Venezuela encarna la tragedia contemporánea más dramática, donde se ve lo que un mal gobierno puede hacer a un país.

ENRIQUE PRESBURGER EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

Al día de hoy, en Venezuela hay desabasto de comida y medicinas, al grado de que la OMS calcula que toda la población en general ha bajado 10 kilogramos de peso en promedio. Las raciones de comida controladas están inundadas de corrupción y largas horas de espera en filas interminables, en medio de una economía que se desploma un 7.4%, y en donde el FMI anuncia una inflación de 720% en 2017, y proyecta otra de 2,068% en 2018. Las empresas han dejado de producir ante la imposibilidad de sortear los costos, y el poder adquisitivo de las personas se hace añicos de una hora a la otra.

Tras cuatro meses de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, que han dejado más de 100 muertos y miles de detenidos, la respuesta del gobierno de Maduro fue instalar un órgano denominado la “Asamblea Nacional Constituyente (ANC)”, que tendrá poderes ilimitados para reformar el Estado y cambiar la constitución, y prevé controles como los siguientes:

1. Control de pasaportes

2. Control de raciones de consumo y tenencias de dinero

3. Atribuciones ilimitadas para cambiar leyes y realizar arrestos en aras de la seguridad nacional

4. Permanencia ilimitada del Presidente

Así, la población vivirá en un régimen totalitario, que tendrá todas las atribuciones para hacer lo que le plazca.

Esta situación ha sido denunciada por la OEA (Organización de Estados Americanos), la Unión Europea, los Estados Unidos de América, y hasta por el propio Papa desde el vaticano…No obstante, a nivel real, la Unión Europea autorizó exportaciones de material armamentístico o equipamientos de materiales militares por parte de empresas europeas por valor de 2.134 millones de euros entre 2003 y 2016. Estados Unidos por su parte, ha seguido comprando petróleo del régimen Venezolano. La OEA no ha hecho más que pronunciarse en discursos moderados sobre lo acontecido en Venezuela. Es decir, que a nivel real, el mundo ha cooperado de manera indirecta al sostenimiento del presente régimen.

Es momento de cuestionarnos, cómo es que en la sociedad actual las denuncias colectivas e individuales inundan redes sociales, en contraste a una realidad atroz que permanece sin cambios y avanza en contra de todo un pueblo sin que nada pase para detenerlo.