“Se sentía como si el Mesías había venido”, dice Abigail Shlesinger, de 81 años, acerca del día en que Jerusalén fue liberada del gobierno jordano, hace 50 años.

Shlesinger, que proviene de una familia jerosolamita de seis generaciones, recuerda cómo era la vida en la Ciudad Santa mientras los jordanos tenían el control (1948-1967). “Fue una época peligrosa”, dijo a la agencia de noticias Tazpit. “Había zonas de la ciudad como el King George Street, donde se tuvieron construir cercas para detener las balas que los soldados jordanos disparan hacia nosotros.”

“Nos sentíamos como en estado de sitio. Era peligroso viajar en autobus o coche, porque las balas perdidas podían alcanzarnos en cualquier momento “, continúa Shlesinger.

“Cuando Jerusalén fue reunificada, recuerdo la sensación de que una parte muy pequeña de la ciudad se había convertido de pronto en grande.”

Durante el gobierno jordano, se les negó a los judíos el acceso a la Ciudad Vieja y a los lugares sagrados judíos, como el Muro de las Lamentos y el Monte del Templo, mientras que a los cristianos se les concedió un acceso limitado. Los jordanos expulsaron a todos los residentes judíos del barrio judío de la Ciudad Vieja y destruyeron 58 sinagogas y yeshivot. En el Monte de los Olivos, 38.000 tumbas judías fueron desacradas y destruidas, las piedras de las cuales se usaron para construir cercas y letrinas, así como para pavimentar las carreteras para el ejército jordano.

Shlessinger recuerda que la yeshivá de su abuelo, Torat Jaim, establecida por el Rabino Itzjak Winograd en 1886, fue la única yeshivá en la Ciudad Vieja durante el gobierno jordano que no había sido quemada. Un guardia árabe protegía y salvaguardaba los 3.000 libros sagrados y el Arca de la Torá de la Yeshivá, hasta que fue devuelta a los estudiantes cuando la ciudad fue reunificada bajo gobierno israelí.

Aunque durante tres milenios Jerusalén siguió siendo el centro de la fe judía en la época del Rey David, no fue hasta la Guerra de los Seis Días, que, por primera vez en dos mil años, la cuidad volvió bajo soberanía judía. El gobierno israelí ordenó en ese momento que, independientemente de su afiliación religiosa, cualquiera tenía derecho a visitar los lugares sagrados en Israel.

El Día de Jerusalén- Yom Yerushalayim en hebreo- conmemora el aniversario de la reunificación de Jerusalén.

“Hemos pasado de la oscuridad a la luz”, concluye Shlesinger. “Hoy agradezco a Jerusalén porque somos capaces de caminar con seguridad en las calles y rezar en el Kotel. Mis nietos llevan banderas israelíes y marchan en el desfile del Día de Jerusalén. En el Día de Jerusalén, celebramos que esta ciudad ha sido el hogar de ocho generaciones de nuestra familia”.

Fuente: Agencia Tazpit Noticias