Enlace Judío México.- Señor Embajador de la Rep. O. del Uruguay ante O.N.U.

Don Luis Bermúdez

De mi consideración:

Como ciudadano uruguayo sumamente interesado en la actuación del gobierno todo y especialmente en lo relacionado con los organismos internacionales, acabo de informarme de sus recientes palabras en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con respecto al estancamiento de las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos.

Aclaro ante todo que no soy diplomático, no he cursado ni siquiera una hora de la carrera de diplomacia, por lo cual siempre digo y escribo lo que pienso y siento, sin temor alguno a las consecuencias, ni estoy obligado a dar cuenta de mis dichos, salvo a mi conciencia. Mis únicos límites son mi educación y mi respeto.

Mi punto de vista está claramente definido por el hecho de que habiendo nacido en Uruguay y vivido allí la mayor parte de mi vida, estoy ahora radicado en Israel, por lo que todo lo que se refiera a ambos países me incumbe e influye en mi vida diaria.

Manifiesta usted que el gobierno uruguayo está preocupado por la falta de progreso de las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos. Es una preocupación muy bien fundada y muy compartida por toda la población del Estado de Israel. Creo además que gran parte de la población civil de los territorios palestinos también ansía tener paz y vivir mejor de lo que se está viviendo hoy día. Notará usted que hablo de poblaciones, de los millones de personas que vivimos en esta zona donde jamás en la Historia se conoció una paz verdadera, incluso desde épocas anteriores a la que llamamos “era cristiana”. Sepa también que el nombre “Jerusalem” significa “Ciudad de Paz”, y así fue denominada porque miles de años atrás estaba siempre rodeada de conflictos.

Usted menciona que las consecuencias de la falta de paz son humanitarias, políticas y de seguridad. Yo agrego que es mucho más que eso, y que esas consecuencias no se solucionarán con la simple firma de un documento; se precisarán siglos para borrar el odio, el afán de venganza, la prédica metida en la mente de muchos pobladores desde casi su nacimiento.

En ejercicio de la diplomacia, usted trata a ambas partes por igual. Aquí manifiesto una discrepancia, está muy bien documentado que a los palestinos (y otros musulmanes) se les educa desde niños en la cultura de la muerte y el odio, mientras que al pueblo judío se le educa en la cultura de la vida. Esto se demuestra fácilmente, lea usted libros escolares de una y otra parte y tendrá las pruebas. Reconozco que una minoría muy menor israelí, basándose en textos religiosos, tiene determinadas pretensiones geográficas que no compartimos, pero no es compartida por la inmensa mayoría que manifiesta preferir la paz a un trozo de tierra.

Si hablamos de tomar en cuenta la resolución número 2334, debemos también mencionar previamente las resoluciones de la Declaración Balfour y siguientes. Me refiero a los años 1918, 1920 y 1947, que parecería que quedaron en el olvido de los gobiernos del planeta, y que jamás reconocieron los árabes, palestinos y de muchos otros países. ¿Quiere usted más prueba que las guerras de 1948, 1956 y siguientes?
También se refiere usted a los esfuerzos de la comunidad internacional para solucionar estos problemas. Quisiera realmente saber cuáles esfuerzos son y qué país los está haciendo, porque lo único que se ve siempre es exigencias a Israel y apoyo de todo tipo a los palestinos. Últimamente me veo en la obligación de declararme a menudo “miope”, ya que hay muchas cosas de las que se habla pero jamás las pude ver o escuchar. Pero el BDS (la “compañía” transnacional de fomento a la eliminación del Estado de Israel, mal nombrada “boicot, desinversión…”) esa sí que se ve a diario y en todas partes, especialmente en Europa, el continente aquel que una vez fue la luz cultural de occidente.

Observo con curiosidad la incongruencia internacional: en la zona más peligrosa de Jerusalem el gobierno israelí instala medidas de seguridad para evitar actos terroristas y el mundo le exige a Israel eliminarlas “para lograr tranquilidad” (¡¡tranquilidad para los siguientes terroristas!!). En cambio hoy en día el debate es por qué los catalanes no instalaron medidas de seguridad en la Rambla de Barcelona, que podrían haber evitado el último (hasta hoy) atentado.

Me parece excelente que el gobierno uruguayo se preocupe por Gaza, donde prevé una “catástrofe humanitaria y el fomento del extremismo en toda la región”. Pero me permito hacer un breve análisis histórico de Gaza.
Gaza estaba en manos egipcias hasta que en la guerra de 1967 Israel conquistó militarmente tanto Gaza como todo el Sinaí. Vivían allí musulmanes pero también familias judías con muchos siglos de antigüedad. Cuando se logró la paz con Egipto, Israel devolvió íntegramente el Sinaí (3 veces la superficie de Israel) y también quiso entregar Gaza. Fue el gobernante egipcio Sadat quien se negó a aceptarla. En una decisión que le costó la vida, el primer ministro Ariel Sharon retiró por la fuerza hasta el último judío que habitaba en Gaza. Cuál fue el logro de esta decisión?: irrumpió Hamas, matanzas terribles entre palestinos de Hamas y palestinos de su rival, la Autoridad Palestina, dictadura extremista de Hamas contra su propio pueblo, hambre, miseria, muertes indiscriminadas, todo entre palestinos.

Pero también un “detalle”: a partir de ese momento misiles contra poblaciones israelíes todos los días durante muchos años, hasta que obligaron al ejército israelí a enfrentar esta guerra. Hasta hoy, esporádicamente, algún misil atraviesa la frontera desde Gaza hacia Israel. ¿Qué les devuelve Israel a cambio?: ayuda humanitaria diaria, asistencia médica, agua potable y energía eléctrica.

“Nos sigue preocupando la grave crisis que sufre su población producto de un proceso acumulativo de muchos años signados por las consecuencias de conflictos armados, y la negligencia de sus propias autoridades”. Muy correctas sus palabras, por primera vez veo que alguien que no es parte de Israel menciona la culpabilidad de “sus propias autoridades” (palestinas de Hamas).

En cuanto a “mediación internacional”, nunca existió, solamente hubo declaraciones flechadas en favor de los palestinos, exigencias únicamente al gobierno israelí, y desconocimiento total de las originales declaraciones ya mencionadas donde surgía la idea de dos naciones para dos pueblos, aceptada por el pueblo judío y rechazada siempre por el otro bando (en realidad bandos en plural). Cuando el ejército israelí comenzó a frenar los bombardeos desde Gaza, APROXIMADAMENTE 15.000 MISILES, MAS ATAQUES TERRORISTAS DESDE EL MAR Y DESDE SUS TUNELES, el mundo entero exigió UNA RESPUESTA PROPORCIONAL. ¿Se da cuenta que si la respuesta israelí hubiera sido verdaderamente proporcional, de Gaza habría quedado solamente su nombre?

En cuatro oportunidades claras, los palestinos podrían haber logrado un Estado. Simplemente rechazaron todas esas posibilidades.

En 1936, durante el Mandato Británico de Palestina, se formó la Comisión Peel, que al año siguiente recomendó la partición de Palestina. Fue aceptada por la parte judía pero rechazada por la parte árabe.

En 1947 las Naciones Unidas aprobaron un nuevo plan de partición. Fue en el período en el que Uruguay estaba representada por el Dr. Enrique Rodríguez Fabregat. Fue aceptada por la parte judía pero rechazada por la parte árabe.

En 1948, basados en esta resolución, se declaró la independencia del Estado de Israel. Los árabes simplemente invadieron estas tierras militarmente, para echar a todos los judíos al mar, nunca para obtener un “estado palestino” como dicen querer ahora. Lamentablemente para Israel, invadieron conjuntamente todos los países árabes vecinos pero sumados a países musulmanes que ni siquiera tenían fronteras con Israel. Lamentablemente para los palestinos, la coalición militar árabe perdió la guerra. Seguimos sin entender por qué no fundaron entonces un estado palestino; en vez de eso el territorio que les hubiera correspondido y que hoy reclaman, quedó en manos de Jordania y Egipto. Nunca les reclamaron a ellos lo que nos reclaman ahora a nosotros, nunca hablaron de independencia, nunca habían mencionado un pueblo “palestino” antes, ni inventado las actuales fantasías de que esta zona fue de ellos desde miles de años atrás.

En el mes de julio del año 2000, en Camp David, Estados Unidos, el presidente norteamericano Bill Clinton junto al Primer Ministro israelí Ehud Barak, presentaron a Yasser Arafat, cabecilla en ese entonces de la Autoridad Palestina, un plan de partición donde se satisfacía prácticamente todas las exigencias palestinas, incluyendo la división de Jerusalem, tema candente hasta la fecha. El resultado fue que Arafat no aceptó la oferta, ni presentó un plan diferente. Simplemente se retiró y comenzó otra guerra donde resultaron más de 1.000 israelíes muertos y más de 10.000 heridos.-

En el mes de setiembre del año 2008 el gobierno de Israel bajo el mando del Primer Ministro Ehud Olmert entregó al nuevo gobernante de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, una nueva oferta, más generosa aún, donde incluía además de la división de Jerusalem otras ofertas, en síntesis: la Cisjordania completa, y los lugares más sagrados del judaísmo a una comisión que se formaría con miembros de Arabia Saudita, Estados Unidos, Jordania, y también Palestina e Israel. Israel abandonaría así su dominio sobre el Muro de los Lamentos y dejaba en peligro de ataques militares a una parte del Valle del Jordán. Se complementaba con un canje de un 6% de tierras y la construcción de un túnel para unir Cisjordania con Gaza. Se cumplen 9 años de esta oferta y el Sr. Mahmud Abbas aún no respondió si le gustaba o no.

Quienes somos ciudadanos israelíes tenemos hoy ciertas dudas:
a) ¿Realmente quieren los palestinos dos estados para dos naciones?
b) ¿Quieren un solo Estado y que sea “judenrein (libre de judíos)?
c) ¿Quieren un Estado palestino? ¿Dos Estados palestinos (Gaza sería el segundo)?
d) ¿Quieren seguir como toda su historia, gobernados por cualquiera, o por nadie, con tal de que no
existan judíos en la zona?
e) ¿Mahmud Abbas quiere que gobierne Hamás, Hamás quiere que gobierne la Autoridad Palestina?
f) ¿Quién firmará el acuerdo Israel-Palestina por parte de Palestina?
g) ¿Estaremos vivos usted y yo para verlo?

Pero tengo una duda más grande aún, que es el uso del término “región” cuando lo veo en declaraciones de políticos y diplomáticos, sobre todo cuando hablan de que habrá paz en la región cuando se solucione el conflicto israelí-palestino.

Me refiero a que, si la “paz en la región significará”:

-Hezbolá abandonará las armas y se dedicará al cultivo de vegetales en Líbano y adyacencias, utilizando los 120.000 misiles hoy apuntando a Israel como tutores de los futuros viñedos y olivares;

-Siria e Irak no pelearán más y sus ejércitos se convertirán en cultivadores de colmenares;

-Afganistán y Pakistán abrirán más escuelas para la enseñanza de tolerancia y pluralismo;

-La familia real saudí se sentará a tomar el té con el Ayatola Hamenei, invitando también a Erdogan, que formará su comitiva con todos los kurdos que viven cerca;

-Corea del Norte festejará la navidad enviando misiles llenos de chocolates y otras golosinas a Corea del Sur, Japón y la Casa Blanca;

-China firmará la independencia de Tibet y agasajará al Dalai Lama.

Tal vez sí, tal vez las Naciones Unidas y otros organismos y gobernantes dejarán finalmente de usar sus anteojeras, olvidarán que el conflicto entre Israel y los palestinos lo crearon ellos (en especial Gran Bretaña y Francia), lo solucionarán las dos partes directamente si algún día es posible, y mirarán hacia los verdaderos problemas que tiene la humanidad.

Me despido de usted con el mayor de mis respetos.

Mauricio Aliskevicius, uruguayo-israelí