EDUARDO HADJES PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Estimados amigos ¿se han fijado el asombroso silencio en torno a Israel en los medios informativos? Lógico. ¿Será que Israel está medio dormido o paralizado y, por lo tanto, no hay nada de qué informar? Lógico que no.

Israel, para alegría nuestra y desgracia de la prensa, está más pujante que nunca. Activa, creativa, realizadora y eso es una verdadera tragedia para aquellos periodistas, estadistas y gobernantes cuyo principal objetivo es encontrar qué condenar a esos “condenados judíos” que se les ocurre hacer cosas que, por más que quieran y busquen, no hay nada que condenar.

En reiteradas oportunidades hemos comentado sobre los hospitales israelíes que atienden a los pacientes palestinos en forma gratuita. La gran especialidad son los infantes que nacen con cardiopatías congénitas, los cuales, ante la nula posibilidad de vida que les brindan los hospitales de Gaza, deben recurrir a los israelíes, donde encuentran la misma atención y esmero que se les brinda a todos los ciudadanos, sin mirar religión, ideario político o color de piel. Incluso los más fieros enemigos de Israel, los grandes dirigentes de Hamás y la OLP, no dudan en enviar a sus seres queridos a estos hospitales, con la seguridad absoluta que, si la ciencia humana está en condiciones de mejorarlos, eso sólo lo pueden encontrar en los hospitales que no dudan en tratar de destruir, cada vez que su juventud sistemáticamente fanatizada, está dispuesta a inmolarse en un nuevo atentado terrorista.

Y, la gran pregunta ¿Por qué los hospitales palestinos están imposibilitados de actuar en dichos casos, si sabemos que en los hospitales israelíes trabajan mano a mano médicos judíos y palestinos, con un solo y común objetivo, que es mejorar a los pacientes que llegan en busca de su ayuda y capacidad? La respuesta, por desgracia, ya la sabemos y es terriblemente dolorosa. Ellos, los líderes de Hamás, están ocupados fabricando morteros, cohetes y túneles subterráneos bajo casas, hospitales y mezquitas, para ser ocupados en atentados terroristas en contra de Israel y su población. Así, nunca les quedará ni dinero ni tiempo como para preocuparse de la salud de su pueblo.

A poco de iniciarse la “primavera árabe en Siria”, con asombro y ante el silencio del “mundo civilizado”, nos fuimos enterando de la crueldad despiadada y desproporcionada de todos los involucrados en la gran tragedia siria, donde los muertos se deben contar por cientos de miles, siendo simplemente ignorado su número real.

Desde hace aproximadamente 3 años Israel instaló, en lugares protegidos de su frontera con Siria, hospitales de campaña donde se han ido recibiendo tanto heridos como enfermos, provenientes del otro lado de la frontera. Cuando la gravedad del paciente lo amerita, es trasladado a hospitales israelíes, donde se les atiende hasta ser dados de alta.

En sus inicios se trataba de hacer esta labor humanitaria lo más anónimamente posible. Tanto los enfermos como los heridos y, principalmente estos últimos, debían procurar que sus vecinos e incluso sus propios parientes, no supieran que habían recurrido al “enemigo” para salvar sus vidas de la crueldad de “sus hermanos”. En la actualidad ya son tantos los miles de sirios que han recurrido a estos hospitales, que ya se ha transformado en uno de los secretos más divulgados de la guerra civil siria.

Si el año 2016 va a ser recordado por algo, la tragedia del pueblo sirio en su intento por salvar sus vidas y la ola inimaginable de refugiados que el esfuerzo de supervivencia ha traído, difícilmente podrá ser superada. Miles de ellos se embarcan en cualquier cosa que flote, en un intento por llegar a Europa. Más numeroso aún, es la cantidad de desplazados que abarrotan campamentos donde se multiplican sus hacinados despojos, viviendo o, mejor dicho, tratando de sobrevivir lo mejor que les sea posible.

Este invierno ha sido especialmente riguroso en gran parte del hemisferio norte. Pareciera ser que en los lugares en que se encuentran estos campamentos, el frío y la lluvia se han ensañado en magnitudes espantosas.

Ante esta realidad, un grupo de israelíes se ha embarcado en una labor humanitaria de caracter extraordinaria. Integrándose el Movimiento HaNoar HaOved VeHaLowed (Jóvenes que trabajan y estudian) junto a Dror Israel y la Asociación Genocidio de Combate, se han dedicado a recolectar toda clase de ropa de abrigo, como frazadas, chalecos, abrigos, mantas y sacos de dormir, para ser enviados a estos campamentos. Esta extraordinaria labor, que vienen realizando desde el año 2014, ha culminado con la reciente “Operación Calor Humano” en que lograron juntar 3,000 cajas de ropa con un peso aproximado de 100 toneladas para estos refugiados sirios.

Para poder hacer llegar esta valiosa e importante carga a buen destino, sin que constituya un peligro para aquellos que se vean favorecidos con tan indispensables elementos, previo a su envío, se remueven etiquetas y cualquier elemento que pueda identificar las prendas como de procedencia israelí. Para su entrega, se recurre a instituciones de reconocida solvencia moral, no identificables con Israel, los cuales se encargan de transportar hasta Siria todo este acopio de ropa de abrigo para ser repartida ente los miles de refugiados que tanto y con tanta urgencia, requieren de dichos elementos.(*)

De esta manera, seres humanos desplazados por la perfidia de sus propios gobernantes y conciudadanos, reciben ayuda sin saber que quienes se la están enviando, son justamente aquellos a quienes han sido enseñados, desde su más tierna infancia, a ver como su peor y más cruel enemigo, a quien, si les es posible, deben tratar de aniquilar hasta que no quede rastro de su presencia en la tierra.

Definitivamente, los medios informativos tienen razón al guardar silencio con respecto a Israel, ya que no hay nada digno de ser nombrado o mencionado.

David ben Jaim

 

(*) Los datos mencionados en ésta última parte de mi comentario, los obtuve de noticias leídas en Enlace Judío de México, sin copiar textos, sólo nombres.