El nuevo presidente francés, Emmanuel Macron, ha nombrado a un político de centroderecha como Primer Ministro: Edouard Philipe, de 46 años. Se trata de un movimiento con el que espera ganarse a los moderados de entre los Republicanos, a un mes de las elecciones generales.

Philippe es definido por sus colegas como un “puro centrista”, “un ejemplo de la derecha humanista”. El nuevo Primer Ministro de Francia reúne las exigencias que Macron planteaba para el puesto: experiencia parlamentaria, pero partidario de la ruptura con la vieja política, la división entre derecha e izquierda que ha definido la escena en las últimas décadas

Nacido en Rouen, al noroeste de Francia, es diputado y alcalde de la cercana ciudad de Havre bajo la bandera de Los Republicanos. Philippe es otro puro producto de la escuela de dirigentes del país. Después de estudiar Ciencias Políticas, estudió en la Escuela Nacional de Administración (ENA). Como Macron, como Manuel Valls y tantos otros en la década de los 90, Phillipe, que militó en el PS dos años, fue un admirador de las ideas de Michel Rocard, el socialdemócrata que Mitterrand utilizó y aplastó dentro del partido.

El movimiento de Macron va a causar un nuevo sísmo entre Los Republicanos, que intentan reconstruir sus fuerzas ante la nueva cita electoral del 11 y 18 de junio. Macron ha desestabilizado al PS por la izquierda y a LR por la derecha, tal y como había pergeñado desde el principio de su ascensión política.

Edouard Philippe, que ha trabajado en el Consejo de Estado, tiene también, como su nuevo jefe, una experiencia laboral fuera de la política. Ejerció en un gabinete de abogados y en la empresa Areva. El nuevo jefe de gobierno francés reúne además un requisito importante para la nueva Presidencia: habla alemán perfectamente, tras sus años de estancia en Bonn, donde su padre dirigía el Instituto Francés.

Para algunos analistas y ciertos amigos comunes de la nueva dupla de poder, el reformista Philippe deberá osar ir más allá en materia de apertura económica, pues sería, según estas fuentes, menos liberal que el Jefe del Estado. Normal en un representante de la derecha social, a veces más estatista que muchos social-liberales del PS.

Aunquer muchos resaltan los aspectos positivos de su personalidad, también hay voces que definen a Edouard Philippe como frío, arrogante, ambicioso y distante. No hay problema; así era considerado Macron, antes lanzarse a la carrera política.

Al nuevo Primer Ministro le gusta la escritura. Es autor de dos novelas de ficción política y ha mantenido durante meses una columna en el diario de izquierda Libération. En una de ellas hablaba de Macron: “Para algunos, impresionados por su poder de seducción y su retórica reformista, sería el hijo natural de Kennedy y de Mendès-France. Lo dudo. El primero tenía más carisma; el segundo, más principios”. Macron la habrá incluido en el archivo de los ataques recibidos durante la campaña presidencial.

A partir de ahora, Philippe deberá llevar adelante las reformas que Emmanuel Macron ha anunciado. Pero su labor primordial será acercarse a los moderados, como él, de Los Republicanos, para preparar las alianzas que serán indispensables al nuevo Presidente, tras unas legislativas en las que su partido, La Republique en marche, no obtendrá la mayoría.

Fuente: El confidencial