Enlace Judío México – Una premisa moral que encontramos en varias historias es que así como tratamos a los hombres somos tratados por D-os. No podemos pedir perdón, si nosotros mismos no perdonamos, no podemos pedir bondad si se nos dificulta abrir la mano para dar al prójimo. La siguiente historia jasídica es una forma muy bella de demostrar como D-os nos corresponde. Esperamos les guste.

El destinatario

Un judío viendo que Susia era muy pobre, introducía todos los días un billete de veinte talers entre sus filacterías, para que tuviera con qué alimentar a los suyos. Desde entonces, el judío sólo conoció la prosperidad. Cuánto más poseía, más daba a Susia, y cuánto más daba, más poseía.

Un día ocurriósele, que Susia sólo era un discípulo del gran predicador, si el don hecho a un discípulo se remuneraba con mano tan pródiga, ¡qué riquezas no ganaría, obsequiando al mismo maestro! Fuése, pues, a Meritsch y consiguió, después de muchos ruegos, que rabí Ber le aceptase un donativo. Desde ese momento sus negocios le fueron de mal en peor y perdió, finalmente, toda su fortuna. Buscó entonces a rabí Susia y le pidió que le explicará el enigma: ¿Acaso no le había dicho el mismo que el maestro superaba a sus discípulos?

Susia le contestó:

– Mientras dabas y no mirabas a quién, D-os daba y sin mirar a quién, pero cuando empezaste a buscar para tus donaciones destinatarios más selectos, D-os hizo lo mismo.

Fuente: Raíces