el engaño presentando clara de huevo como prueba de la infidelidad del hombre; la corte rabínica desarrolló el caso y probó la falsedad de la evidencia. En esta historia, por ejemplo, se muestra la forma correcta en que se llevaban a cabo los juicios en las cortes rabínicas.

Las recopilaciones más famosas de midrash halajá son:
Mejilta derabi Ishmael y Mejilta derabi Shmón bar Iójai, que ejemplifica el sistema de estudio de la yeshiva (academia) de Ishmael ben Elisha, aclaran el origen y la conformación de algunas leyes contenidas en la Mishná y la Guemará, habla sobre los libros de Bereshit (Genésis) y Shemot (Éxodo); el Sifra, que contiene las enseñanzas de Akiva y habla sobre el libro de Vaikrá (Levítico); y el Sifrei, que habla sobre los libros de Bamidbar (Números) y Devarim (Deuteronomio).

Hay quienes sostienen que estas historias son el origen de la Halajá, sin embargo algunos rabinos importantes, especialmente Maimonides, defienden que únicamente son una forma de conectar la Torá y la Halaja, pero no tienen validez legal.