AMOS HAREL

Los misiles de Irán contra blancos del Estado Islámico en Siria son una demostración de fuerza y un mensaje a Estados Unidos, Rusia e Israel.

En un lapso de unas pocas horas, dos acontecimientos sin precedentes ocurrieron en la guerra civil siria este domingo. Un avión estadounidense derribó a otro de la fuerza aérea siria después de que el segundo atacó posiciones de los rebeldes respaldados por Estados Unidos. Por otro lado, Irán disparó misiles tierra-tierra de mediano alcance, aparentemente contra blancos del Estado Islámico en Siria, en respuesta al doble ataque terrorista de ISIS en Teherán la semana pasada.

La guerra en Siria, que se ha prolongado más que la Segunda Guerra Mundial, continúa la metamorfosis. Lo único que no cambia es que Siria sigue siendo un escenario para la lucha de potencias regionales y mundiales por su estatus, imagen e influencia.

Hace sólo dos años, el régimen del presidente de Siria, Bashar Assad, estaba al borde del abismo. Su gobierno fue rescatado por la intervención militar rusa. La recuperación de Alepo en diciembre también le permitió a Assad retomar gradualmente el control sobre otras áreas. (A pesar de que al parecer, más tarde se produjo un choque entre Damasco y Moscú. Assad quería más ayuda rusa para avanzar más rápido, pero Putin no accedió).

Otros dos procesos ocurren simultáneamente: finalmente, la coalición internacional ha comenzado a atacar Raqqa, la capital del califato declarado del Estado Islámico en el noreste de Siria; Irán aprovechó la retirada y el atrincheramiento del grupo militante en Mosul para tratar de unir las zonas controladas por las milicias chiítas en el oeste de Irak con las áreas controladas por Assad en el este de Siria.

Sin embargo, las organizaciones suníes entrenadas y financiadas por Estados Unidos están en el medio, en la frontera entre Irak y Siria, en la mira de Irán. Eso explica los enfrentamientos en las últimas semanas cerca de al-Tanf en el sudeste de Siria.

El avión de combate sirio fue derribado en la frontera, pero más cerca de Raqqa. Mientras los estadounidenses, luchan contra el Estado Islámico, Assad, que también debería tener interés en combatir a ISIS, aprovecha la oportunidad para atacar a las organizaciones rebeldes respaldadas por EE.UU.

El fuego de misiles iraníes contra blancos de ISIS debe ser visto como una demostración de fuerza, un mensaje aEstados Unidos, Rusia y también a Israel de que Irán está dispuesto a exarcerbar la situación en Siria a fin de proteger lo que ya ha invertido para defender sus intereses estratégicos: apoyo a Assad y su influencia en Irak, Siria y Líbano.

Ahora, Estados Unidos también se ha visto envuelto en esta tensión, sin haberlo planeado y quizás sin pensarlo detenidamente. El gobierno de Trump no tiene una política en Siria más allá de actuar con más asertividad que Obama cuando se reta el poder de Estados Unidos. Por lo tanto, Trump aprobó el ataque con misiles contra una base aérea siria hace dos meses, después de que Assad utilizara armas químicas en la provincia de Idlib y sólo ayer, la coalición liderada por Estados Unidos derribó un avión sirio. Trump parece no saber o preocuparse por los detalles. La semana pasada relegó al Pentágono la responsabilidad de otro frente, Afganistán, que debe decidir cuántas tropas serán necesarias para fortalecer las fuerzas en la zona.

Los estadounidenses siempre están preocupados de involucrarse demasiado, como sucedió en Vietnam en los años sesenta. La preocupación es que las decisiones tácticas, hechas principalmente para defender intereses específicos aquí y allá, acabarán por involucrar al país en una guerra no deseada. Con Trump, esa es una posibilidad real.

Como en los años anteriores, Israel no está involucrado directamente en la guerra civil siria, pero están sucediendo cosas importantes cerca de casa. El régimen de Assad está concentrando muchas fuerzas para atacar la ciudad de Daraa en el sur de Siria, en la frontera con Jordania. Israel se preocupa de que eventualmente las fuerzas de Assad se dirijan al oeste hacia el Golán sirio, que en los últimos años ha estado controlado principalmente por grupos rebeldes sunitas. Israel advirtió que esa es una línea roja y dice que actuará para impedir que Hezbolá y la Guardia Revolucionaria de Iran se unan a las fuerzas de Assad en la frontera.

Mientras tanto, el Wall Street Journal informó que Israel ha estado apoyando a las milicias locales cerca de la frontera del Golán, pagando salarios y ayudando con armas y municiones. El propósito declarado es establecer un amortiguador que mantenga al régimen de Assad y a sus partidarios lejos de la frontera. Israel siempre ha dicho que proporciona ayuda humanitaria a los rebeldes mediante el suministro de medicamentos, alimento y ropa a los residentes, y atención médica a los heridos y enfermos. Pero Jerusalén no se ha molestado en negar los nuevos informes, lo que podría indicar que la apuesta sigue en juego, no sólo en la frontera entre Siria e Irak sino también en el Golán.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico