El antisemitismo no es nuevo, ha existido en todas las épocas, en todos los países en todas las ciudades. Sin emabrgo, qué lo ocasiona, es difícil saberlo cada quién lo explica a su manera. El rabino Yaacob Meinken da una explicación bastante interesante en su discurso. Nos dice que el rechazo al judaísmo parte de un rechazo a aceptar una ley moral hecha por D-os.

El mundo moderno está tan acostumbrado a creer que las leyes y la ética la hacen los hombres que cualquier cultura como la judía que proponga una ley moral absoluta, revelada, congruente, basada en D-os, será rechazada y ocasionará desprecio. A continuación su discurso:

¿Por qué tanto odio?

¿Por qué los judíos son tan odiados? La respuesta se encentra en la perasha de esta semana. “¿Por qué se llama Monte Sinaí al lugar donde recibimos la Torá? Es la montaña donde el odio (en hebreo siná es odio) descendió sobre las naciones de mundo”. (Shabbos 99 a.)

El midrash dice que D-os le ofreció la Torá a muchas otras naciones de ese momento, pero que al descubrir que la Torá tenía leyes que prohibían el asesinato, el robo y la inmoralidad, cada nación tuvo una razón por la cual no quisieron aceptar la Torá como su ley.

Un rabino preguntó: ¿No sería más lógico que las naciones se sintieran más molestas por mandamientos incomprensibles, como las leyes del novillo rojo, que ni siquiera el Rey Salomón lo pudo entender? Cualquier nación civilizada tiene leyes que prohíben el robo y el asesinato, ¡sin ellas vivirían en la anarquía!

Sin embargo, lo que realmente les molestó es la idea de que las leyes básicas, aquellas que son centrales para el desarrollo de cualquier sociedad civil estén en las manos de D-os. Incluso el rey no está exento de ellas, no puede hacer lo que quiera. Los profetas eran muy críticos de David y Salomón, aunque como reyes hayan hecho mucho bien, incluso hayan escrito obras proféticas.

Un rey desea verse por encima de la ley, con un poder absoluto. Todos los demás no tienen permitido robar, pero él tiene dominio eminente (poder de expropiación). Nadie puede cometer asesinatos, pero él puede llamar a la ejecución real.

La idea de que nuestra obligación moral no depende de estándares o razonamientos humanos, sino de un estándar absoluto que nosotros no podemos cambiar o cuestionar es lo que las naciones encuentran más ofensivo. Ese es el sentimiento que aquellos llenos de odio no pueden tolerar.

Hitler solía decir que le honraba ser llamado un bárbaro. Su enemistad con los judíos se alimentaba de su enemistad con la idea de conciencia, a la cual llamaba un concepto judío. Decía que quería que los alemanes fueran insensibles y crueles.

Fuente: Project Genesis