TAMER EL-GHOBASHY -DAHLIA KHOLAIF

Más de 100 familias abandonan Al-Arish después de una serie de asesinatos.

Cristianos egipcios están huyendo de la intranquila Península de Sinaí, algunos con apenas com algo ropa sobre sus espaldas, en medio de una serie de asesinatos y un llamamiento explícito por parte del Estado Islámico a sus seguidores para que ataquen al grupo minoritario.

El desplazamiento interno ha alcanzado una escala raramente vista en Egipto aparte de los desastres naturales. Unas 118 familias coptas cristianas han huido de la ciudad norteña de Al Arish—un semillero de actividad del Estado Islámico en Egipto—desde el jueves, después que un hombre copto fue tiroteado y asesinado frente a su familia, según dijeron medios de comunicación estatales y activistas cristianos.

Nadie se atribuyó la responsabilidad pero los residentes temen que el ataque fue llevado a cabo por el grupo terrorista. Siete coptos han sido asesinados en el norte de Sinaí en el mes pasado, todos los ataques no ha sido adjudicados, según medios de comunicación estatales.

“La gente está huyendo por sus vidas,” dijo Mina Thabet, directora de la organización sin fines de lucro Comisión Egipcia para Derechos y Libertades.

El éxodo llega a raíz de un video del Estado Islámico, publicado la semana pasada, donde se ordena a los seguidores atacar a los cristianos coptos. El video mostraba un homenaje al militante que ellos afirman llevó a cabo un ataque suicida en diciembre en la principal catedral copta de Cairo que mató a más de 25 feligreses, uno de los ataques más grandes en la historia de los cristianos de Egipto.

El afiliado egipcio del grupo terrorista, Provincia de Sinaí, ha atacado esporádicamente a cristianos aunque son más frecuentes los ataques a la policía y personal militar en el norte de Sinaí.

Pero el bombardeo a la catedral y el video de la semana pasada—pidiendo explícitamente ataques contra la población cristiana más grande del mundo árabe— representó un cambio drástico en su táctica.

El Presidente Abdel Fattah Al Sisi, quien llegó al poder en un golpe militar en el 2013 prometiendo restablecer la estabilidad luego de años de agitación, ha luchado para detener a los militantes.

Los cristianos, quienes conforman un 10% de la población del país, inicialmente lo apoyaron por sobre al depuesto funcionario de la Hermandad Musulmana, Mohammed Morsi, cuyo grupo es visto por muchos coptos como hostil hacia su iglesia.

Pero él ha luchado para mantener su confianza. Luego del bombardeo a la catedral, él enfrentó una crítica pública de las familias de las víctimas y de activistas coptos, quienes lo acusaron de no poder proteger a los cristianos.

El domingo, la oficina del presidente dijo que Al Sisi había ordenado al gobierno “tomar todas las medidas necesarias para proporcionar acomodo para los ciudadanos” que habían abandonado sus hogares.

Thabet dijo que algunas personas habían arribado a Ismailia—la principal ciudad más cercana, a unas 100 millas al este—cargando sólo bolsos de ropas mientras otros tenían sólo sábanas o habían dejado todo atrás. “Es una escena trágica de gente escapando con lo que sea que se las puedan arreglar para cargar”, dijo.

La mayoría habían ido a iglesias pero se les estaba proporcionando viviendas gubernamentales, en su mayoría en la provincia Ismailia, citó el diario estatal de Egipto, Al Ahram, al ministro de asuntos parlamentarios.

A cada familia le serán proporcionados aproximadamente u$s60 en ayuda de emergencia, además de acceso a educación y servicios de salud, dijo el diario.

Funcionarios eclesiásticos en Ismailia dijeron que era improbable que se detenga el flujo de gente del Sinaí, ya que aquellos que estaban llegando contaron de listas compiladas por militantes nombrando a cristianos que serían atacados.

“Los números están aumentando constantemente,” dijo un miembro de la Iglesia Evangélica de Ismailia.

Afiliados libios del Estado Islámico también han atacado a cristianos egipcios, etíopes y eritreos allí, imitando las matanzas sectarias que se habían convertido en la marca registrada del grupo en Siria e Irak, donde en el 2014 ellos establecieron un autodeclarado califato que desde entonces ha menguado bajo la presión militar.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México